Iker BIZKARGUENAGA
Elkarrizketa
Izaskun BILBAO
Candidata del PNV al Parlamento Europeo

«La UE necesita un marco para resolver los conflictos en los estados»

En un momento crucial para el proyecto de la UE, Izaskun Bilbao aspira a renovar su cargo como diputada después de diez años en la Eurocámara, aunque en esta ocasión el PNV no concurre con sus socios históricos de Catalunya. «Las circunstancias han cambiado», valora.

Izaskun Bilbao. (Luis JAUREGIALTZO/FOKU)
Izaskun Bilbao. (Luis JAUREGIALTZO/FOKU)

Las elecciones europeas coinciden este año con las municipales y las forales, ¿Es difícil hacerse un hueco en campaña?
Al contrario, creo que es una oportunidad, porque esta campaña nos va a permitir ver cómo desde el ámbito local y desde Euskadi hemos estado haciendo aportaciones para construir Europa, y cómo Europa también ha tenido presencia en Euskadi. Más allá de un previsible incremento de la participación creo que es una oportunidad para hablar en el sentido más amplio de lo que es Europa y de cuánto significa lo que hemos construido y lo que nos queda por hacer.

Hay cierta coincidencia en señalar la importancia de estas elecciones y hay quien ha publicado que el 26M el proyecto europeo se juega su futuro. ¿Tan importantes son?
Sí creo que es un punto de inflexión desde la creación del proyecto europeo. Hasta ahora hemos dado por supuesto que era un proyecto de paz, de estabilidad y que lo único que podía hacer era mejorar, pero con el incremento de los partidos de extrema derecha, de euroescépticos que están utilizando en muchos de los casos un discurso xenófobo, lo que se está haciendo es cuestionar los valores fundacionales de la propia Unión Europea y de su entramado institucional. El incremento de este tipo de partidos puede poner en riesgo sus principios y sus valores. Yo creo que este es el reto que tiene la ciudadanía europea y la vasca también en estas elecciones, decir masivamente que estamos a favor de crecer con el proyecto europeo y de no retroceder. Creo que el mensaje trasladado en las elecciones generales, el de decir que no queremos la vuelta atrás, que no compartimos proyecto con los partidos de extrema derecha y con los que quieren cuestionar los valores y principios democráticos debe ser también algo que se repita en las próximas elecciones.

Finalmente sí va a haber elecciones en Gran Bretaña, que parece que se marcha pero no se sabe bien cómo ni cuándo. ¿Es el Brexit el principal desafío de la UE en este momento?
No cabe ninguna duda de que el Brexit ha supuesto una crisis también de tipo político. Pero con el Brexit hay que decir que fue un problema generado por los partidos políticos del Reino Unido, que no supieron hacer la autocrítica correspondiente, no supieron abordar sus problemas de paro, de bolsas de pobreza que no habían tenido antes, y atribuyeron la responsabilidad de ello a su pertenencia a la UE. Y al final, después de haber decidido, con muchísima demagogia y pocas verdades, que la solución a todos sus males era la salida, ahora estamos viendo que no hay un acuerdo entre los partidos para salir. En ningún caso nos gustaba un Brexit, pero si hay una salida, lo que queremos es que sea de manera ordenada y que sea con un acuerdo.

Lo cierto es que lo están dificultando y cada vez está más complicado. Hay incertidumbre y eso tampoco es bueno para la estabilidad, la seguridad y la confianza de las instituciones y de la propia UE. Hay voces que están reivindicando un nuevo referéndum, y si se celebrara, quizá podría cambiar el destino del Reino Unido. Realmente, en este momento creo que no hay ni una sola persona, tampoco en el Reino Unido, que se atreva a decir cuál va a ser el futuro.  


¿El euroescepticismo viene de lejos en la sociedad británica, pero se está asentando también en muchos países de la UE, igual que lo están haciendo formaciones de extrema derecha, ¿a qué se debe este auge?
Creo que ha habido dos factores fundamentales. En primer lugar, la crisis económica del año 2008 ha dejado consecuencias importantes en varios países por las políticas de austeridad, también en muchas personas. Se ha incrementado el número de empleos precarios, ha tenido un fuerte impacto en la clase media europea, se han creado bolsas de pobreza, y la ciudadanía europea no ha sentido que las instituciones europeas hayan estado con un proyecto social claro para respaldar y darle cobertura frente a esa situación. Pero hay que decir también que las instituciones europeas lo que hacen es definir un marco que tiene que ser desarrollado después por cada uno de los estados miembros, y esta conexión hay que recordarla, porque nadie se acuerda de la responsabilidad de los estados cuando hablamos del proyecto europeo.

El segundo factor han sido las malas soluciones dadas en la política de inmigración. Los partidos xenófobos dicen eso de «primero nosotros», y sostienen que así vamos a tener empleos de calidad para todo el mundo, que son las personas migrantes las que nos están quitando esos empleos. Es un discurso falso, demagógico, que toca el dolor y el corazón de personas que ven que no les llegan soluciones tampoco por parte de las autoridades locales o estatales, y que consideran que ante los problemas globales las soluciones les van a llegar con frases sencillas. Es una utilización irresponsable de un colectivo de personas que lo está pasando mal.

¿Y cómo se le hace frente a eso?
La solución pasa por fortalecer el proyecto europeo, por tener una UE que sea más competitiva, y nosotros creemos que hay que hacer una apuesta clara por la reindustrialización del ámbito europeo, con voluntad política, con presupuestos, y teniendo en cuenta que estamos también ante una transición medioambiental necesaria. Necesitamos un programa de transición hacia una economía limpia y desarmonizada donde la industria juega un papel. Hay nuevos empleos, y necesitamos que vaya ajustándose la formación de las personas a estos nuevos empleos. Otro problema que tenemos es que convivimos con carencia de personal en muchísimas empresas a nivel europeo, tenemos que ser capaces de adaptar todo eso. Apostamos por un desarrollo económico, con formación, con esa transición necesaria y, por supuesto, con el desarrollo de un pacto social donde garanticemos un sueldo mínimo a nivel europeo, una Renta de Garantía de Ingresos, una formación y una sanidad para todas las personas y unas pensiones garantizadas.

Ha citado el tema de la inmigración, ¿no echa en falta una gobernanza única y una dirección clara en esta materia?
Por supuesto que sí, y creo que dentro de unos años, cuando miremos atrás, vamos a sentir vergüenza por lo que no hemos hecho como europeos. Nosotros hemos pedido como grupo del Partido Demócrata Europeo, dentro del grupo ALDE, y también como PNV, que se aplicara el derecho de asilo y que se hiciera una reforma adaptada a la realidad actual. Que se gestionaran correctamente los visados humanitarios, que se construyeran corredores humanitarios, porque necesitamos saber cuál es el tratamiento que se les da a las personas cuando llegan, cómo se les acoge, cuál es el destino al que van a ir… Hemos apoyado también el reparto de cuotas como una solución alternativa como Parlamento Europeo. ¿Cuál ha sido el problema? Los estados miembros no han querido asumir estas cuotas, tampoco el Estado español.  

En estas elecciones el PNV concurre en la coalición CEUS (Coalición por una Europa Solidaria) con otras formaciones del Estado, pero no con sus hasta ahora socios catalanes. ¿Les hubiera gustado ir con ellos?
Las circunstancias en cinco años han cambiado y las coaliciones son el resultado del consenso entre dos partes. Las circunstancias son diferentes, pero tenemos una coalición con la que también estoy muy contenta, porque estamos con Geroa Bai, con Coalición Canaria, con los demócratas valencianos, con los de Baleares y con gallegos, y esto es una muestra de diversidad. Como decía, no ha dependido únicamente de nosotros, las circunstancias en Catalunya son conocidas, las posiciones de los partidos de la antigua Convergencia también, y lo que hacemos nosotros es confiar en que esta coalición nos va a permitir reeditar nuestra presencia en el Parlamento Europeo.

Ha mencionado la situación que se vive en Catalunya; en este asunto las instituciones europeas se han posicionado con el Estado español. Antes, en el referéndum de Escocia el propio Durado Barroso hizo campaña contra la independencia. Es lógico pensar que mucha gente en Catalunya, Escocia o en Euskal Herria se sienta decepcionada. ¿Cree que las instituciones europeas deberían haber mantenido otra actitud?
Nosotros formamos parte de la plataforma de diálogo con Catalunya, que ha llevado a cabo diferentes iniciativas, y en todo momento hemos defendido la necesidad de que hubiera un diálogo y una mediación desde el ámbito europeo para resolver un problema que entendíamos que era europeo. Necesitamos una ley de claridad, un marco europeo que permita resolver este tipo de conflictos en el seno de los estados miembros. ¿Para qué? Para que todos los ciudadanos europeos podamos hacer este tipo de referéndums o de consultas de una manera democrática, sin que nada se altere. Nosotros nos sentimos europeos, y queremos mecanismos europeos que permitan que todos tengamos los mismos derechos. Porque, por ejemplo, ahora pueden cambiar las cosas; vamos a suponer que el Reino Unido se marcha. Escocía ya ha anunciado que va a haber otro referéndum. Si los ciudadanos escoceses deciden que se quieren quedar en la Unión Europea, nosotros entendemos que su entrada es automática, como si no se hubieran marchado. Otros, como el PP, han defendido que deberían ir a la cola, detrás de Turquía… eso es absurdo.

La política europea es dinámica, las realidades y tensiones territoriales existen en muchos más países de los que creemos y de los que aparecen. Ahí está Córcega, donde el sentimiento que han mostrado en las últimas elecciones no es igual al que había hace unos años. Hay que abordar los problemas políticos con honradez, con mecanismos y con soluciones. Diálogo, negociación y solución a nivel europeo, también para que crezca ese sentimiento europeo y haya una mayor cercanía hacia sus instituciones.