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Londres

Theresa May descarta retrasar el Brexit para extender el plazo de negociación con la UE

La primera ministra británica, Theresa May, ha descartado extender el periodo de negociaciones con la Unión Europea (UE) y ha confirmado que el Reino Unido dejará el bloque el 29 de marzo de 2019, con o sin acuerdo. Posteriormente, ha advertido de las «consecuencias» de no respaldar su acuerdo y ha remarcado que no piensa dimitir.

Therea May, durante su intervención en la Cámara de los Comunes. (AFP)
Therea May, durante su intervención en la Cámara de los Comunes. (AFP)

A preguntas de un diputado en la Cámara de los Comunes, May ha subrayado que «la posición del Gobierno es clara, no se extenderá el artículo 50», la cláusula del Tratado de Lisboa activada por Londres en marzo de 2017 para dar comienzo a los dos años de negociaciones con Bruselas para el Brexit.

La líder conservadora ha comparecido para dar detalles del acuerdo preliminar de salida y futura relación bilateral pactado con la UE, que ha provocado ya una cascada de dimisiones en el seno de su Gobierno.

«Este acuerdo pone fin a la libertad de movimiento, recupera el control de nuestras fronteras, las leyes y el dinero, y ofrece una política exterior y de defensa independiente mientras que mantiene la cooperación en materia de seguridad para mantener a nuestros ciudadanos a salvo», ha defendido la primera ministra en su intervención.

«La elección está clara: elegir salir sin acuerdo, arriesgarse a que no haya Brexit o podemos elegir unirnos y apoyar el mejor acuerdo que puede negociarse», ha reivindicado.

Tal como están las cosas, parece improbable que May consiga que el documento sea aprobado en una eventual votación parlamentaria en diciembre, pese a lo cual ha insistido en que su objetivo es seguir negociando con los Veintisiete la futura relación comercial.

La jefa del Gobierno sí ha admitido que el Gobierno mantiene los preparativos para el caso de que el país deje la UE sin un acuerdo.

En una posterior rueda de prensa desde Downing Street, May ha defendido que el acuerdo que ha puesto sobre la mesa es «el correcto» y ha dejado claro que no dará un paso atrás pese a las críticas y las dimisiones. «Voy a dirigir este proceso, no pienso dimitir», ha advertido.

«Los grandes jugadores tienen que seguir jugando el partido hasta el final», ha esgrimido.

Bajo esta premisa, May ha defendido que «el liderazgo consiste en tomar las decisiones correctas, no las fáciles» y ha evitado cualquier concesión a las voces críticas, más allá de reconocer que no ha sido un proceso fácil. En este sentido, ha dicho «no juzgar» a quienes, en aras también del «interés nacional», han llegado a una «conclusión diferente» sobre el camino a seguir.

La primera ministra ha sostenido que el texto presentado cumple el «mandato» dictado por los británicos en el referéndum de junio de 2016 y que pasa por sacar a Reino Unido de la Unión Europea para que pueda tener «control» sobre su dinero, sus leyes, sus fronteras y romper con la jurisdicción europea y políticas comunes como la agraria o la pesquera.

May ha defendido que hay «cientos de miles» de empleos en juego y ha reclamado «unidad» en el seno del gabinete, ya que la ausencia de un acuerdo firme aboca a Reino Unido a la «incertidumbre». «No sabemos qué consecuencias nos esperan», ha alertado la líder conservadora, que ha descartado de nuevo la posibilidad de una segunda consulta.

Corbyn opina que el Gobierno «es un caos»

El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, ha aseverado que el Gobierno es un «caos», y se ha preguntado cómo pretende la primera ministra que se confíe en un acuerdo que «el propio ministro del Brexit, que lo ha negociado, no puede apoyar».

Corbyn ha indicado que el acuerdo es «un fracaso» y que no cumple con la lista de seis requisitos que su partido exigió para apoyarlo, entre los que se incluye que el Reino Unido conservara los mismos beneficios que tenía en el mercado único comunitario y la unión aduanera. «Es completamente descabellado que la primera ministra diga que este plan significa que el país vuelve a tomar el control de nuestras leyes, dinero y fronteras».

A su vez, el líder de los Liberal Demócratas, Vince Cable, ha animado a la primera ministra a que acepte la celebración de un segundo referéndum «por mucho que lo odie. El voto de los ciudadanos es una solución». Cable ha sostenido que el Ejecutivo ha llevado al país a «un viaje sin una idea real de su trayecto o su destino».

Ninguna mención a Escocia

Para el líder del Partido Nacional Escocés (SNP) en el Parlamento británico, Ian Blackford, May «está intentando vendernos un acuerdo que está condenado al fracaso y que ni siquiera su ministro para el Brexit podía soportar».

Asimismo, ha criticado que el documento, de casi 600 páginas, no incluya ninguna mención a Escocia, cuando el norte de Irlanda aparece en cien ocasiones, y ha cuestionado por qué si este último territorio puede permanecer en el mercado único no puede ocurrir lo mismo con Escocia, cuyos ciudadanos votaron mayoritariamente a favor de la permanencia en la UE en el referéndum de 2016.

También se ha mostrado crítico con el acuerdo el portavoz del partido unionista norirlandés DUP, Nigel Dodds, que ha lamentado que el Parlamento británico está en una posición en la que «la elección está sujeta a normas y leyes de otros que pueden no tener en mente nuestros intereses. O nos levantamos por Reino Unido, o votamos a favor de un estado vasallo con la disolución de Reino Unido».