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Muere el expresidente egipcio Morsi durante la sesión de uno de los juicios en su contra

El expresidente de Egipto, Mohamed Morsi, ha fallecido durante una sesión de un juicio en su contra. La salud de Morsi, derrocado en 2013 por un golpe de Estado, se había deteriorado en los seis años en que ha permanecido encarcelado y prácticamente aislado.

Fotografía de Morsi en una manifestación de apoyo en Estambul (Ozan KOSE/AFP)
Fotografía de Morsi en una manifestación de apoyo en Estambul (Ozan KOSE/AFP)

El expresidente de Egipto Mohamed Mursi, que gobernó el país entre 2012 y 2013 antes de ser derrocado por el Ejército en un golpe de Estado, ha fallecido hoy durante una sesión de un juicio contra él por espionaje, ha informado la televisión estatal egipcia.

La emisora publica ha detallado que el exmandatario islamista, que llevaba detenido desde el 3 de julio de 2013, sufrió un desfallecimiento después de la sesión en un tribunal, en el que se le juzgaba por cargos de espionaje a favor de Qatar, después de hablar durante veinte minutos.

La televisión agregó que el cadáver de Morsi «fue trasladado al hospital y se tomaron las medidas necesarias» sin detallar a qué centro hospitalario fue llevado.

El juicio estaba celebrándose en la Academia de la Policía de El Cairo, adonde Morsi solía ser trasladado en helicóptero para cada sesión desde la prisión de Borg al Arab, situada al oeste de la ciudad mediterránea de Alejandría.

El dirigente de los Hermanos Musulmanes tenía 67 años de edad y su salud se había deteriorado en los pasados seis años, en los que permaneció la mayor parte del tiempo en ese centro penitenciario.

En aislamiento y enfermo

Su familia y organizaciones de derechos humanos han denunciado que el expresidente era mantenido en régimen de aislamiento y no se le permitían visitas, además de no proporcionársele atención médica adecuada.

Habían denunciado además que su vida podría estar en peligro si no recibía tratamiento médico, sobre todo para atender su diabetes crónica. También padecía afecciones en el hígado y los riñones.

Amnistía Internacional (AI) aseguró el pasado febrero que Morsi solo había recibido tres visitas desde que fue detenido tras el golpe de Estado contra su Gobierno que encabezó el actual presidente, Abdelfatah al Sissi, en aquel entonces ministro de Defensa.

El régimen egipcio lo ha mantenido recluido prácticamente sin contacto con otros presos, ni con sus familiares ni visitas médicas.  Su familia ya alertó de que la salud del político, e incluso su vida, podrían estar en peligro si no recibía tratamiento para su diabetes crónica. Varias ONG denunciaron este maltrato como un caso de tortura y calculan que después del golpe de Estado cientos de personas han muerto en las cárceles egipcias por torturas, malos tratos o negligencia médica.

Morsi había llegado al poder en junio de 2012, tras ganar las primeras elecciones presidenciales celebradas en Egipto después de la revolución de 2011, que acabó con el mandato de 30 años del dictador Hosni Mubarak.

Las protestas contra su gobierno fueron aprovechadas por el Ejército para dar un golpe de Estado que desató una sangrienta represión contra los Hermanos Musulmanes y acabó con cualquier esperanza de cambio tras la revuelta.

El expresidente cumplía ya varias condenas diferentes, entre ellas una a cadena perpetua por haber entregado informaciones de inteligencia a entidades extrajeras, otra de 20 años por la represión de los manifestantes durante su presidencia e incluso recibió una sentencia a muerte que le fue revisada. El rechazó todas las acusaciones y las describió como una campaña política en su contra.

Hermanos Musulmanes llama a un funeral masivo

Hermanos Musulmanes ha denunciado que la muerte de Morsi es un «auténtico asesinato» y ha hecho un llamamiento a sus simpatizantes a participar masivamente en su funeral. La organización islamista ha instado además a sus afines en el resto del mundo a concentrarse frente a las embajadas de Egipto.

En la misma línea, el partido islamista Partido Libertad y Justicia, ilegalizado en Egipto al igual que Hermanos Musulmanes, ha responsabilizado a las autoridades egipcias de la «muerte lenta y deliberada» de Morsi. «Le pusieron en aislamiento (...), retuvieron su medicación y le dieron comida repugnante (...) no le respetaron ni los más básicos derechos humanos», ha denunciado la formación.

Varios de los que fueran ministros de Morsi han pedido una investigación internacional independiente sobre la muerte de Morsi, a la vez que han afirmado que «el régimen egipcio sabía que al negarle el acceso a tratamiento médico provocaría su muerte prematura. Por eso la muerte del presidente Mursi supone un asesinato del Estado».

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aliado del partido islamista de Morsi, ha rendido homenaje «a nuestro mártir, nuestro hermano Morsi». «El tirano Sissi que tomó el poder en Egipto suprimiendo la democracia a través de un golpe, ha hecho hasta ahora ejecutar a casi 50 egipcios», ha añadido Erdogan. «La historia no olvidará jamás a los tiranos que lo han llevado a la muerte encarcelándolo y amenazando con ejecutarlo», ha concluido

También el emir de Qatar, el jeque Tamim ben Hamad Al-Thani ha expresado su «profunda tristeza» por la muerte de Morsi.

Mientras, en Egipto, las autoridades han declarado el estado de emergencia y de movilización ante posibles protestas por la muerte del expresidente.