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El vicepresidente William Ruto gana las presidenciales en Kenia

El vicepresidente saliente de Kenia, William Ruto, ha sido declarado ganador de las elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto, en un ambiente tormentoso marcado por desacuerdos dentro de la Comisión Electoral y el estallido de algunos actos violencia en las protestas.

El actual vicepresidente y ganador de las elecciones presidenciales, William Ruto.
El actual vicepresidente y ganador de las elecciones presidenciales, William Ruto. (Tony KARUMBA | AFP)

Tras una interminable espera de seis días, William Ruto, hasta ahora vicepresidente de Kenia, ha sido declarado ganador de las elecciones presidenciales con el 50,49% de los votos frente al 48,85 % de su principal rival, el histórico opositor Raila Odinga, según el presidente de la Comisión Electoral (IEBC).

En un país históricamente marcado por las tensiones comunitarias, es el segundo miembro de la etnia Kalenjin en convertirse en jefe de Estado desde la independencia en 1963.

Sucede a Uhuru Kenyatta, un kikuyu, para ser el quinto presidente de Kenia después de una de las elecciones más reñidas en la historia de su país.

«Voy a trabajar con todos» los líderes políticos, en un país «transparente, abierto y democrático», ha asegurado Ruto en un discurso televisado tras hacerse público el resultado.

«No hay lugar para la venganza» ha añadido, señalando que Kenia «se encuentra en una etapa en la que necesitamos a todos en cubierta».

«Proceso opaco»

A primera hora de la tarde, desde el centro de cómputo nacional de la Comisión Electoral su presidente, Wafula Chebukati, ha anunciado la victoria de William Ruto con 7,17 millones de votos frente a los 6,94 millones de Odinga. En un contexto de extrema presión, el presidente de la IEBC también ha afirmado haber sufrido «intimidación y hostigamiento».

Muestra de esta tensión, minutos antes de este anuncio, cuatro de los siete comisionados del IEBC han realizado una inesperada conferencia de prensa en un hotel de Nairobi, diciendo que rechazaban los resultados, lo que, sin embargo, no les da poder para anularlos.

«Debido a la naturaleza opaca del proceso (...) no podemos responsabilizarnos de los resultados que se anunciarán», ha señalado la vicepresidenta de IEBC, Juliana Cherera.

En Eldoret, bastión electoral de Ruto, una multitud de varios miles de personas ha estallado en alegría, llegando algunos a olvidarse de escuchar el discurso de su líder, cantando o rezando con la mirada fija en el cielo, mientras moto-taxis hacían sonar sus cuernos por la ciudad.

«Es la victoria de toda la gente que está al pie de la escalera, los boda-bodas, las mama-mbogas» que venden verduras a los lados de la carretera, se felecitaba Winnie Ndalut, profesora de biología de 35 años.

Sin embargo, se han producido actos de violencia en algunas áreas populares de la capital, Nairobi, incluidas Mathare y Kibera, dos bastiones de Odinga.

En Kisumu, otro de sus bastiones, la Policía ha disparado gases lacrimógenos contra los manifestantes que lanzaban piedras y levantaban barricadas con piedras de gran tamaño. Algunas tiendas han sido saqueadas.

Desde 2002, los resultados de todas las elecciones presidenciales han sido cuestionados en Kenia. La de 2017, que ganó Odinga, incluso fue anulada por el Tribunal Supremo.

Diez años antes, la impugnación de los resultados de las elecciones presidenciales, también por parte de Odinga, había dado lugar a enfrentamientos interétnicos que dejaron más de 1.100 muertos y cientos de miles de desplazados.

Coste de la vida

Durante la campaña, Odinga y Ruto, que se conocen bien por haber sido aliados en el pasado, dijeron que respetarían los resultados de elecciones libres y justas y se comprometieron a llevar cualquier queja a los tribunales.

Odinga tiene siete días para recurrir ante el Supremo, algo probable dada la pequeña diferencia de votos –alrededor de 233.000– y la declaración de su compañera de fórmula Martha Karua en Twitter: «No se acaba hasta que se acaba».

Antes que ella, un miembro de su coalición Azimio la Umoja, Saitabao Kanchory, había hablado de 'hackeo' e irregularidades durante unas elecciones que, según él, son «quizás las peor gestionadas en la historia de nuestro país».

La papeleta electoral, que también incluyó elecciones legislativas y locales, estuvo marcada por una participación del 65%, frente al 78% de 2017.

Cierta desilusión con la política pero también con la actual subida de precios dominó la campaña electoral. La pandemia y luego la guerra en Ucrania han golpeado duramente este motor económico regional que, a pesar de un crecimiento dinámico (7,5 % en 2021), sigue siendo muy desigual.

Además de una inflación del 8,3% en julio, el país sigue golpeado por la desigualdad y ka pobreza (tres de cada diez kenianos viven con menos de 1,90 dólares al día).