Ramón Sola

El PNV desmonta el pulso al PSE en Irun, convertido en cortina de humo en Gipuzkoa

Tras una semana en que ha amagado con presentar alternativa a José Antonio Santano (PSE), el más votado con diferencia en Irun, el PNV ha confirmado este sábado la renuncia a aspirar a la Alcaldía. La entente PNV-PSE se pacifica y el interés vuelve ahora al foco real: su colaboración para quitar varas de mando a EH Bildu.

Ortuzar, Urkullu y Mendia, en una reunión de colaboración PNV-PSE hace un año. (Marisol RAMÍREZ/FOKU)
Ortuzar, Urkullu y Mendia, en una reunión de colaboración PNV-PSE hace un año. (Marisol RAMÍREZ/FOKU)

El presidente del GBB en Gipuzkoa, Joseba Egibar, ha confirmado en Radio Euskadi la decisión del PNV de no disputar la Alcaldía de Irun (segunda del herrialde por volumen de población) a su socio, el PSE. José Antonio Santano seguirá como alcalde, dado que es de largo el más representado, con 10 de los 25 ediles de la localidad.

El grupo local jeltzale dice que lo hace «por responsabilidad» mientras Egibar recuerda «la amenaza de desestabilización institucional» trasladada por el PSE, que pospuso cualquier diálogo con el PNV sobre un acuerdo municipalista en Gipuzkoa a la espera de un arreglo en Irun.

En realidad, este caso de Irun ha sido una tormenta en un vaso de agua. Si bien es cierto que la relación entre Santano y el cabeza de lista del PNV, Xabier Iridoy, es muy mala (fue expulsado del equipo de Gobierno y están enfrentados en los tribunales), la hipótesis de que el PNV quitara al PSE esta alcaldía tan importante no tenía base. Por un lado, porque hubiera abierto un boquete enorme en la entente general entre los dos partidos, que se manifiesta prácticamente en todas las instituciones importantes de la CAV. Y por otro, porque para desbancar a Santano Iridoy hubiera necesitado sumar los votos de EH Bildu y también de Podemos, algo altamente improbable y muy difícil de entender más allá de las especificidades de la localidad.

Cerrado este frente que ha servido como cortina de humo desde el 26 de mayo hasta aquí en Gipuzkoa, el interés de cara a la constitución de ayuntamientos del próximo sábado se desplaza al eje real, que es la probabilidad de que PNV y PSE sumen votos para quitar alcaldías a EH Bildu. Y en lugares de cierta importancia, como Andoain o Pasaia, además de Lezo, Mendaro o Soraluze.

En todos estos, el independentismo de izquierdas ha sido el más votado, pero puede arrebatársele la vara de mando aplicando esa suma. Ya ocurrió hace cuatro años, aunque no en todos los sitios: en Andoain el desmarque de un edil del PNV impidió que el PSE llegara a la alcaldía, con lo que siguió gobernando Ana Carrere (EH Bildu).

¿Y en Nafarroa?

La resolución del caso de Irun muestra hasta qué punto está engrasada la colaboración entre PNV y PSE, pero ¿harán valer los jeltzales esta entente en la CAV y la necesidad de Pedro Sánchez de sus votos en Madrid para intentar cerrar el paso al retorno de la derecha en Nafarroa? Los mensajes de Sabin Etxea esta semana han dado a entender más bien que no, al establecer un núcleo de negociación con el PSE restringido a la CAV, lo que implícitamente da a entender que no harán cuestión de Nafarroa.

Este lavado de manos ha sido matizado hoy por Egibar en Radio Euskadi, donde ha dicho que Sánchez sabe que su decisión en Nafarroa «va a ser determinante» para la posición del PNV en la investidura estatal. «Es una de las claves», ha asegurado.

En este momento de incertidumbres sobre la gobernabilidad, es evidente que varios partidos están jugando con dos barajas a la vez. Y sobre todo el PSOE, que en Madrid manda mensajes (bien vía filtración o declaraciones) de que no le gustaría liderar un gobierno progresista que dependiese externamente de EH Bildu, mientras en Nafarroa asegura lo contrario: que está descartado completamente que vaya a dar vía libre a Javier Esparza (Navarra Suma) y que María Chivite aspirará a la Presidencia si logra los 23 síes que le aportarían PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E.