GARA
DONOSTIA

Autocríticas, oportunidades y soluciones

El documento base de 45 páginas, más anexos, puede leerse en tres tiempos: el pasado reciente, en el que se admiten errores, un presente en que siguen las oportunidades y un futuro para el que se plantean soluciones.

Balance

«El comienzo del cambio de estrategia fue tan exitoso, que tanto en el Estado español como en otros agentes se encendieron todas las alarmas (...) Eso reforzó la estrategia de bloqueo del PP –bloqueo que más adelante se convertiría en involución–, e incluso el PSOE reculó a posiciones previas a Aiete»

«El cambio de fase no ha sido completo. Todavía nos encontramos entre el pasado y el futuro; queremos y no podemos. Como acabamos de decir, la actuación de los estados es uno de los grandes elementos que impiden que la transición culmine. Ha sido una hipoteca, y en el futuro también lo será. Hay que admitir esa realidad (…) Otra de las grandes hipotecas ha sido el proceder del PNV. También tenemos que admitir esa realidad. No va a haber ningún proceso soberanista que parta de un acuerdo previo con el PNV».

«La propia izquierda abertzale ha tenido grandes carencias y ha cometido errores evidentes. No ha sabido hacer una lectura correcta del significado del bloqueo, o por lo menos no lo ha hecho a tiempo. El Estado entendió muy bien que estábamos utilizando el cambio de estrategia como palanca para la resolución, y cuando bloqueó la resolución no fuimos capaces de discernir que la salida estaba precisamente en el desarrollo de la estrategia (...) Para explicarlo de una manera gráfica: al principio pensamos que nos bastaría con surfear sobre la inercia del movimiento que habíamos hecho. Sin embargo, la ola se ha agotado a nuestros pies y no hemos comprendido que, más que aprovechar las olas, lo que tiene que hacer un movimiento transformador es generar olas».

«También es innegable que el cambio de estrategia ha traído consigo tres grandes logros: el unionismo (PP-PSOE) se ha visto enormemente debilitado, en Nafarroa ha sentado las bases para poner en marcha el cambio político, y en Ipar Euskal Herria con la propuesta de colectividad territorial única se le ha abierto el camino a un reconocimiento de primer nivel»

«No hemos sabido gestionar lo que nosotras y nosotros mismo hemos creado. Entre otras cuestiones, así se puede entender el éxito de Podemos en las últimas elecciones, que en Euskal Herria ha sido mucho mayor que en el Estado; es un campo sembrado».

 

Resolución

«Los problemas para mantener una actuación sostenida en el terreno de la resolución del conflicto han sido grandes. Algunas iniciativas se han agotado nada más ponerse en marcha, sin lograr continuidad. Lo complicado del escenario ha tenido mucho que ver en ello, pero también es cierto que por parte de la izquierda abertzale ha habido carencias a la hora de desarrollar la unilateralidad».

«Algunas conclusiones son evidentes: 1) No podemos seguir a la espera de la bilateralidad. No la descartamos, tenemos que reivindicarla, pero sin limitarnos políticamente a ello. 2) Debemos situar la vuelta a casa de las y los presos y refugiados dentro del proceso político general. 3) Tenemos que situar la resolución de las consecuencias del conflicto dentro del desarrollo del proceso soberanista o independentista, más que en una estrategia de fases».

«En el plano jurídico, teniendo en cuenta el escenario al que nos enfrentamos, habrá que tener en cuenta las salidas que esa vía puede ofrecer a todas las consecuencias del conflicto. Así, por ejemplo, deberemos tener presente el papel que jugarán la legislación y las medidas jurídicas en el plan para la vuelta a casa de las y los presos y refugiados. Dado que la salida de las presas y presos no va a venir de la mano de un acuerdo alcanzado en torno a una mesa, se deberá dar desde el desarrollo de la legislación, desarrollando la línea adoptada en 2013 por EPPK. Por lo tanto, el ámbito jurídico (penal y penitenciario) es una vía que habrá que utilizar, rechazando siempre el arrepentimiento y la delación».

«Las condiciones políticas para la consecución de la amnistía tenemos que construirlas en Euskal Herria, materializándolas mediante las relaciones de fuerzas y acuerdos que se consigan aquí, en lugar de dejar la llave del bloqueo en manos de los estados».

Euskal Herria hoy

«Vivimos cambios sociológicos profundos: fuertes tendencias individualizadoras, difuminación de la adhesión política, nuevas percepciones en torno a la participación política... La vieja épica no resulta atractiva en la sociedad posmoderna. También hay que mencionar los cambios que se han dado en el terreno de la comunicación política –redes sociales, mediatización de la política– y las dificultades de la izquierda abertzale para resituarse en ese nuevo contexto».

«Estamos en una fase de transición entre un modelo autonómico basado en la división territorial y nuevos escenarios para estructurar el reconocimiento nacional y el poder político soberano. Esa transición se inició con Lizarra-Garazi, pues fue entonces cuando se certificó la invalidez del modelo autonómico. Otra cosa son las carencias y errores que ha habido a la hora de gestionar esa transición, tanto por parte de la izquierda abertzale como por parte de otros agentes políticos. Lizarra-Garazi, el Plan Ibarretxe y las conversaciones de Loiola han sido oportunidades perdidas, y eso ha dejado su poso de cara a abordar esta transición política con confianza. El cambio de ciclo ha recuperado y renovado las bases para ello, aunque últimamente hemos entrado en un momento de reflujo. Sin embargo, se dan las condiciones para retomar la estrategia independentista y de cambio social, salir bien de la encrucijada y dar nuevos pasos en el proceso de liberación».

Estrategia política

«La izquierda abertzale piensa que lo que tiene que hacer es fortalecer en Euskal Herria la vía de la independencia, haciendo que esta idea se convierta en hegemónica entre la ciudadanía vasca (…) Por lo tanto, el reto es crear un movimiento independentista amplio, plural, sólido y eficaz; un movimiento que sea capaz de llevar hasta el final esa hegemonía ideológica independentista, que cree las condiciones para dar saltos y sea capaz de responder a los ataques. Solamente eso puede condicionar o desactivar la cerrazón de los estados y hacer que se muevan las posiciones de las fuerzas políticas y de los diferentes agentes. Todo eso es lo que hemos denominado decantación independentista».

«Hay que sumar más sectores, y para ello es necesario actualizar o regenerar la oferta independentista, construir un nuevo relato independentista, para que el Estado Vasco sea la opción de sectores cada vez más amplios. Además de las razones derivadas del hecho de ser una nación, la oferta renovada tiene que dar respuesta a las necesidades de la ciudadanía vasca, tanto a las necesidades materiales –trabajo, vivienda, alimentación, tierra, energía, protección social, educación, sanidad...– como a las aspiraciones sociales compartidas –participación, paridad, libertades democráticas, diversidad cultural, libertad sexual...–. La igualdad, la democracia y la justicia social tienen que ser los símbolos de la nueva oferta independentista».

«Los discursos y las iniciativas movilizadoras tienen que construirse sobre condiciones concretas. ¿Dónde se situarán a corto plazo los puntos de atención y preocupación de Euskal Herria y de la ciudadanía vasca? ¿Cuáles son las palancas del proceso independentista? Marco de relaciones laborales, pensiones, modelo de desarrollo, sistema educativo... Todo ello exige un profundo trabajo de análisis y prospección».

«La clave tiene que ser crear las condiciones aquí, sin saltar al vacío. Es decir, sin copiar tal cual el proceso de Catalunya, por poner un ejemplo. El choque que ya se debería haber dado en Euskal Herria y el que se ha dado en Catalunya tenían que haber sido el camino para romper el cerrojo impuesto por el Estado español. Se podían haber alimentado mutuamente, pero el proceso debe tener su propio desarrollo en cada lugar. Cuando el proceso catalán estaba en pleno auge, aquí no fuimos capaces de avanzar; no nos vayamos a atascar ahora mirando a los problemas que acaban de tener allí».

Organización

«Nos tiene que preocupar el hecho que de la novedad que supuso Bildu ha perdido frescura. Asimismo, ha perdido en cierta medida su capacidad inicial para incorporar a más sectores y personas. Ya hemos podido detectar algunos riesgos. Uno de ellos es que los partidos que forman la coalición han visto difuminada su personalidad propia. El objetivo no puede ser que todas las siglas compartan palabra por palabra todos los principios ideológicos y objetivos estratégicos. Eso no es ni una coalición ni un Frente Amplio; eso es un partido único. Sería muy perjudicial que EH Bildu se identifique completamente con la izquierda abertzale».

«La falta de capacidad estratégica que hemos demostrado en algunas ocasiones no es algo ‘natural’, no es algo inevitable, sino consecuencia de las cosas mal hechas. Entre otras cosas, es consecuencia de un estilo-modelo de organización y práctica política no actualizado. Hemos querido gestionar el nuevo tiempo con instrumentos viejos, y no ha funcionado».

«Tenemos que entender la complejidad del cambio que hemos hecho y gestionarla correctamente, para así recuperar el equilibrio emocional colectivo de la izquierda abertzale. Para resucitar pasiones comunes, para luchar codo con codo, recuperando el placer de trabajar en común, creando la épica de la izquierda abertzale y la lucha vasca del siglo XXI».

«Estamos obligados a mirar más allá de nosotras y nosotros mismos. Para que este proceso avance, para que esta lucha por la libertad triunfe algún día, se necesitarán acuerdos entre diferentes agentes (sindicales, sociales, políticos...). Tendrán que ser compañeros de viaje. A eso le hemos llamado Bloque Popular Independentista, pero no podemos pensar que vaya a tener un carácter meramente instrumental (...) Habrá que dar el paso, habrá que dar ese salto. Eso mismo deberá conformar la dirección de todo el proceso, la dirección colectiva. Hay que conseguir que la decantación independentista no sea solo nuestra, sino que sea la decantación de los sectores populares, de otras organizaciones sindicales, sociales y políticas, del mundo de la creación cultural, de los medios de comunicación populares y de los emprendedores económicos (...) Decimos alto y claro que esa tarea no es nuestra, de la izquierda abertzale, sino una tarea compartida (...) El bosque de la independencia no se construirá desde un solo tronco, sino desde diferentes troncos».