Juan Mari Feliu Dord

¿Y de Navarra qué?

Recientemente en el «Intermedio de la Sexta», el Gran Wyoming se hizo eco de la carta del presidente de México enviada al rey español Felipe VI. En ella, como a la dirigida al Papa Francisco, solicitaba a Felipe VI pidiera perdón a su pueblo por la sangrienta invasión del imperio Azteca por el Reino de Castilla, bajo la divisa de la espada y la cruz. Lo mismo ocurrió con los mayas, los incas o mapuches argentinos.

El Gran Wyoming realizó un largo rosario de países conquistados por España en el conjunto de las Américas, el Caribe, en África, Filipinas y numerosas islas del Pacífico hasta finalizar en la isla de Pascua. Pero el ilustre conductor del citado programa, olvidó la conquista de un reino soberano muy cercano del imperio español, el de Navarra. Veinte años más tarde del llamado «descubrimiento» de América, el Reino de Navarra empezó a ser atacado a sangre y fuego por las tropas comandadas por el Duque de Alba con la ayuda de la facción beaumontesa y una falsa bula papal.

El Reino Independiente de Navarra fue en parte conquistado tras la batalla de Amaiur en 1521. Desde el año 851 con el primer rey Eneko Arista hasta el rey Juan de Labrit, el viejo reino vascón frenó todos los intentos de anexión por parte de sus vecinos. Los reyes legítimos buscaron refugio en la Navarra norteña y el Bearne. Es un olvido interesado o ignorancia de Wyoming?

Conquistada Navarra, el viejo reino vascón pasa a ser un virreinato como fueron el Perú o Méjico. Pasaron los siglos hasta que, principios del siglo XIX, el Libertador Bolibar inicia las guerras de independencia de los países americanos. Estos pasan de la tutela del reino español a la soberanía, mientras al mismo tiempo Navarra, tras perder la primera guerra carlista, dejaba de ser virreinato, a cambio de lo estipulado en la Ley Paccionada. Aún quedarían Filipinas y Cuba que lograrían su independencia a finales del siglo XIX.

Felipe VI también debe pedir perdón a Navarra como reclama López Obrador para Méjico y los demás pueblos que fueron masacrados y saqueados durante siglos. Hay gobiernos que lo han hecho en Canadá con los indios o en Australia con los aborígenes, por poner algunos ejemplos.

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