Iñigo Garcia Odiaga
Arquitecto

«Rurbano»

En la periferia de las grandes ciudades aparecen lugares indeterminados, espacios que no pueden ser bien explicados ni desde la ciudad, ni desde el campo, y que al mismo tiempo pertenecen a ambos mundos. Lugares que tienen la capacidad de hibridar ambos entornos aprovechando las mejores técnicas que puedan transitar entre ambas esferas. Algunos han bautizado estos entornos como ‘rurbanos’, un espacio mestizo que es la suma de lo rural y lo urbano.

El último proyecto del estudio de arquitectura francés Tank Architectes, un complejo residencial de 55 viviendas, ejemplifica bien esa ambigüedad territorial en la periferia de Nantes. Bajo un revestimiento de madera, un material tradicional en la región, y siguiendo la lógica espacial del paisaje, el proyecto permite que cada vivienda mantenga cierta privacidad, al mismo tiempo que se relacionan con la naturaleza, el bosque y el río que cierran la parcela.

Las 55 unidades de vivienda se desarrollan sobre un prisma rectangular alargado con una sucesión de cubiertas a dos aguas que tratan de aunar dos mensajes diferentes, por un lado la gran pieza alargada propia de las manzanas urbanas, y por otro lado la fragmentación de cada una de las cubiertas que en el fondo narra la volumetría de cada una de las viviendas.

Teniendo en cuenta que más del 50 por ciento de la población mundial vive ahora en ciudades, este desarrollo aborda una preocupación con respecto al futuro del medio ambiente en las áreas sub-urbanas y tiene como objetivo aumentar el sentido de sostenibilidad de la comunidad, al mismo tiempo que se preserva la singularidad del contexto en el que se asienta.

Inicialmente el planeamiento del solar estaba destinado a acomodar un grupo de casas independientes. Las encuestas cuentan que el 82% de la población francesa prefiere vivir en casas individuales, aunque este modelo de desarrollo urbano provoca una inmensa expansión territorial y aumenta los costes y tiempos de transporte, la gestión de residuos o los servicios urbanos. En esta expansión urbana sin medida, la tipología de una casa unifamiliar multiplicada por cada familia, a menudo resulta una clara oposición al marco naturaleza y a los paisajes existentes.

En cambio, este proyecto residencial, diseñado por Tank, es el resultado de dos edificios distintos que operan de forma independiente el uno sobre el otro. Esta estrategia urbana ha permitido acoger y preservar las características ambientales del sitio y diseñar un área de vivienda colectiva en la que la vivienda individual conserva las cualidades domésticas de una casa unifamiliar, comodidad e intimidad, espacios de vida óptimos y una relación cercana con la naturaleza.

Entorno natural. Situada en un terreno inclinado, la parcela se caracteriza por la diversidad de ambientes naturales como un bosque y un prado. El pequeño bosque y el arroyo que atraviesa la parcela permanecen intactos en el proyecto y forman la parte más salvaje del paisaje. Accesible a través de una rampa, una pasarela permite a los habitantes atravesar este ámbito mientras conecta el proyecto con el lugar. Esta lectura y recomposición del paisaje logra que arquitectura y naturaleza convivan dando como resultado una intervención en la que lo edificado no se impone a lo natural.

Insertado en la pendiente, el edificio está diseñado como un volumen simple que se involucra en un juego sutil, que transforma sus fachadas en terrazas al sur y al oeste. A través de su sencillez formal, la porosidad de los volúmenes y el revestimiento de madera, el proyecto busca retener y complementar la belleza del hábitat natural existente, para formar un ambiente mixto y equilibrado.

La estructura cuenta con tres niveles sobre un área de estacionamiento subterráneo. Las unidades de vivienda comprenden cinco configuraciones diferentes con espacios de doble altura y terrazas privadas. Su planta flexible y de orientación múltiple ayuda a que los interiores se beneficien de la luz natural, las vistas amplias y unas extensiones naturales hacia el exterior, brindando a los habitantes una espacialidad más generosa y una vida cotidiana más placentera. El proyecto presta además especial atención al uso de la luz en todo el edificio. Las escaleras principales cuentan con amplias aberturas que llevan el exterior al interior.

La sensación de tranquilidad doméstica se acentúa aún más mediante el uso de la madera, que articula la fachada. Teniendo en cuenta el clima de la región del Loira Atlántico, el edificio está revestido de madera de pino, que resiste la penetración de la humedad y que envejecerá con el tiempo, lo que acentúa aún más la relación íntima del edificio con su entorno natural.