La Real conquista su sueño. El equipo donostiarra se ha impuesto en la final de Copa al gran favorito Atlético de Madrid para estrenar su palmarés, trayendo la Copa de vuelta a Euskal Herria 26 años después de que el Añorga la ganara por última vez.

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En un inicio de claro dominio colchonero, Esther ha marcado el 1-0 al cuarto de hora. Era difícil no caer en el pesimismo. A la calidad y experiencia de un rival mayúsculo y motivadísimo por celebrar su primer doblete se le habían unido primero los problemas de la propia Real –Itxaso a duras penas en el banquillo, Maddi fuera de la convocatoria a última hora por un proceso febril– y ahora el marcador en contra.

Pero la suerte ha sonreído a la Real. Sólo dos minutos después de encajar el gol, Palacios –que hoy ha retrasado su posición para, escorada a la izquierda, acompañar a Chini y Leire Baños en el centro del campo con un resultado fenomenal– remataba desde la frontal un balón aparentemente sin peligro que Lola Gallardo, en una noche nefasta, se ha tragado de forma incomprensible. Fortuna, sí, pero también el premio adelantado a lo que estaba por venir. Porque la Real ha firmado un partido sensacional. Con un esfuerzo defensivo descomunal, no ha podido evitar que el rival se acercara al área, algo prácticamente imposible, pero sí que sus atacantes pudieran rematar con un mínimo de claridad. Y todavía han tenido fuerzas para salir a la contra. Con mayor peligro conforme avanzaban los minutos.

Tras el paso por vestuarios, la Real se ha sentido aún mejor. Más liberada, menos agobiada en defensa, ha acabado equilibrando el juego, si no haciéndolo caer de su lado. Al cuarto de hora, una jugada de Palacios, Leire Baños y remate final de Nahikari ha colocado el 1-2 en el marcador.

Al Atlético le han entrado las prisas. Demasiadas. Porque tenía tiempo de sobra para dar otro vuelco al partido. Pero se le han unido la inquietud propia y el trabajo de su rival, de nuevo inmenso en defensa. Y aunque, aún así, las colchoneras han puesto cerco al área realista, Mariasun ha decidido erigirse en una de las grandes protagonistas de la noche. Todo lo que se les ha escapado a sus compañeras lo ha tapado la guardameta, evitando que el marcador volviera a moverse.

La recompensa, la fotografía con la que soñaba desde marzo toda la familia txuriurdin: la de la capitana Sandra Ramajo, en su último partido con la camiseta txuriurdin, alzando la Copa al cielo de Granada.

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