Los hechos ocurrieron el 6 de enero cuando el sospechoso disparó una bala de 9 milímetros contra la casa de la familia Azkarraga Isasi, vinculada a la izquierda abertzale, y de cuya fachada colgaba un cartel para reclamar el acercamiento de los presos.
En el registro del domicilio del hombre se encontraron una treintena de armas cortas y largas, la mayoría inutilizadas o en muy mal estado de conservación, así como diversa munición y más de una veintena de proyectiles de artillería, aunque todos ellos estaban «inertes o no suponían peligro».
Diez días después del incidente las Juntas Generales, que hoy celebran un pleno ordinario, han aprobado una declaración institucional en la que se rechaza el ataque y se expresa un «total apoyo y solidaridad» a la familia.
El parlamento foral ha recalcado «su compromiso con la convivencia y los derechos de todas las personas a vivir sin miedo y en libertad» y ha mostrado su «preocupación por aquellas acciones, mensajes y comportamientos autoritarios que vayan en contra de los valores de paz y respeto».