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BOGOTÁ

Desplazados en Colombia denuncian ser víctimas de la inversión española

Sacerdotes, indígenas y defensores de los derechos humanos denuncian que el superpuerto de Buenaventura (Colombia) ha causado un gran desplazamiento, que, según esta denuncia, «ha costado muchas vidas».

Un hombre lleva un ataúd dentro de un autobús. (Unai ARANZADI)
Un hombre lleva un ataúd dentro de un autobús. (Unai ARANZADI)

El periodista Unai Aranzadi, que publica un extenso reportaje sobre el tema este domingo en GARA, es testigo de un terrible y obsceno contraste: se cuela en el suntuoso acto de inauguración de una gran infraestructura construida en el enclave colombiano de Buenaventura, justo después de comprobar cómo niños de corta edad mueren por hambre e insalubridad.

El acto inaugural es protagonizado por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, acompañado por los inversores españoles. Se agasajan mutuamente.

Según la denuncia de sacerdotes, indígenas y defensores de los derechos humanos entrevistados por el periodista, la dramática situación que está llevando a la muerte a estos pequeños tiene su origen en el desplazamiento forzado por la construcción de una terminal de contenedores portuarios.

En el pueblo de Nonam, el periodista Unai Aranzadi ve con sus propios ojos el féretro blanco con un pequeño dentro. Geraldine, hija y nieta de ‘lideresas’ afrocolombianas, sostiene la cabeza de otro de los bebés indígenas que podría morir por las inhumanas condiciones a las que han sido condenados.

A tenor de esta denuncia, los desplazamientos empiezan siempre con la intervención de los paramilitares. El jesuita Javier Giraldo, fundador de ‘Justicia y Paz’ y director del Centro de Investigación y Educación Popular, habla de una relación entre empresas transnacionales y grupos armados de ultraderecha.

«No pueden funcionar sin paramilitares. ¿Por qué? Porque todo lo que ellas están haciendo en el saqueo de recursos naturales, en la destrucción del medio ambiente y comunidades indígenas o afrodescendientes, levanta mucha protesta social, así que llegan de una vez escoltadas por grandes grupos de paramilitares», resalta.

El jesuita da un dato sumamente ilustrativo: «Esto que te digo lo puede comprobar uno muy fácilmente al superponer el mapa de estas multinacionales y el mapa de los paramilitares. Coinciden perfectamente».