Joseba VIVANCO

El Barça sigue en Anfield y el Valencia festeja su centenario (1-2)

Once años después, el Valencia ha levantado en el Villamarín un nuevo titulo. En el año de su centenario. La cara de una moneda en la que la cruz ha sido un fantasmagórico Barça en la primera mitad, en la que se le ha escapado la final con dos goles chés. El tanto de Messi ha sido insuficiente. Ernesto Valverde queda tocado y puede que hundido.

Gameiro y Rodrigo celebran un gol ché. (Pau BARRENA/AFP)
Gameiro y Rodrigo celebran un gol ché. (Pau BARRENA/AFP)

Centenario de oro o desilusión final. Al final ha sido lo primero. Atada la Champions League, el Valencia ha rubricado una temporada complicada en su inicio, pero brillante en su ejecución final. Los chés no ganaban un título desde 2008 y esta noche han devuelto la alegría a su afición. La cruz, un Barcelona depresivo desde lo de Anfield, de nuevo un Barça de la triste figura y sin delantero centro hoy –Luis Suárez, lesionado–, en el que solo Leo Messi, de nuevo contra todos, lo ha intenado, y que con esta derrota abre la caja de los truenos en la Ciudad Condal. Ernesto Valverde puede tener los días contados y el ‘plan Renove’ que se advierte en el Real Madrid, quién sabe si no se lo aplicará el Barcelona.

El partido estaba siendo un auténtico bostezo, como describía el gran Eduardo Galeano un 0-0, cuando el Valencia, con apenas un 20% de posesión, a los veinte minutos de juego ha sorprendido por velocidad a una superada defensa culé y ha puesto en ventaja el marcador con un recorte de fútbol-sala de Kevin Gameiro, quitándose de encima a Jordi Alba y embocando a la red. Un Barcelona incapaz de superar la primera línea de cuatro valencianista, estático arriba, abusando de un control del balón sin profundidad alguna, ha recibido el primer sopapo. El segundo, sin tiempo de despertar, sobrepasada la media hora. Balón al espacio de un magistral toda la primera mitad Dani Parejo, el nuevo Netzer ché con botas negras, Soler que le gana la carrera a Alba, centro al área y allí Rodrigo ha remachado de cabeza mientras Semedo veía de lejos su sombra en un alarde de pasotismo impropio de un profesional. El Barça seguía en Anfield.

El Barça ya tenía el partido donde quería: las dos finales de Copa que le ganó al Valencia (en 1952 y en 1971) fueron tras remontar un 0-2 y con prórroga. Pero el rictus de Ernesto Valverde decía lo contraria. Ha puesto a calentar de inmediato a varios jugadores mientras la grada, mayoritariamente valencianista, coreaba el ¡Sí, se puede! La respuesta, al filo del descanso, la ha dado Leo Messi, con un disparo duro y seco que Jaume Domenech ha sacado en felina estirada para regocijo de sus 20.000 hinchas presentes en el Villamarín sevillano. En el descuento, un golpeo mordido de Rakitic lo ha atajado sin pegas el portero levantino. El orgullo de Leo, insuficiente esta vez.

A vuelta de vestuarios, Artur ha dejado su puesto a Arturo Vidal y el ‘señalado’ Semedo a un Malcom que se ha hecho notar en esta segunda mitad más que Coutinho en dos años. Ernesto Valverde jugando sus cartas para evitar ponerse de manera definitiva a los pies de los caballos tras el desastre de Liverpool. Ha estado a punto de quedar sentenciado en un disparo cruzado de Guedes a los tres minutos. Sudor frío. Como el que le ha recorrido al Valencia a renglón seguido en un libre directo del ‘10’ argentino al borde del área. Córner. Marcelino, desde su área técnica, arengando a las masas chés ante un Barça, ahora sí, más intenso al menos. Intensidad que al cuarto de hora se ha traducido en una brillante acción individual de Messi, como un Cid Campeador culé después de muerto, desde la nada, que con el exterior ha mandado su chut a la madera. Uno de los goles del año si entra. De su carrera. La muesca, esta vez, se ha quedado en el travesaño, no en su bota.

Ha sido cuestión de tiempo. Parejo se ha ido lesionado, el Valencia ha reculado. Y el que la sigue la consigue. A partir de un córner, Messi, siempre Messi, ha aparecido por allí para, de cerca, aprovechar un paradón de Jaume y dar un pase a la red para poner el 1-2. Minuto 73. El astro culé superaba al legendario Telmo Zarra y se convierte en el primer jugador en toda la historia de la Copa en marcar en seis finales distintas (siete goles). Tiempo por delante del Barça para volver a hacer buena la estadística. ¿Sí, se puede?

Los diez minutos finales han venido marcados por un Piqué decididamente ya de delantero centro, emulando a Alexanko como último recurso, como el mal estudiante que deja todo para el final. Piqué y Arturo Vidal. Y Boateng en la grada. De tirados, al río. Marcelino, sin perder ojo al cronómetro del luminoso. Messi rematando de cabeza dentro del área. Balones peleados como si a ambos les fuera la vida. Cinco minutos de prolongación para desesperación valencianista. Cinco minutos en los que el luso Guedes ha tenido el tercero en un mano a mano que se le ha ido fuera por poco. El Barcelona entero ha acabado jugando de ‘9’. Hasta Cillesen en el último córner. Y Guedes, de nuevo, sin portero, ha enviado desde lejos el balón fuera. No ha tenido que lamentarlo. El pitido final estaba a la vuelta de la jugada. Once años después, el Valencia ha levantado otro título. Las lágrimas de Dani Parejo. El Barça ha tocado fondo. La cara de Piqué.