Joseba Iturria
Oñati

Samuel Sánchez refuerza la viabilidad de un modelo único

Samuel Sánchez ha logrado la victoria en la crono de Oñati y en la clasificación general de la Euskal Herriko Itzulia y ha dado al modelo único que representa Euskaltel-Euskadi argumentos para seguir igual a escasos kilómetros del Santuario de Arantzazu donde empezó su andadura en 1994.

Samuel Sánchez en el podio de la Euskal Herriko Itzulia con Joaquim Rodríguez y Bake Mollena. (Andoni CANELLADA / ARGAZKI PRESS)
Samuel Sánchez en el podio de la Euskal Herriko Itzulia con Joaquim Rodríguez y Bake Mollena. (Andoni CANELLADA / ARGAZKI PRESS)

Samuel Sánchez ha protagonizado al pie de la letra con su virtud de ciclista infalible un guión preparado para darle a Euskaltel-Euskadi su segundo triunfo en la Euskal Herriko Itzulia tras el de Iban Mayo en 2003. Al mismo tiempo le ha brindado la victoria más oportuna en una historia que comenzó en 1994 a escasos kilómetros de la meta en la que se ha vivido su emocionado abrazo con el que ha definido como su padre deportivo, Miguel Madariaga, al que ha dedicado el éxito.

El alma máter de la Fundación Euskadi había acudido a la mañana a los pies de la Virgen de Arantzazu para pedirle su apoyo como hizo 19 años antes cuando empezó a andar su proyecto. Entonces no se imaginaba la dimensión y el calado que iba a tener ese equipo en la sociedad vasca. Tampoco cuando cuatro años después convenció a un chaval asturiano para que se viniera a Güeñes para ser ciclista.

Muchas veces el destino está escrito de antemano y el desenlace de la Euskal Herriko Itzulia ha sido el final perfecto de un guión que estaba diseñado para que Samuel Sánchez ganara la Itzulia por la que tanto ha peleado en una edición que salió de su segundo pueblo y acababa a pies de la Virgen a la que se encomendó este proyecto.

La victoria llega en el momento más dulce a nivel deportivo del equipo y el más delicado de su historia, cuando no solo se deja al margen al hombre que lo ha liderado, sino que también se cuestiona su futuro y la filosofía que lo ha hecho grande. Mal harán Euskaltel, la empresa a la que todos deben agradecer el éxito del proyecto, e Igor González de Galdeano, si asume su liderazgo en el futuro, si cambian lo esencial del proyecto.

Desde ese momento lo condenarán a su final. Como el equipo vasco no sea fiel a lo que lo hace especial y se convierta en un equipo vasco, morirá antes que después. Mientras sea el equipo vasco, la sociedad que se ve representada en él como con ningún otro no puede dejarle desaparecer como han desaparecido tantos y tantos equipos vascos.

El triunfo de un modelo

Porque el éxito de Samuel ha sido la victoria de un ciclista, de un equipo, de una filosofía, pero sobre todo ha sido el triunfo de un modelo que ha calado en una sociedad que ha vibrado en Oñati con un asturiano mucho más que cuando han ganado ciclistas vascos muy queridos.

El éxtasis con el que se ha vivido la victoria de Samuel debe ser una lección para todos los que tienen responsabilidad en garantizar la continuidad del Euskaltel-Euskadi tal como es, sin cambios en su filosofía. Si todo un pueblo ha vibrado con la victoria de Samuel como lo hizo con el triunfo suyo o el de Laiseka en Luz Ardiden, con el de Mayo en Alpe d'Huez o con el de Antón en Bilbo, más que cuando ciclistas vascos han ganado en la Itzulia, en Tour o Vuelta, es porque hay un pueblo identificado con un modelo único que no puede abandonarse.

Como no puede desaparecer su vuelta, que ha vivido una de sus ediciones más bonitas y espectaculares. Oñati ha acogido a miles de aficionados al borde de la ruta a pesar de una lluvia que no ha podido faltar a la cita para situar a la Euskal Herriko Itzulia en su escenario natural y para ayudar a Samuel Sánchez. El asturiano reiteró en las dos últimas etapas con finales en Oñati que es el mejor a la hora de correr en recorridos mojados y técnicos y se ha visto beneficiado por la lluvia, que ha hecho que pocos quisieran asumir riesgos y que criticaran duramente a la organización.

Vencedor desde antes de salir

Por eso Samuel ha tomado la salida con la Euskal Herriko Itzulia casi ganada la víspera, cuando Tony Martin y Horner, sus dos mayores amenazas ante la crono, perdieron 23 segundos y su moral en los últimos tres kilómetros de la etapa y de la contrarreloj. Por si le quedaba algo al alemán, se le ha ido por los suelos cuando se ha caído al reconocer el recorrido por la mañana.

En esas condiciones el margen de 47 segundos con Tony Martin ha dado al asturiano la tranquilidad que no ha tenido el alemán, que ha corrido con muchas precauciones en la parte inicial y ha llegado a la referencia situada a mitad de recorrido con dos segundos de desventaja sobre el asturiano, que solo era superado por Mollema, otro ciclista que ha agradecido el recorrido y la lluvia.

En ese punto intermedio ha quedado claro que el líder, Joaquim Rodríguez, iba a ser su mayor rival en la lucha por la victoria porque solo ha perdido doce segundos con Samuel, al que aventajaba en nueve en la general. Eso ha obligado al asturiano a apretar en el último repecho de Garagaltza y, a pesar de que ha descendido con precauciones, la presión del catalán le ha lelvado a ganar la crono y a culminar la semana perfecta.

Ha logrado dos etapas, dos segundos puestos, la clasificación general y la regularidad y, lo que es igual de importante, 120 puntos que le colocan con 208 tercero en la general del World Tour y a Euskaltel Euskadi octavo en la colectiva. Nunca un corredor y el equipo naranja había estado tan arriba en esa clasificación.