Diez meses de prisión por otro caso ha pedido la Fiscalía para el portero de discoteca que se encuentra en la cárcel por la muerte de un joven en Gasteiz.

El Juzgado de lo Penal número dos de la capital alavesa ha celebrado este miércoles la vista oral contra este portero de discoteca por unos hechos ocurridos la madrugada del 9 de abril de 2023, cuando se encontraba trabajando también como portero en un local de Gasteiz.

La denuncia la presentó un hombre que le acusó de impedirle el acceso al local y de agredirlo, lo que le produjo una brecha en la ceja. El acusado ha mantenido que fue el denunciante el que se cayó a las puertas del local dado su estado de embriaguez.

La trayectoria del acusado

Durante la vista ha estado presente que el acusado tiene otros tres procedimientos penales por hechos similares, entre ellos el que acabó con la vida de un joven en febrero.

La fiscal ha hablado de la «trayectoria» de este portero de discoteca por estos antecedentes policiales, «todos por lesiones» por hechos vinculados con su actividad profesional y que por uno de ellos se encuentra en prisión provisional.

A juicio del Ministerio Público, esta situación demuestra que el acusado «no es una persona pacífica».

La defensa del acusado ha dicho que el caso que se ha enjuiciado este miércoles y que ha quedado visto para sentencia «nada tiene que ver con otras causas» y que si se relacionan en esta, es «cargarse la presunción de inocencia».

Versiones diferentes

Durante la vista oral, el acusado y el denunciante han ofrecido versiones con detalles diferentes a las que dieron en su día tanto a la Policía como en la instrucción del sumario.

El acusado ha asegurado que no empujó al denunciante y que le impidió la entrada porque antes le habían sacado del local porque unas chicas pidieron ayuda, ya que había hecho tocamientos a una de ellas.

Al intentar volver a entrar, según la versión del portero, este le negó el acceso, a lo que el denunciante respondió con insultos. El primero, ha sostenido, le «acompañó con el brazo, sin empujarle», para que se alejara de la puerta y en ese momento, tropezó y cayó al suelo.

La víctima ha negado que le sacaran del establecimiento por propasarse con una chica y ha dicho que salió para fumar y que al intentar volver, el portero se lo impidió.

En un momento dado, ha asegurado, recibió un fuerte golpe –no ha sabido precisar en qué parte del cuerpo– que le hizo caer al suelo, aunque ha reconocido que no vio quién se lo propinó. Tuvo que ser asistido en urgencias por una brecha en una ceja y erosiones en una rodilla.

Sin testigos de la agresión

Un amigo de la víctima ha declarado en el juicio que tampoco vio quién lo golpeó, pero que «intuyó» que había sido el portero del local, porque se lo dijo su amigo y por las «circunstancias».

Los policías locales que acudieron al lugar han asegurado que la persona que presentaba una herida en la ceja se encontraba «muy influenciado» por sustancias tóxicas, que les relató que había recibido un puñetazo en la cara y que el portero les explicó que le había rodeado con sus brazos para sacarle del lugar y que, al soltarle, tropezó y cayó al suelo.

Las chicas que pidieron ayuda a los porteros del local porque el denunciante había hecho tocamientos a una de ellas han sostenido que el portero encausado se mostró tranquilo en todo momento y que el denunciante estaba «borracho y drogado», aunque tampoco estuvieron presentes en el momento en el que este se lesionó.

La Fiscalía ha mantenido su petición de diez meses de prisión por un delito de lesiones al considerar que el portero del local propinó un golpe a la víctima y que cayó contra el suelo, aunque tampoco ha descartado que se hubiera tratado de un puñetazo.

Ha reconocido las «contradicciones» en su relato de la víctima, que ha renunciado a una indemnización, por las circunstancias en las que sucedieron los hechos, de madrugada, con alcohol por medio y con un hecho violento, pero ha destacado que en ningún momento ha dicho que se cayera él solo.

La defensa ha pedido la libre absolución porque, a su juicio, no ha habido ni un solo relato que destruya la presunción de inocencia, sino que las pruebas de cargo son las de dos personas que reconocen que no vieron a su cliente golpear al denunciante.