@AritzIntxusta
BARCELONA

La prensa española enrarece los pasillos del Parlament

Los periodistas internacionales aguardan fuera, junto al acceso principal al Parlament, viendo entrar a las autoridades catalanas. Esperando a que de sus países les den la señal para entrar en directo. Otros se han quedado aún más lejos, fuera del parque de la Ciudadela que rodea el edificio.

Un grupo de periodistas, en el Parlament. (@zalduariz)
Un grupo de periodistas, en el Parlament. (@zalduariz)

Un compañero del medio X, que emite en todo el Estado, se muestra algo enfadado. «En la redacción de Catalunya estamos siete durante el año. Estos días han venido otros diez compañeros y a nosotros nos han apartado», lamenta. Creen que en la raíz de todo está en que secundaron la huelga del día 3, que en Madrid ya no se fían. 

Dentro del Palau del Parlament, el ambiente es tenso en este primer tiempo muerto. Todos se mezclan en la cafetería pero en las mesas se habla muy bajito, mientras se mira de reojo lo que esta sucediendo en el Senado. La mayoría o admite que, tras la montaña rusa de ayer, nadie sabe lo que va a pasar.

Las radios han montado pequeños sets y van rellenando el tiempo con tertulianos, también periodistas la mayoría. Los cámaras están apostados buscando los mejores tiros de la zona noble de las escaleras. Otro buen puñado aguardan frente a la puerta donde están reunidos los de Junts pel Sí.

De repente ha desfilado por allá medio grupo parlamentario de la CUP, encabezados por Gabriela Serra. Se ha quedado a atender a los medios Albert Botran, que iba el último. De repente, casi a codazos y de muy malas maneras, ha irrumpido Cake Minuesa, una mezcla de periodista-payaso-showman con micrófono de Intereconomía. «Estoy en directo, estoy en directo. Se te ve muy contento. ¿Vais a crear hoy una nueva república, verdad?», le pregunta al parlamentario. Botran calla. Minuesa inisite en preguntarle de malas formas. Al final, son el resto de periodistas los que le callan la boca y le piden que respete. «Tú estarás en directo, pero nosotros no y nos da igual», le reprende una joven. El de Intereconomía se echa atrás a la par que se despide de sus televidentes. Cuando se va, por fin habla Botran. «Parece que sería un buen director para TV3», asegura. El corrillo se disuelve y la toma de declaraciones queda arruinada.