Iñaki Vigor

Descubrir el río subterráneo de Aitzarreta, un reto pendiente

Durante los 45 años de vida de Satorrak, sus miembros han explorado centenares de cavidades, que han quedado guardadas en su memoria y también en el Catálogo Espeleológico de Nafarroa. Aunque todavía les queda un reto pendiente: descubrir el río subterráneo de Aitzarreta.

Miembros de Satorrak, junto a un río subterráneo. (FOTOGRAFÍAS: Cedidas por SATORRAK)
Miembros de Satorrak, junto a un río subterráneo. (FOTOGRAFÍAS: Cedidas por SATORRAK)

«El catálogo se trata de una herramienta muy importante para la correcta gestión del territorio en materia de obra civil y pública, cultura, protección civil, medio ambiente y memoria histórica», resume Arturo Hermoso de Mendoza.

A su juicio, la espeleología es «una actividad muy especial, interesante y atractiva, ya que no se trata meramente, como muchos creen, de un deporte de aventura, sino de una actividad científica que genera importantes aportaciones a la sociedad». Aunque reconoce que han vivido «aventuras inolvidables» gracias a la espeleología, destaca los «importantes descubrimientos» que han hecho en estas últimas décadas, y confía en poder seguir realizando aportaciones.

La principal actividad del grupo es la investigación del karst en Nafarroa. Sus miembros siguen trabajando en los diferentes macizos y zonas kársticas del territorio para tratar de documentar las características y valores de estas cavidades y su relación con los acuíferos y manantiales, tan importantes para el abastecimiento a la población y la salud ecológica de ríos y masas de agua.

Un par de datos pueden servir para hacernos idea de la importancia de Nafarroa a nivel espeleólógico: en el macizo de Larra se conocen más de 1.500 cavidades, y en la sierra de Aralar existen alrededor de 1.300, de las que unas 900 se encuentran en la parte navarra y 400 en la de Gipuzkoa. Es decir, entre ambas zonas suman unas 2.800 cavidades.

La inmensa mayoría de la población solo conoce las cuevas turísticas, pero los miembros de Satorrak y de otros grupos espeleológicos tienen el privilegio de conocer cientos y cientos de ellas, algunas de dimensiones increíbles. En Larra se han topografiado más de 400 kilómetros de pozos y galerías, que es la distancia entre Iruñea y el Mediterráneo. Allí están las dos simas más profundas de Euskal Herria, con un desnivel cercano a los 1.400 metros y desarrollos de hasta 80 kilómetros. Existen paredes verticales de más de 300 metros en un solo salto, ríos subterráneos que drenan a Zuberoa y salas inmensas e impresionantes. La Verna, en la que podrían entrar dos campos de fútbol, es en la actualidad la séptima mayor sala del planeta.

Dentro de este inmenso mundo subterráneo, ¿les ha quedado algún reto pendiente a los miembros de Satorrak? La respuesta nos la da el propio Hermoso de Mendoza: «A nivel de exploración, esperamos algún día descubrir el río subterráneo de Aitzarreta, que atraviesa Aralar y surge cerca de Iribas. Venimos trabajando en ello desde hace más de 40 años, y hasta ahora se nos resiste». Puede ser un aliciente añadido para quienes consideran que los espeleólogos son los últimos exploradores del planeta, ya que muy pocas disciplinas permiten hoy en día descubrir lugares vírgenes e ignotos, jamás hollados por el ser humano.

Sin duda, algunos de esos lugares se encuentran aquí mismo, en Nafarroa, donde existen macizos tan interesantes como Urbasa, Andia, Lokiz, Leire o Urkulu-Mendilatz. En sus entrañas existen cavidades de gran valor natural, geológico y cultural, pero probablemente hay otras muchas todavía por descubrir.

Precisamente uno de los proyectos más importantes que tienen los miembros de Satorrak es la elaboración y puesta al día de un catálogo moderno y con rigor científico, pero para ello consideran imprescindible el apoyo de la Administración y la labor conjunta de todos los grupos de espeleología que trabajan en Nafarroa. El día que se pueda precisar el número de cavidades que existen en este territorio, tienen la seguridad de que superará las 4.000, y que esta cifra seguirá creciendo. 

El trabajo realizado hasta ahora es abrumador, pero todavía queda mucho por hacer. Por eso, los miembros de Satorrak quieren animar a las persona interesadas «en este apasionante mundo» a que se pongan en contacto con ellos y se animen a practicar «un deporte-ciencia en el que vivirán experiencias muy intensas, al tiempo que aprenderán a respetar, estudiar y disfrutar de la naturaleza».

«Es difícil estar más cerca de la naturaleza que en una sima. Literalmente, estás dentro de ella, y cada vez que sales al exterior, es como si renacieras. Es una sensación indescriptible –remarca Hermoso de Mendoza- salir de un agujero después de haber estado en él muchas horas o días. A veces lo hacemos en medio de una gran tormenta de nieve, en otras ocasiones nos sorprende una impresionante noche estrellada. Se viven situaciones muy intensas e imborrables. En cualquier caso, la espeleología te une. Tienes que confiar en las personas que te rodean, y ellas tienen que confiar en ti».

Pero, por encima de todo, considera que lo fundamental es «pasarlo bien en las cuevas y simas, disfrutar explorándolas en equipo, observando, estudiando e interpretando lo que nos cuentan, ya que guardan celosamente secretos y tesoros que es importante comprender y conservar». Eso sí, pide que se abstengan quienes en un minuto son capaces de destruir lo que la naturaleza ha construido en miles de años. «Si no pueden comprender que se debe de respetar ese entorno, es mejor que no vayan», afirma de forma tajante.