koldo landaluze

Esa fuerza telúrica llamada Aretha

[Crítica: ‘Amazing Grace’]

Koldo Landaluze
Koldo Landaluze

Acercarnos a lo que supuso la trastienda de ‘Amazing Grace’ nos revela la singularidad de un proyecto que en su día quiso ser publicado a la vez tanto en su formato documental como LP, pero que finalmente tan solo vio la luz en vinilo.

Las cuestiones que rodearon a esta fallida experiencia se debió a que Sydney Pollack, un cineasta que ya era conocido por entonces, pecó de inexperiencia a la hora de grabar un concierto y no contó con el equipo adecuado que requería para sincronizar sonido e imagen.

Posteriormente, la propia Aretha Franklin se empleó a fondo en impedir que el documental viese la luz en reiteradas ocasiones debido a que consideró que dichas imágenes habían sido "robadas", lo que conllevó una serie de pleitos legales que provocaron que el proyecto quedara en el olvido.

‘Amazing Grace’ es mucho más que el testimonio filmado de un concierto que se prolongó durante dos noches de enero de 1972 en una iglesia de Los Ángerles y en el que, además de Franklin –que por entonces ya era una celebridad gracias a temas como ‘Baby I Love You’, ‘Respect’, ‘I Never Loved A Man (The Way I Love You)’ o ‘Say A Little Prayer’– partiparon el Coro Comunitario del Sureste de California, un grupo de músicos y un centenar de privilegiados –entre ellos Mick Jagger– que fueron testigos del acontecimiento musical que supuso el retorno de la diva a sus raíces góspel.

Lo que en realidad se revela en el filme es pura e indomable energía, una catárquica comunión espiritual en la que Pollack –si bien no anduvo afortunado en lo relativo a la técnica– se descubre como un virtuoso a la hora de captar rostros y emociones cuya intesidad traspasan la pantalla y nos contagian toda la fuerza telúrica transmitida por la gran sacerdotisa Aretha Franklin.