Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

¿Qué ocurre con las bicis que nadie reclama del depósito? Iruñea ha dado con una solución

La segunda edición del proyecto Reciclo del Ayuntamiento de Iruñea acaba de ponerse en marcha. Un taller formativo con personas desempleadas se encarga de mantener el parque municipal de bicis de la ciudad y repara (o desguaza) las que se recogen de las calles para fines solidarios. 

Stelian y Youssef, trabajando en el taller Reciclo.
Stelian y Youssef, trabajando en el taller Reciclo. (Iñigo URIZ | FOKU)

De las calles de Iruñea se recogen unas 300 bicis que nadie reclama al cabo de un año. «Es casi una cada día», sostiene Juanjo Iriarte. Él es el formador de un grupo de seis personas demandantes de empleo que trabajan arreglando bicis en un taller de propiedad municipal en Buztintxuri, cerca del Refena.

Tras un parón de varios meses, el Ayuntamiento retoma el proyecto Reciclo. La idea es que este taller se encargue del mantenimiento de las bicicletas del ayuntamiento (excluyendo las eléctricas, dado que se trata de un modelo privatizado de la etapa de UPN) y también recuperen tanto bicis donadas como aquellas que se amontonan en los depósitos de la grúa.

El día en que NAIZ visitó el taller, esperaban la primera tanda de 25 bicicletas retiradas de las calles. Habían solicitado que fueran infantiles, porque ya tenían un destinatario perfilado, o de barra baja, ya que pretenden renovar las que se usan en los cursos de andar en bicicleta que realiza el Ayuntamiento de forma periódica y la barra baja es más adecuada para principiantes. 

«Hay 16 bicicletas para hacer los cursos de aprendizaje y todas estaban sin revisar hasta que pasaron por aquí. Ahora les vamos a preparar unas específicas para ellos», explica Iriarte. Además de eso, han revisado y enviado bicis recicladas al servicio de jardines del Ayuntamiento, al servicio de movilidad y han puesto a punto el parque de bicicletas que usan los policías municipales. 

Juanjo Iriarte, instructor del taller municipal de mantenimiento y restauración de bicicletas. (Iñigo URIZ | FOKU)

«Queremos encargarnos de todo lo que tenga ruedas como carretillas y sillas de ruedas. También nos han llegado cosas de objetos perdidos, como carritos de bebé, que pueden acabar dando servicio en pisos del Ayuntamiento o en programas del Servicio de Infancia», indica.

Youssef Cherif es una de las personas que participa en el curso formativo como demandante de empleo. Llegó de la zona de Marrakech al Estado español hace 29 años y está afincado en Iruñea desde hace 16.

Dice estar encantado con el proyecto y que está aprendiendo mucho. Antes de estar aquí ha sido encofrador, albañil o montador de placas solares. Pero muchos de sus oficios anteriores exigen de un esfuerzo físico que, cuando se alcanza cierta edad, resulta inasumible.

«Queremos encargarnos de todo lo que tenga ruedas, como carretillas y sillas de ruedas», asegura Iriarte, responsable del taller Reciclo

Stelian, de origen rumano, ha pasado antes por Extremadura y Sevilla. A Iruñea llegó en 2012. Le han operado varias veces del corazón y tiene una salud delicada, que complica su empleabilidad. En este tipo de reparaciones ha encontrado algo que le gusta y a lo que no le importaría dedicarse. 

Iriarte, que ejerce de instructor, está continuamente pensando mejoras en el taller. Por ahora, hay tres mesas con herramientas y cada una tiene asignada un color y unos peones, con la idea de que todo esté bien organizado y entiendan cómo se mantiene la herramienta siempre a mano. 

«Cuando empezamos esto era una bajera con las paredes limpias, no había nada», comenta mientras va enseñando el taller e indicando la zona donde guardan las ruedas o los estantes en los que han comenzado a almacenar piezas de bicis: platos, cambios, frenos, piñones...

Antes de comenzar en el taller, Iriarte trabajó en Traperos de Emaús y ha ofrecido cursos de bricolaje o fontanería. También estuvo en un taller de bicis con filosofía similar a esta en Holanda. 

Entre las bicis que aguardan a la espera de ser revisadas, hay de todo. Muchas de ellas provienen de donaciones. Algunas son eléctricas, otras provienen del antiguo servicio de alquiler de bicis del ayuntamiento, las hay para niños o auténticas reliquias, como aquellas Torrot de sillín largo, similar al de las motos. Tan es así que han llegado a contactar con el Departamento de Cultura como atrezzo para la ambientación de películas. 

«El destino final de muchas de estas bicis serán las familias desfavorecidas, pero estamos tratando de evitar una entrega directa. Preferimos dirigirnos a asociaciones que tratan con personas en exclusión, como Cáritas, o incluso colegios, para que sean ellos quienes determinen el uso y el modo de entrega o cesión», asegura Richard Elizalde, Responsable de Programas de Empleo en Itinerarios de Inserción Sociolaboral

En la pasada edición, que duró seis meses, además de dar el repaso al parque municipal, del taller que aún no estaba a pleno rendimiento salieron 68 bicis.

Doce de ellas fueron donadas al Programa de Prevención en Infancia, Adolescencia y Familia del Ayuntamiento, para ofrecer a chicos y chicas a partir de 9 años paseos por la ciudad, nociones de conducción responsable y talleres, dentro de sus actividades de educación en el tiempo libre a menores. 

Las bicicletas de la pasada edición se destinaron a Infancia, la Dana y a distintas unidades del Ayuntamiento. (Iñigo URIZ | FOKU)

Otras 44 bicicletas fueron donadas a las autoridades valencianas para facilitar la movilidad en las calles de las localidades afectadas por la DANA.

Finalmente, las últimas ocho se donaron a diferentes servicios municipales, para desplazamientos en el ámbito laboral (unidades de barrio, cementerio, escuela taller, etcétera).

Los costes de personal del proyecto Reciclo, en esta segunda edición, suponen 91.850,54 euros, que pueden optar a una financiación del 44% del Gobierno de Nafarroa, a través del Servicio Navarro de Empleo, 40.260 euros, por lo que el coste para las arcas municipales sería de 51.590,54 euros.