Joseba Iturria

Iruñea da inicio a la edición de la Vuelta de los diez finales en alto

Unipublic ha preparado un recorrido exageradamente favorable para los escaladores, con solo seis etapas llanas y una única crono individual de 39 kilómetros. Arrate obliga a llegar al inicio en una buena forma.

Unipublic ha dado una Vuelta de tuerca más en su búsqueda de espectacularidad con el recorrido más propicio para los escaladores con diez finales en puertos puntuables, un récord en una grande que solo presenta seis etapas llanas y una crono de 39 kilómetros, con diez de subida a mitad de recorrido.

Si el Tour se quedó corto a la hora de colocar finales en alto, lo de la Vuelta es excesivo. Ya para el tercer día espera una llegada en Arrate (5,5 kilómetros al 7,8%) que va a obligar a todos los favoritos a llegar en buena forma a Iruñea. Además al día siguiente se acaba en Valdezcaray (13,4 kilómetros al 5,2 %).

Los organizadores no han buscado dureza previa a esos finales, que no deben marcar diferencias entre la quincena de aspirantes a los puestos de honor, pero como alguno no haya llegado bien al inicio de la prueba en Iruñea puede quedarse fuera de juego. La primera semana presenta otras dos llegadas en alto en el Fuerte del Rapitán de Jaca, 3,8 kilómetros al 5,4%, y en el puerto de Primera de La Gallina en Andorra, 7,2 kilómetros al 8%, tras subir antes La Comella, de Segunda.

Tras llegar a Barcelona al día siguiente, la caravana se desplazará a Galicia en la jornada de descanso para afrontar dos días después la única contrarreloj individual que presenta la Vuelta entre Ponteareas y Cambados, con 39,4 kilómetros, de los que diez son de subida en su parte intermedia. Hasta eso también favorece a los escaladores puros, aunque Contador y Froome deben marcar diferencias importantes con respecto a ellos.

Asturias concentra la dureza

Al día siguiente también se picarán unos segundos en el final del Mirador de Ezaro, una subida de Tercera de 1.900 metros al 13,1%, pero será en Asturias donde se concentren las tres etapas más duras con finales en puertos de mucha entidad como Ancares, Lagos de Covadonga y Cuitu Negru, la continuación de la subida tradicional a la estación de Valgrande-Pajares.

Son tres etapas que, a diferencia de todas las llegadas en alto anteriores, presentan dureza previa al último puerto. Antes de la meta de Ancares, los ciclistas deberán subir otros cuatro puertos en los escasos 150 kilómetros que tiene la etapa. El penúltimo de Folgueiras de Aigas es un Primera de 9,7 kilómetros al 6,7%, cuya cima estará situada a 23 kilómetros de la llegada a Ancares, un puerto de 9,5 de subida al 8,1% de media.

Al día siguiente se corona otro Primera como el Fito (6,8 kilómetros al 8,3%) a 40 kilómetros de la llegada a Los Lagos de Covadonga, un puerto de categoría Especial con 950 metros de desnivel, 13,5 kilómetros de subida y un porcentaje medio del 7%.

No será, sin embargo, el final más duro en Asturias porque Unipublic ha buscado para el día siguiente una llegada inédita en el Cuitu Negru, situado tres kilómetros más arriba de la llegada habitual en la estación de Valgrande-Pajares (Brañillín). A los 19,4 kilómetros de ascensión de Pajares (6,9% de media) se han añadido 3.200 metros a una media del 12,8% y rampas del 25% que llevarán a los corredores hasta donde se encuentra el último telesilla de la estación. Además, antes de afrontar estos 23 kilómetros de subida esperan dos puertos duros de Primera como San Lorenzo (850 metros de desnivel con 10 kilómetros al 8,5%) y La Cobertoria (692 metros de desnivel con 8 kilómetros al 8,6%).

Será la etapa reina de la Vuelta, con una dureza que aumentará por el desgaste de las dos jornadas anteriores. La duda que queda ante tanta dureza es si para entonces la carrera ya estará sentenciada. Como Contador sea capaz de estar a su nivel anterior de la sanción y Froome acuse el desgaste del Tour, la carrera estará sentenciada antes de esta etapa salvo que su organismo acuse al final el período de inactividad y desfallezca.

Lo único que puede mantener la emoción hasta la penúltima etapa con final en la pared de la Bola del Mundo es que haya una gran igualdad de fuerzas entre los aspirantes a la victoria. Antes de la cima madrileña en la última semana se abordará el penúltimo final en alto en Fuente Dé, un puerto de 17,3 kilómetros al 3,9% de media.

La penúltima etapa acaba en la Bola del Mundo a 2.247 metros de altitud tras 11,4 kilómetros de subida al 8,6% de media y también presenta dos puertos de Primera previos, La Morcuera y Cotos, aunque los 50 kilómetros que le separan de la meta y todo el desgaste de la prueba dificultará que alguien pueda atacar desde lejos.

Un recorrido sin equilibrio

Ya el año pasado la Vuelta quedó sentenciada en la segunda semana y será difícil que no se repita. Una grande debe ser capaz de mantener el interés hasta la tercera semana y no es bueno llegar a los últimos días sin emoción. Los organizadores de la Vuelta sostienen que prefieren una llegada en alto que un sprint o una crono, pero todo recorrido debe tener un mínimo equilibrio porque puede darse el caso de que un corredor sea muy superior al resto en las subidas y gane media docena de etapas. Y eso también puede resultar aburrido.

La consecuencia de ese recorrido tan montañoso es que apenas haya sprinters de un gran nivel. Si se quitan los finales en subida -once si se suman los 1.300 metros al 5% que conducen a la meta de La Lastrilla- y las dos cronos, apenas quedan ocho etapas en línea que no acaban en alto y varias se dilucidarán en escapadas. A pesar de la cantidad de puntos que se reparten en la Vuelta y de la cercanía del Mundial, pocas estrellas han querido someterse a un recorrido tan duro en pleno verano en una temporada especialmente cargada pocas semanas después del Tour y los Juegos.