Philippe Montanier se va de la Real Sociedad rumbo a Rennes. Antes de emprender el nuevo viaje, ha comparecido en rueda de prensa en Zubieta donde, antes que nada, ha brindado el éxito de la temporada a todo el equipo técnico y a toda la gente que «trabaja en la sombra». «El éxito de esta temporada es el éxito de todo el mundo en Zubieta», ha incidido.

Asegura que su despedida de la Real supone «el fin de una aventura humana», pero se marcha con buen sabor de boca y satisfecho con la evolución que ha tenido el equipo durante su etapa al frente del banquillo txuri-urdin.

«Creo que hemos hecho un buen trabajo, el equipo tiene un gran margen de progresión y seguro que el próximo entrenador ayudará al equipo a crecer más. Estoy sobre todo feliz de ver a un equipo crecer y como ya dije, cuando vea a la Real en la Champions, habrá una parte de mí con ellos».

Ha aclarado que la Real le ofreció ampliar su contrato durante una temporada más, mientra que el conjunto francés le proponía firmar por tres años. En ese sentido, ha afirmado que la decisión ha sido únicamente profesional porque, aunque se sentía agusto en Donostia, la oferta del Rennes se centra en un proyecto a medio plazio. Ahí la razón de más peso que llevó a Montanier a abandonar al Real.

Ha señalado que el factor económico tampoco ha sido decisivo en elección, ya que en el Rennes percibirá menores ganancias económicas que si se quedara en la Real.

Preguntado sobre las críticas que ha recibido cuando los resultados no eran los esperados, ha reflexionado que «el fútbol es así», pero afirma que «cada vez me acuerdo más de las cosas buenas».

Buenas palabras también para la afición, sobre la cual asegura que le ha apoyado en los momentos difíciles. 

También ha habido momentos para bromear. «Cuando voy al pintxo pote en Gros, la gente es muy amable. Bebemos cañas y vinos y eso es muy peligroso para mi salud», ha dicho.