Alvaro Hilario
Bilbo

Galeano: «La Historia no camina en línea recta: está llena de contradicciones»

Dentro de la gira que está realizando para presentar su último libro «Los hijos de los días» (Siglo XXI), Eduardo Galeano ha recogido el Premio de la Crítica que concede la Feria del Libro de Bilbo.

Eduardo Galeano en Bilbo. (Luis JAUREGIALTZO / ARGAZKI PRESS)
Eduardo Galeano en Bilbo. (Luis JAUREGIALTZO / ARGAZKI PRESS)

El escritor uruguayo Eduardo Galeano (Montevideo, 1940) está estos días de gira por Euskal Herria presentando su último libro, «Los hijos de los días» (Siglo XXI). A la mañana, ha recibido el Premio de la Crítica de manos de los organizadores de la Feria del libro de Bilbo que, por otra parte, inaugurará mañana (12.00), en compañía de Kirmen Uribe.

A la tarde, ha participado en un encuentro con sus lectores en un abarrotado Teatro Campos Elíseos. Era su segundo encuentro con el público bilbotarra, después de disertar sobre fútbol, el pasado lunes, en una actividad incluída en el ciclo «Thinkin football», organizado por el Athletic Club. El jueves estará a las 19.30 en Donostia, en el Loiola Centrum de la Universidad de Deusto.

Libros

Una vez que los responsables de la Feria del libro de Bilbo presentaran la misma e hicieran entrega a Eduardo Galeano del Premio de la Crítica que esta concede, el uruguayo tomó la palabra. Tras señalar que había estado ya en alguna otra feria más, lo que algunos «agoreros» llaman «sepelios» por la muerte del libro, algo con lo que dijo no estar de acuerdo: «Los libros gozan de buena salud. Siguen siendo compañero, amigo, una presencia activa. Si uno se lo pone al oído se oye la respiración de alguien dispuesto a acompañarte». Añadió que para él las ferias son «ceremonia de comunión entre el libro y los lectores. Un vaivén de palabras entre libro y lector, no es un sepelio».

Se consideró a sí mismo como un «dinosaurio» que desconfía de la técnica. Refiriéndose al libro electrónico dijo: «Respeto el progreso, pero alimento sospechas; desconfio de las máquinas: beben de noche, cuando nadie les ve, por eso durante el día hacen cosas inexplicables».

Después de confesarse «contento de hacer libros y compartirlos», fue interpelado acerca de los indignados, a los que, hace un año, defendió: «La Historia no camina en línea recta. Es humana, camina en zig-zag; se cae y levanta; está llena de contradicciones, como todos los movimientos que cambiaron el mundo. La indignación es un derecho fundamental. Hoy, hay que elegir entre indignos e indignados. Hay que rebelarse contra un sistema que quiere convencernos de que es justo que se privaticen las ganancias y se socialicen las pérdidas».

No cree que los cambios se den «en 15 minutos»; hay que tener paciencia: «Este sistema es nuestra penitencia, no nuestro destino. La Historia será lenta, contradictoria, con soles y noches».