Pello Guerra

Mujeres vascas pioneras en la Medicina: combatir la enfermedad y el machismo

Combatir la enfermedad y el machismo eran los dos retos a los que se enfrentaban las mujeres pioneras en la Medicina en el Estado que se licenciaron a comienzos del siglo pasado. Cuatro de ellas eran vascas y estas son sus historias, recogidas en un libro publicado por el Colegio General de Médicos.

María del Carmen Gullón y Ticiana Iturri.
María del Carmen Gullón y Ticiana Iturri. (COLEGIO GENERAL DE MEDICOS)

Varias vascas figuran en un libro sobre las mujeres pioneras en la Medicina del Estado español que ha publicado el Colegio General de Médicos y donde se recogen unas historias que muestran cómo tuvieron que combatir tanto la enfermedad como el machismo.

En realidad, luchar contra esos prejuicios ya les resultaba necesario incluso para acceder a la universidad, como se recuerda en la obra, en la que se destaca que Concepción Arenal «tuvo que disfrazarse de hombre para acudir a las clases de Derecho en 1842».

En aquella época, las carreras eran «largas y caras, a lo que se les debía sumar los costes de desplazamiento y alojamiento si no se residía en la ciudad donde se encontraba el centro». La universidad estaba «enfocada a las clases medias y altas», y «reservada al género masculino, aunque no existía ningún obstáculo legal, en teoría, que imposibilitara la entrada de la mujer. No obstante, si no existía tal prohibición era porque ni siquiera se consideraba la posibilidad de que la mujer se formara en estudios superiores».

El acceso de la mujer a la universidad en total igualdad de condiciones no se produjo hasta el 8 de marzo de 1910, mediante una norma de Emilia Pardo Bazán como consejera de Instrucción Pública.

Esta medida impulsó la llegada de mujeres a las aulas universitarias, entre ellas a las de Medicina, una de las cinco carreras que daban lugar a un título y a una profesión titulada. Esa incorporación fue cogiendo cuerpo a mediados de los años 20 del siglo pasado, pero especialmente durante la siguiente década, hasta el estallido de la guerra del 36 y la posterior dictadura.

En esos años se licenciaron en Medicina cuatro mujeres vascas que son recordadas en el libro del Colegio General de Médicos como pioneras en este ámbito.

Consultorio médico de los años 40 en Gipuzkoa. (FOTOTECA DE KUTXA)

«Mala compañera» por aceptar una plaza

Una de ellas era la alavesa María del Carmen Gullón, que se licenció en Medicina y Cirugía. El 16 de noviembre de 1920 envió una carta al Ayuntamiento de Lezama en la que solicitaba la plaza de médica titular que estaba vacante en esa localidad. En esa misiva recordaba que en junio de ese año había finalizado la carrera y señalaba que «no creo que mi condición de mujer sea obstáculo para mi nombramiento».

Unos meses más tarde, concretamente el 17 de enero, la Junta Municipal del Consistorio acordó por mayoría de nueve votos contra dos adjudicarle la plaza de médica titular, aunque su padre fue el encargado de la firma del contrato y de asumir su cumplimiento.

Dos días después, el Colegio de Médicos de Araba, que también participaba en este tipo de cuestiones, adoptaba un acuerdo por el que le señalaba que «no acepte la plaza de médica titular de Lezama».

Gullón no acató ese mandato y tomó posesión de la plaza, lo que hizo que en febrero de 1921, la organización colegial la insertara en la sección de «malos compañeros» de la revista de Medicina del herrialde.

Un año más tarde de empezar a trabajar como médica titular del Ayuntamiento, renunció a la plaza y fue ‘rehabilitada’ por el Colegio.

Primera mujer colegiada en Bizkaia

Precisamente ante su Colegio de Médicos, pero en este caso de Bizkaia, se presentó una queja contra Ticiana Iturri, otra pionera vasca en la Medicina. Originaria de Portugalete, tras contar con consulta propia en Madrid obtuvo plaza en la Dirección Provincial de Sanidad de Bilbo, donde también abrió una consulta antes de hacerlo en Begoña.

Iturri se convirtió en 1932 en la primera mujer colegiada en Bizkaia. Tres años más tarde, el director de la Casa de Maternidad, Carlos Mendaza, le denunció ante el Colegio de Médicos alegando que una comadrona ejercía como médica. Aunque desde esa institución le confirmaron que contaba con la correspondiente titulación, Mendaza insistió, lo que le valió ser reprendido por el colegio.

La médica es recordada por su labor de divulgación de la higiene materno-infantil entre profesionales de la Medicina, de Enfermería y auxiliares.

Pilar Lois y Ascensión Áriz. (COLEGIO GENERAL DE MÉDICOS)

Gipuzkoa

En Gipuzkoa, la primera mujer médica colegiada fue Pilar Lois Acevedo, quien ejerció su profesión en Hego Euskal Herria aunque era originaria de Madrid. Se licenció en Medicina en el año 1936, siendo tres las mujeres en su promoción, aunque Lois fue la única que trabajó como médica.

En Donostia atendía los casos a domicilio que le proporcionaban algunos compañeros y también los avisos que le pasaban los serenos de la ciudad. Terminó abriendo una consulta en la Avenida de la Libertad.

Nafarroa

Y en Nafarroa, el libro sobre las mujeres pioneras en Medicina recuerda la figura de Ascensión Áriz, nacida en Iruñea en 1911. Tras estudiar Medicina en Madrid y la especialidad de Pediatría y Puericultura entre esa ciudad y Zaragoza, en 1935 se convirtió en la primera mujer colegiada del herrialde.

Además de ser presidenta del Consultorio de Niños de Iruñea en los años 50, tenía consulta en la plaza Príncipe de Viana, donde atendió a niños y niñas de la ciudad aquejados de las dolencias motivadas por las condiciones de vida generadas por la guerra y la dura posguerra.

Áriz llegó a dirigir el Servicio de Pediatría en la Residencia Virgen del Camino. En 1974, con más de 60 años, superó un proceso de oposición y obtuvo un puesto de supervisión de la salud y la higiene de los niños.

Promoción de la mujer

También figura en el libro sobre pioneras Juana García Orcoyen, nacida en 1901 en Estenotz y hermana del médico al que está dedicado el hospital de Lizarra, quien se decantó por la Medicina para acompañar a Juana a la facultad. Fue la primera navarra en obtener el título de licenciada en Medicina, que consiguió en 1925.

En 1932 se casó con un compañero de estudios, Álvaro López Fernández, con quien se asentó en Valencia. Su marido prestó servicios como cirujano en el frente de Teruel durante la guerra del 36, mientras García Orcoyen y sus hijos eran protegidos por las milicias anarquistas de la Columna de Hierro.

Tras la conflagración, López fue condenado a muerte, aunque posteriormente la sentencia fue revocada. Estuvo inhabilitado hasta 1944 y su esposa pasó a ser la titular de la consulta privada.

García Orcoyen falleció el 29 de noviembre de 1983 tras donar a la Diputación de Nafarroa los documentos académicos de su carrera «en cuanto puedan servir como datos para documentar la pequeña historia de mi tierra con relación a la promoción de la mujer». Una plaza del barrio iruindarra de Sanduzelai lleva su nombre.

Operación realizada en el Hospital de Nafarroa en los años 30 del pasado siglo. (DIPUTACIÓN DE NAFARROA)