Gotzon Aranburu
Iruñea

La iglesia valía para todo

El sacerdote Jose Mari Iztueta explicó, en un libro publicado en 1986, el caso de la iglesia parroquial de San Martín de Tours, de Urretxu, que puede servir como ejemplo de la polivalencia de los edificios religiosos cuando fueron construidos.

«Sin duda alguna, desde el principio quisieron conferirle -indica Jose Mari Iztueta- una misión de defensa para los casos de enfrentamientos, banderizos o no, que se daban en aquella época en Urretxu. La misma austeridad de su primitiva construcción más hace pensar en motivaciones de utilidad militar que en plasticidad suscitadora de un sentimiento religioso. Se consideraba al templo el lugar más seguro, incluso para guardar el armamento que la villa poseía», armamento que consistía en 9 mosquetes, 12 arcabuces, 15 picas, un barril de pólvora «y cincuenta libras de balas de plomo».

El templo contenía, además, el archivo municipal, como muestra una ordenanza de la época: «Conserve esta Noble Villa los privilegios y papeles en un arca cerrada con llave, introducida sobre la puerta de la sacristía, con puerta de hierro y tres cerrojos, cuyas llaves deben estar en poder del alcalde, regidor y numerario».

El atrio y el templo mismo servían asimismo para las reuniones del concejo, pues en aquella época Urretxu carecía de casa consistorial. E incluso, con motivo de la misa dominical, «quizás fuese el momento utilizado para hacer algunas transacciones», apunta Iztueta.