Ainara LERTXUNDI
IRUÑEA
Elkarrizketa
Baddadi Benamar
Representante del Frente Polisario en Nafarroa

«Si Marruecos no se ve presionado, poco se puede avanzar en las conversaciones»

A Baddadi Benamar, delegado del Frente Polisario en Nafarroa, no le sorprendió la dureza de la sentencia de Gdeim Izik, porque «esperamos todo de Marruecos». En la entrevista concedida a GARA en vísperas de la celebración hoy del 37 aniversario de la fundación de la República Árabe Saharaui Democrática, insta a la ONU a «retomar con seriedad la cuestión saharaui» porque, veinte años después, siguen en el mismo punto y el actual clima de frustración entre la juventud puede conducir a «un escenario más dramático».

Baddadi Benamar. (Jagoba MANTEROLA/ARGAZKI PRESS)
Baddadi Benamar. (Jagoba MANTEROLA/ARGAZKI PRESS)

Baddadi Benamar, delegado del Frente Polisario en Nafarroa, lleva toda la vida militando, desde el levantamiento del 17 de junio de 1970 contra la Administración española. El pasado viernes asistió a la conferencia internacional de Sortu en Iruñea, donde dio testimonio de la situación en la que se encuentra la cuestión saharaui y la falta voluntad de Marruecos por escuchar la voluntad de los saharauis.

Un tribunal militar ha impuesto durísimas condenas contra 22 de los 24 activistas saharauis juzgados por el campamento protesta de Gdeim Izik. ¿Esperaban penas tan elevadas?
Los saharauis esperamos todo de Marruecos. Su objetivo es aniquilar físicamente al pueblo saharaui, sobre todo, a la resistencia pacífica que ha surgido desde 2005. Tanto en las zonas ocupadas como en las liberadas, los jóvenes reivindican el legítimo derecho a la libertad y a la dignidad, lo que para Marruecos representa un crimen. El mero hecho de que sean juzgados por un tribunal militar significa que están expuestos a cualquier forma de manipulación, de falta de transparencia, de justicia, de honestidad y de legalidad.

¿En qué punto están las conversaciones auspiciadas por la ONU entre el Polisario y Rabat?
Actualmente se encuentran congeladas, aunque Christopher Ross, enviado personal del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental, sigue desplegando enormes esfuerzos; ha visitado el Sáhara ocupado, los campos de refugiados, Mauritania, Argelia, Marruecos y España, una de las partes clave en este conflicto y quien tiene el deber de resolverlo. Las negociaciones no han aportado nada nuevo, y si Marruecos no se ve presionado por la comunidad internacional, poco se puede avanzar, ya que se siente respaldado por Francia, que no quiere que Marruecos se vea envuelto en un referéndum que pueda conducir a la independencia del Sáhara occidental.

¿Qué factores están enquistando, por tanto, la resolución?
Marruecos. No tiene voluntad, porque la comunidad internacional ya ha dictado infinidad de resoluciones para resolverlo. Ha puesto en práctica un plan de paz, ha elaborado un censo, ha puesto sobre el terreno unas fuerzas de observación y ha enviado cientos de funcionarios. Pero, veinte años después, estamos en el mismo lugar. Es más, ahora estamos menos movilizados a nivel militar aunque mantenemos la misma capacidad combativa y disposición a utilizar todos los medios en pro de nuestros legítimos derechos. Las cosas deben cambiar, la ONU debe tomar o retomar con mucha seriedad la cuestión saharaui y resolverla cuanto antes porque hay un profundo clima de decepción y frustración y, de enquistarse aún más la situación, puede conducir a otro escenario más dramático.

¿Está sugiriendo un hipotético regreso a la lucha armada?
Si las cosas no se resuelven rápido, nosotros, quienes estamos haciendo de freno, nos veremos desbordados. Si los jóvenes toman las riendas del conflicto, es posible que lo lleven a los extremos con el estallido de una nueva guerra frente a Marruecos o frente a cualquiera.

¿Cuáles considera que son las claves para avanzar?
Seguimos confiando en la voluntad de la comunidad internacional para resolver este problema por la vía pacífica y apoyamos todos los esfuerzos desplegados. Queremos que tome conciencia de la gravedad de la situación y del extremo en que puede derivar y que despliegue de forma urgente los recursos necesarios para que Marruecos se encamine hacia la ejecución del plan de paz de 1991, basado en la celebración de un referéndum honesto, libre, transparente y democrático. Ese es el secreto de la ecuación. Esta solución tiene que llegar cuanto antes. No queremos que la guerra sea el medio de resolver el conflicto. Ya hemos estado más de veinte años en guerra contra Marruecos y Mauritania y la guerra es maldita, pero nuestros jóvenes, nuestros hijos, están dispuestos a librar una nueva guerra. Nosotros estamos intentando que esa situación no llegue. Pero tampoco podemos permanecer indefinidamente esperando a la nada y que los actores internacionales se mantengan a la expectativa hasta que las llamas nos cubran a todos.

¿Cómo calificaría la situación de los derechos humanos?
Los derechos humanos no existen en el Sáhara. Los marroquíes nunca han respetado ni la vida ni los bienes ni la moral ni la ética ni nada. Han violado, matado, encarcelado, secuestrado. Quisiera que usted se dirigiera a las miles de familias que tienen personas desaparecidas, que han matado a sus hijos, violado a sus hijas, colgado a sus maridos... Hay miles de casos. Pero, al no haber cámaras en el Sáhara ocupado, se desconoce lo que está pasando. Estamos cansados de denunciar, pero nuestras denuncias no llegan. La imagen real de lo que está ocurriendo no está siendo recogida porque Marruecos tiene vetado el Sáhara. Los pocos periodistas u observadores que logran infiltrarse son rápidamente detenidos y expulsados. Para Marruecos, España y Francia, cuanta menos información haya mejor.