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Los Pirineos perderán la mitad de su nieve en los próximos 30 años, según un estudio

El aumento de 1,2 grados en la temperatura media de los Pirineos durante los últimos 50 años hace prever que la cordillera pierda la mitad de su nieve antes de 2050 y, si no se actúa antes, incluso el 80% antes de finales de siglo, según las estimaciones recogidas en el informe ‘El Cambio Climático en los Pirineos: impactos, vulnerabilidades y adaptación’, coordinado por el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC) y que ha contado con la participación de un centenar de expertos. 

Auñamendi, de 2.507 metros. (Iñigo URIZ/FOKU)
Auñamendi, de 2.507 metros. (Iñigo URIZ/FOKU)

El informe ha sido presentado este lunes en Zaragoza, en el marco de la Jornada de Riesgos Naturales y Cambio Climático, por parte del profesor de investigación del Instituto Pirenaico de Ecología-CSIC, Blas Valero; el técnico del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos OPCC-CTP, Juan Terrádez; la coordinadora del OPCC-CTP, Idoia Arauzo, y el gestor de proyectos de cooperación en FORESPIR, Raphael Delpi.

Este documento refleja que la temperatura media en los Pirineos ha aumentado 1,2 grados en 50 años, mientras que la media mundial lo ha hecho en 0,85 grados. Asimismo, en los últimos 35 años, ha desaparecido la mitad de los glaciares, algunas aves migratorias han adelantado su fecha de llegada hasta diez días en los últimos 60 años y el espesor medio de la nieve en el Pirineo central podría reducirse a la mitad para el año 2050.

El informe ha sido elaborado por más de un centenar de expertos de Euskal Herria, Catalunya, Aragón, Occitania, Nueva Aquitania, Occitania y Andorra, lo que supone un amplio consenso científico para el territorio pirenaico. Ha sido coordinado por el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC), un proyecto POCTEFA liderado por la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP).

Con este trabajo se pretende actualizar las bases del conocimiento científico en materia de impactos y vulnerabilidad del territorio de los Pirineos, consensuar los principales desafíos a los que se enfrentan y proponer recomendaciones sectoriales para la adaptación al cambio climático en un contexto de cambio global.

El documento busca servir de apoyo para una política basada en evidencia científica. La coordinadora del Observatorio Pirenaico de Cambio Climático, Idoia Arauzo, ha explicado que, «a través de este informe, pretendemos proporcionar un documento de referencia para la comunidad científica y para los responsables de decisiones técnicas y políticas, así como el sector empresarial y toda la sociedad».

«Evidencia indiscutible»

Por su parte, el coordinador del informe, Juan Terrádez, ha asegurado que «el cambio climático es ya una evidencia indiscutible. Sucede en estos momentos y en estas latitudes», al tiempo que ha marcado «un reto urgente: seguir investigando en cambio climático y adaptarnos a sus consecuencias».

Ha destacado, además, la «escasez y variabilidad» de la disponibilidad hídrica como uno de los problemas socioeconómicos más importantes derivados del cambio climático en los Pirineos, ya que se reduce el agua disponible para la generación de energía hidroeléctrica y para los cultivos de secano, que se ven más afectados por las plagas.

Además, la mayor variabilidad del clima provoca un incremento de los riesgos naturales, como deslizamientos de tierras, desprendimientos, aludes, inundaciones e incendios forestales, así como episodios de sequía y lluvias torrenciales cada vez más intensos.

Terrádez también ha explicado que una de las consecuencias más relevantes para la fauna y flora de la región es «la falta de sincronía» entre especies que dependen las unas de las otras, como los insectos polinizadores y las plantas.

Desde la Comunidad de Trabajo de los Pirineos se entiende la lucha contra el cambio climático y la adaptación a sus efectos como una oportunidad de abordar los desafíos que tienen ante sí los Pirineos, como la pérdida de biodiversidad o los cambios en los paisajes y ecosistemas.

«Es fundamental transmitir la urgencia de las medidas a tomar para limitar los efectos negativos y aprovechar las posibles oportunidades emergentes. Si somos capaces de anticipar y gestionar los cambios que se producen, podremos encontrar fórmulas para hacer compatible la actividad humana y salvaguardar la naturaleza en los Pirineos», ha agregado Arauzo.

Los Pirineos tienen «fiebre» y «es un síntoma de que algo está pasando», ha apuntado Arauzo. 

Desafíos

El centenar de científicos que forman parte del proyecto han determinado que los principales desafíos a los que se enfrentarán los Pirineos durante los próximos años son preparar a la población ante los extremos climáticos; reforzar la seguridad ante riesgos naturales; acompañar a los actores del territorio ante las sequías; y asegurar la calidad de las aguas superficiales y de las aguas subterráneas.

Asimismo, este territorio deberá aprender a mantener su atractivo turístico; enfrentarse a los cambios en la productividad y la calidad de los cultivos y sacar provecho de las nuevas oportunidades; anticipar los cambios irreversibles en el paisaje; tener presente la posible pérdida de biodiversidad y los cambios en los ecosistemas; adaptarse a los desequilibrios entre oferta y demanda de energía y enfrentarse a la propagación de enfermedades, parásitos y especies invasoras.

El Observatorio Pirenaico de Cambio Climático tiene como función principal realizar un seguimiento y comprender este fenómeno en los Pirineos para ayudar al territorio a adaptarse a sus impactos. Su visión es la de ser la plataforma de referencia sobre conocimiento en adaptación al cambio climático en ecosistemas de montaña.