El Movimiento por la Soberanía Alimentaria ha pedido este sábado al Gobierno de Nafarroa la paralización de las macrogranjas

«Las políticas agrarias y económicas llevadas a cabo en Navarra en las últimas décadas, han provocado un cambio de modelo agrario hacia la ganadería industrial, una ganadería productivista, estabulada, desvinculada de la tierra, con un número de animales por explotación sin límites», ha señalado.

Y ha advertido de que esto ha hecho que «proliferen las macrogranjas, con el objetivo de producir mucho, rápido y a precio barato, sin tener en cuenta las consecuencias ambientales, sociales, económicas o sanitarias».

Por eso a día de hoy «es difícil comer cerdo, pollo, gallina o leche de vaca de ganadería extensiva ligada a la tierra en Navarra, porque están acabando con ella», ha censurado el movimiento, que ha alertado de que que esta semana el Gobierno de Iruñea ha autorizado doblar el número de vacas de la macrogranja de Caparroso, de 3.450 a 7.200.

Unas instalaciones que, según ha denunciado, «consumen grandes cantidades de energía, agua, piensos transgénicos y emiten toneladas de residuos como purines, que contaminan el suelo y el agua o gases que contribuyen altamente al cambio climático, además de destruir la biodiversidad y los recursos necesarios para la vida».

Además, «requieren grandes inversiones que sólo pueden hacer grandes productores y las pagamos entre todas y todos, ya que están fuertemente subvencionadas con dinero público», y generan «muy poco empleo y precario». «Eliminan a las pequeñas productoras que continúan desapareciendo año tras año y así los pueblos se vacían», ha añadido.

Asimismo, ha alertado de que las macrogranjas provocan acaparamiento de tierras, animales en condiciones «indignas», «riesgos para la salud pública» y un «uso abusivo medicamentos y antibióticos».

Por todo ello Soberanía Alimentaria exige al Ejecutivo «el cese del apoyo a la agricultura y ganadería industrial, la paralización de nuevas macrogranjas así como de aquellas que están incumpliendo la ley», y la «reorientación de las políticas públicas para fomentar una transición agroecológica hacia un sistema agrario a pequeña escala que produzca alimentos sanos y de calidad a la vez que cuida el territorio».