Kike Fernández de Pinedo
Portavoz de EH Bildu en las Juntas Generales de Araba

El futuro de Rioja Alavesa está en juego

El objetivo no puede ser volver a la situación precrisis, al modelo de siempre. Este ya no sirve a la mayoría de bodegas familiares. Hay que impulsar un cambio de modelo, basado en lo pequeño, en la diferenciación, en la trazabilidad, en el buen hacer, en lo local, en lo auténtico, y en lo que tiene arraigo con el territorio.

Nubarrones negros acechan a Rioja Alavesa, pero esta vez no son heladas, ni granizo. La crisis derivada de la covid-19 va a afectar duramente a muchos sectores, pero en Araba va a golpear especialmente a esta comarca, dependiente en casi el 90% de uno de los sectores más afectados, el vitivinícola, además de al pujante enoturismo. Estos días, bodegueros y viticultores nos trasmiten incertidumbre e inseguridad hacia el futuro. Ya lo hacían antes de esta crisis. Incluso un bodeguero nos decía que, harto ya del modelo y de lo que puede venir, había tomado la decisión de abandonar la Denominación Rioja. Decisión que crea una sensación contradictoria de alivio y pánico a la vez, y que da que pensar. Si quien se juega su futuro y el de su familia decide algo así, es porque ha llegado a algún límite. ¿Es tan preocupante la situación? Demos algunos datos.

En los últimos treinta años ya se han producido otras tres crisis en esta zona. Estas fueron solventadas por el lobby de las grandes bodegas de la DO Rioja bajando los precios de las botellas, y tirando los de la uva, lo que supuso desalojar del mercado a un buen número de pequeñas bodegas y viticultores. Pero, además, mientras otras denominaciones ajustaban su producción y prestigiaban sus vinos, aquí el Consejo Regulador Rioja apostaba por crecer en cantidad, incrementar rendimientos e impulsar la liberalización del viñedo provocando excedentes, que ahora esta crisis no hará sino aumentar. Estos grandes stocks de vino, si no se remedia, volverán a tirar los precios y provocarán nuevos cierres, que se sumarán a los cientos de cosecheros que han abandonado en los últimos años.  

La crisis en Rioja Alavesa es estructural y este virus puede ser la puntilla para muchas personas que mantienen la comarca como la conocemos. El modelo productivo de las grandes bodegas es antagónico con el tradicional de la comarca, y está dejando en la cuneta a muchas bodegas familiares y a personas que viven de su trabajo. ¿Y qué están haciendo Gobierno Vasco y Diputación frente a esto? Mirar para otro lado, o sea poco o nada. Su política de laissez faire, no ha hecho más que reforzar ese modelo que no cuida a las personas, ni a los pueblos, pero sí a las grandes empresas, y prioriza la deslocalización que aparta a quien produce de quien consume, a quien pisa la tierra de quien pisa el asfalto. Este desde luego, no es nuestro modelo.

Recordemos cómo en debates sobre Rioja Alavesa habidos en distintas instituciones, se nos ha llamado alarmistas y catastrofistas. Nada más lejos de la realidad. Cierto es, que sería más cómodo ser autocomplacientes y vender las maravillas de un modelo que ha favorecido a esas grandes bodegas y a otros pocos más, pero es necesario un baño de realidad respecto a las amenazas y debilidades del sector. Somos realistas, y también optimistas, porque confiamos en las personas que viven y trabajan en los pueblos de la comarca, pero no queremos engañar a nadie, no sería digno.

La situación de los últimos años se ha vuelto muy complicada para personas que han apostado toda su vida a la carta del vino y sienten sus viñas y sus pueblos como un patrimonio para las siguientes generaciones. Por eso la responsabilidad política nos obliga a actuar con sinceridad, a escuchar y a proponer una unidad de acción. ¿Qué proponemos?

Se habla estos días de destilamiento o de «vendimia en verde» para eliminar producción. Si se hace, deberá de hacerse de acuerdo con el sector y con sentido común. Tiene gracia que el Consejo Regulador Rioja responsable de la sobreproducción de Rioja, ahora exija estas medidas.

Proponemos primero, ayudas para compensar las importantes pérdidas y bajadas de ventas. No podemos permitir que más bodegas pequeñas echen la persiana. Junto a esto, es necesario poner freno a una bajada ilimitada de los precios de la uva, impulsando un contrato social. Precios mínimos que aseguren rentabilidad y que las ayudas que vienen de Europa o Gobierno Vasco estén condicionadas al compromiso y economía social. El enoturismo también necesitará ayudas y promociones. La venta online ya venía empujando, y ahora se hace más necesaria si cabe. Por lo tanto, hay que potenciar y ayudar la creación de webs, plataformas logísticas propias y venta directa. Es fundamental también, que, de una vez por todas, se promocione e impulse la venta de vinos alaveses en el país, sobre todo en las grandes ciudades, fomentando el consumo de proximidad y desarrollando una marca o identificación clara, y no engañosa, como vino alavés y vasco.

Además de estas medidas, el objetivo no puede ser volver a la situación precrisis, al modelo de siempre. Este ya no sirve a la mayoría de bodegas familiares. Hay que impulsar un cambio de modelo, basado en lo pequeño, en la diferenciación, en la trazabilidad, en el buen hacer, en lo local, en lo auténtico, y en lo que tiene arraigo con el territorio. Es el momento de impulsar de forma decidida la nueva denominación “Viñedos de Álava” u otras iniciativas nuevas, antes de que sea demasiado tarde.

La salida de esta crisis debe de ser una oportunidad para cooperar y trabajar creando una estrategia integral amplia, que aúne a todos los agentes implicados. Diputación debe de liderarla junto con el resto de fuerzas políticas, con una representación amplia del sector y de la comarca para crear una hoja de ruta que asegure un modelo sostenible, respetuoso con la tierra y diferente. Esta estrategia debe proteger y asegurar la supervivencia de los dos colectivos más afectados en esta crisis y fundamentales para la cohesión y revitalización de sus pueblos. Hablamos de las bodegas pequeñas y familiares, y de las muchas personas agricultoras, tanto de las cosecheras como de las que venden sus uvas. Hace falta superar lo individual y pensar como comarca con propósitos esenciales compartidos. Visualizar en esta época de crisis posibilidades y alternativas para cambiar de modelo. Y que sea lo antes posible. Porque el futuro de Rioja Alavesa está en juego.

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