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La Policía desaloja a los ecologistas que habían ocupado dos minas de carbón en Alemania

La Policía alemana ha deslojado a varios cientos de activistas medioambientales que desde ayer habían ocupado las minas de carbón Garzweiler y Jackerath, cerca de Aquisgrán (Renania) para protestar por la utilización de combustibles fósiles.

La Policía desaloja a los activistas, vestidos con monos blancos. (Ina FASSBENDER/AFP)
La Policía desaloja a los activistas, vestidos con monos blancos. (Ina FASSBENDER/AFP)

La Policía alemana ha desalojado a los activistas que habían ocupado los yacimientos de carbón a cielo abierto de Garzweiler y Jackerath, en Renania (oeste del país) en el marco de unas protestas para pedir medidas eficaces para combatir la crisis climática.

Los activistas, pertenecientes al grupo ecologista Ende Gelände («terminus» o «fin de la historia»), habían ocupado el sábado el yacimiento, donde pasaron la noche mientras otro grupo de manifestantes mantenía bloqueadas la vía férrea a través de la cual se transporta el carbón a las centrales eléctricas de Neurath y Niederaussem.

Ende Gelände denunció que hubo heridos entre los activistas como consecuencia de la acción policial, en la que se usaron gases lacrimógenos.

Antes de la toma de Garzweiler, cerca de 8.000 personas –una gran mayoría estudiantes de secundaria del movimiento «Viernes por el Futuro»– habían participado el sábado en una manifestación contra la explotación de carbón en Keyenberg, un pueblo vecino amenazado de destrucción por los proyectos para ampliar la mina de Garzweiler.

Más tarde, un grupo de 1.600 activistas rompió el cordón policial y se produjeron enfrentamientos con la Policía. Tras jugar al gato y el ratón con los agentes policiales, cientos de militantes ecologistas de Ende Gelände, vestidos de blanco y equipados con mochilas con accesorios de camping, lograron escalar los terrenos trepando por los bordes de los pozos de extracción.

El objetivo de la movilización era paralizar la actividad de la mina explotada por la empresa energética RWE, que aprovisiona a varias centrales de carbón de la cuenca minera del Rin.

Desde el viernes, una de las plantas de carbón más grandes de Alemania, la planta de Neurath, aprovisionada por la mina de Garzweiler, desaceleró su actividad debido a una primera operación exitosa de los militantes de Ende Gelände.

Unas 500 personas se instalaron sobre los rieles, algunos incluso construyendo pequeñas cabañas, interrumpiendo así el tráfico de los trenes que les proveen combustible.

«Este día es motivo de esperanza. A pesar del fracaso sin precedentes de los políticos que enfrentan la crisis climática, miles de personas envían hoy una señal clara de justicia climática. Ya sea una protesta, una huelga escolar o un bloqueo, este movimiento está decidido a poner fin a la era de los combustibles fósiles», afirmó Kathrin Henneberger, portavoz de Ende Gelände.

Plazo largo y sin calendario

La protesta del sábado era la continuación de otra concentración celebrada el viernes y a la que asistieron 40.000 personas procedentes de 16 países, para reclamar el fin del carbón y acciones concretas por el clima.

«Todos están contra el carbón, excepto Peter, que cava otro metro más», se podía leer en la pancarta de los participantes, en referencia al ministro alemán de Economía, Peter Altmaier

El movimiento contra el carbón fue ganando peso en Alemania desde que abandonó la energía nuclear en 2011, lo cual prolongó la dependencia de este mineral.

El Gobierno decidió recientemente abandonar la energía de origen fósil en 2038, un plazo que los activistas consideran demasiado lejano y que además carece en la actualidad de un calendario específico para cerrar minas y centrales eléctricas.

Por ello, consideran que el abandono debe hacerse antes y piden que se empiecen a desconectar de la red de manera inmediata algunas centrales eléctricas que funcionan con carbón.