Koldo Landaluze

‘El cazador’ y ‘Apocalypse Now’, 40 años en el corazón de las tinieblas de Vietnam

‘Apocalypse Now’ y ‘El cazador’ se descubren como dos imperecederos descensos a los infiernos de la guerra. Nunca antes la psique del combatiente había sido colocada tan al límite de la cordura. Ambas obras maestras, firmadas respectivamente por Francis Ford Coppola y Michael Cimino, fueron estrenadas hace cuarenta años.

Pocos conflictos bélicos han generado tantos filmes como el que tuvo lugar en Vietnam entre 1955 y 1975. Apegados a su cultura visual, los estadounidenses no tardaron en plasmar en la pantalla los demonios que legaron aquella guerra que generó una gran cantidad de producciones de muy diverso calado, estilo y resultado.

La primera andanada de celuloide tuvo lugar en el 68, producida mientras silbaban las balas en Vietnam y bajo el mandato presidencial de Lyndon B. Johnson. Espoleado por su patrioterismo, John Wayne colgó sus espuelas para dar rienda suelta a su discurso más conservador y apadrinó desde la producción, co-dirigió y protagonizó ‘Boinas verdes’, un filme eminentemente propagandístico acorde con los postulados dictados desde la Casa Blanca y que, lógicamente, también respondía a ciertos estados de opinión de la población estadounidense. Su aire paternalista –sobre todo en la escena final, cuando el protagonista ‘recoge’ al huérfano vietnamita y se lo lleva con él a Estados Unidos– provocó la quema de un cine como protesta.

Las autoridades norteamericanas promovieron el rodaje de documentales de propaganda encaminados a ensalzar el sacrificio de millares de soldados enfrentados al diablo comunista en aquella remota selva asiática y la mencionada ‘Boinas verdes’ simbolizó el pensamiento que compartía por aquel entonces un amplio sector de la población norteamericana en el momento en el que fue realizada. De ahí que tal paradigmática cinta confirmase las palabras del teórico Siegfried Kracauer, «los filmes de una nación reflejan su mentalidad de forma más directa que cualquier otro medio».

‘El cazador’, una bala en la recámara

Una nueva generación de cineastas abordó la trastienda silenciada de Vietnam mediante una serie de producciones que, como en el caso de ‘El cazador’ o ‘El regreso’ –ambas del año 78–, apostaron por un estilo y un discurso diametralmente opuestos a ‘Boinas verdes’ y revelaron las taras sicológicas y físicas que legó este conflicto. De esta manera, también cobró forma definitiva uno de los discursos más habituales de Hollywood a la hora de abordar esta guerra, el ‘mea culpa’.

Estrenada en las pantallas vascas el 19 de marzo de 1979, ‘El cazador’ profundiza en la problemática sicológica y física que legó la guerra y toma como eje central la amistad de tres jóvenes obreros de Pensylvania. Tres amigos cuya rutina cotidiana, su status social y moral, salta en pedazos tras su traumático regreso al hogar tras participar en la contienda vietnamita.

Tildada por muchos sectores como ‘reaccionaria’ –se decía que que en ella solo los soldados estadounidenses sufrieron las vejaciones de los guerrilleros vietcong y no al contrario–, esta película de Michael Cimino fue adquiriendo con el tiempo cierto respeto por parte de sectores intelectuales que abogaban por asumir cierto distanciamiento a la hora de analizar un conjunto que, dejando a un lado sus ambiguas tesis, gozaba de una calidad artística indiscutible. Ejemplo de esto son los compases de la ‘Cavatina’ –un tema que el compositor Stanley Myers escribió originalmente en 1970 para la película ‘El Precio de Amar’– o aquella dramática secuencia final que protagonizaron Robert de Niro y Christopher Walken –obtuvo el Óscar a Mejor Actor Secundario– en aquel gallinero humano mientras, cuando en pleno frenesí de una ruleta rusa, una bala solitaria se alojaba en el tambor de un revólver.

Para Cimino fue un proyecto muy personal, además de dirigirla asumió labores de guion y producción y la Academia de Hollywood recompensó el filme con cinco Óscar de los nueve a los que estaba nominada, entre ellos los de Mejor Película y Mejor Director.

Además del cuarteto protagonista –Robert de Niro, Christopher Walken, John Savage y Meryl Streep–, el reparto incluyó a uno de los grandes secundarios de la época, John Cazale en cuya efímera carrera encontramos papeles tan reordados como los que llevó a cabo en las dos primeras partes de ‘El Padrino’, en ‘La conversación’ de Francis Ford Coppola y en ‘Tarde de perros’ de Sidney Lumet. A Cazale –por entonces pareja de Streep–, le diagnosticaron un cáncer terminal poco antes de iniciar el rodaje y Cimino alteró las fechas de rodaje para filmar todas sus escenas. El actor culminó su trabajo y falleció antes de que la película fuese finalizada.

‘Apocalypse Now’, el horror... el horror

Cuando Francis Ford Coppola presentó en Cannes ‘Apocalypse Now’, dijo: «Mi película no es sobre la Guerra de Vietnam. Es Vietnam». Considerada como la película definitiva, todavía hoy inspira todo tipo de reflexiones y conjeturas acerca de la condición humana y el caos que generó dicho conflicto asiático. Podría decirse que el espectáculo no se concentra únicamente en sus imágenes –aunque hay secuencias antológicas; por ejemplo, el referencial ataque de los helicópteros con refuerzo sonoro de Wagner–, sino las que analizan el interior de los personajes. Tal y como afirmó Coppola, esta película fue «una experiencia electrizante y, problemas políticos y económicos aparte, he conseguido lo que me había propuesto: demostrar el sentido alucinógeno de la guerra de Vietnam».

Más allá del propio viaje físico e iniciático que narra el filme –basado en la novela de Joseph Conrad ‘El corazón de las tinieblas’–, el propio rodaje tuvo visos de odisea condenada al naufragio. El actor Martin Sheen sufrió un infarto y el propio Coppola bordeó los límites de la locura mientras llevaba a cabo este su empeño personal. En mitad de esta catarsis asomaba la casi fantasmal presencia de un Marlon Brando abducido por completo por su personaje de Kurtz y un ya de por sí enfebrecido Dennis Hopper al que Brando quería a kilómetros de distancia de él.

La razón de esta situación extrema quizás se encuentre en las palabras del autor de ‘El padrino’ cuando afirmó que «en este filme decidimos exponer lo que los norteamericanos hicieron realmente en Vietnam. Y creo que en esa descripción llegamos demasiado lejos. En el corazón de la jungla, rodeados de técnicos, de equipo y de dinero, nos volvimos locos y, sin embargo, el filme continuó realizándose a pesar de nosotros, a pesar de nosotros mismos».

La película, en definitiva, aborda la ambigüedad humana. Esa parte del alma que si va más allá de sus posibilidades y en una misma dirección, corre el peligro de destruirse al abordar el territorio del horror amoral. Una situación extrema y que siempre ha estado presente en la condición humana y que nos recuerda que lo primitivo siempre permanece en lo más profundo de nuestro ser. Coppola recordada en relación a ello: «¿Cómo os comportaríais si os encontraseis en el centro de África adorado por los indígenas, o si sois como Hernán Cortés, en México, o si os sentís liberados del juicio de los demás o incluso de vuestras propias convicciones morales? Esta es la pregunta que se hace Joseph Conrad en ‘El corazón de las tinieblas’, relato en el que me inspiré. Yo también quise representar el caso límite de un hombre que va más allá de las reglas humanas. Va demasiado lejos y es destruido. En un sentido, se trata de un sacrificio. Yo quería que muriera Kurtz, quería que muriera por Estados Unidos quería que Estados Unidos viera el rostro del horror y lo aceptara como su propio rostro».

En el corazón de la locura

A modo de complemento de esta obra maestra, merece la pena visionar el documental filmado por la propia compañera sentimental del cineasta, Eleanor Coppola. Titulado ‘Corazones en tinieblas’, este multipremiado documental relata el infernal rodaje de ‘Apocalypse Now’ e incluye material inédito que fue rodado por la propia Eleanor Coppola con una cámara de 16 mm.

La base argumental de este testimonio fueron los apuntes que la realizadora plasmó en ‘Corazón en tinieblas. Un diario íntimo de ‘Apocalypse Now’’ en el que encontramos pasajes como este: «Francis me dijo que tiene la sensación de que ver la película acabada le ayudará a esclarecer y completar algo en su interior y que, hasta entonces, se encuentra en un caos personal. Está sorprendido de lo mucho que ha cambiado. Ya no se reconoce a sí mismo. No es capaz de distraerse con ninguna de sus aficiones anteriores. No puede organizar una fiesta, escuchar música, leer un libro; ya no puede sentir interés por un avión o por el próximo estudio de montaje, o en la construcción de un nuevo viñedo. No le importa si la casa está de una manera o de otra, dice que ya no tiene ninguna opinión».