En una rueda de prensa, el director del BCC, Joxe Mari Aizega, ha dado a conocer el convenio de colaboración que el BCC ha suscrito con la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia para desarrollar el citado programa, que tendrá un duración de tres años.

En este acto, Aizega ha estado acompañado por el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, cuya institución que preside financiará la iniciativa con 50.000 euros, y Juan Carlos Izagirre, primer edil del Ayuntamiento donostiarra, que se encargará de la recogida de los residuos orgánicos del centro mediante el denominado «quinto contenedor».

El acuerdo contempla actuaciones como la reducción, reutilización y reciclaje de los residuos alimentarios y la promoción de modelos de actuación responsables y sostenibles en torno a la cocina, todo ello relacionado con una alimentación sana, basada en productos y costumbres locales.

Con este fin, se implantará un plan de sostenibilidad en el BCC que afectará desde el proveedor hasta el alumno, pasando por el cliente, de forma que este centro culinario pueda servir de ejemplo al resto del sector, promoviendo conductas responsables y sostenibles en materia de reciclaje y reutilización.

Además, se organizarán dos jornadas con restauradores concienciados con la ecología, como son los cocineros italianos Gennaro Esposito, que cuenta con dos estrellas Michelín en Nápoles, y Salvatore de Riso; así como un simposio de concienciación sobre la sostenibilidad.

Durante la rueda de prensa, el diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano, ha recordado que «son cada vez más los sectores que se están implicando en la política de Basura Cero» que la institución foral quiere extender también a la hostelería y al comercio para que el herrialde sea «cada vez más sostenible, organizado y responsable».

Garitano ha anunciado, en este sentido, que «a lo largo de los próximos meses» la institución foral firmará «mas convenios de estas características».

Por su parte, el alcalde de Donostia, Juan Karlos Izagirre, ha destacado el hecho de que una facultad de «referencia en el mundo» como el BCC se implique en el tratamiento de residuos, al tiempo que potencie el consumo de productos locales «con total naturalidad».