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Un ataque contra una mezquita deja decenas de muertos en un pueblo remoto de Afganistán

Un atentado con dos artefactos explosivos ha golpeado hoy una humilde mezquita en un pueblo remoto del este de Afganistán, causando al menos 63 muertos, en su mayoría campesinos y niños que se habían congregado para el rezo del viernes. La ONU advirtió ayer que la violencia ha alcanzado un nivel «sin precedentes».

Equipos médicos atienden a un hombre herido en el atentado. (Noorullah SHIRZADA / AFP)
Equipos médicos atienden a un hombre herido en el atentado. (Noorullah SHIRZADA / AFP)

Al menos 63 personas han muerto y 33 han resultado heridas en un ataque contra una mezquita de un remoto pueblo de Afganistán, cometido durante la oración del viernes un día después de que Naciones Unidas advirtiera de que la violencia en el país ha alcanzado niveles «inaceptables».

Attaullah Jogyani, portavoz del gobernador de la provincia de Nangarhar (este), ha explicado que el atentado ha sido cometido con explosivos que estaban colocados en el interior de la humilde mezquita, situada en el pueblo de Jaw Dara, en el distrito de Haska Mina, a unos 50 km de la capital provincial Jalalabad. Otras fuentes, entre ellas un talibán, han mencionado la posibilidad de un ataque con mortero.

Un portavoz de la insurgencia talibán ha condenado el ataque y lo ha calificado de «crimen mayor», aparentemente negando toda responsabilidad, y ha culpado al yihadista Estado Islámico (ISIS) o las fuerzas gubernamentales.

Por el momento, ninguna organización se ha responsabilizado del ataque. Tantos talibanes como Estado Islámico están presentes en Nangarhar, provincia fronteriza con Pakistán.

En el momento de la explosión, en el interior del templo había 350 fieles.

Extrema violencia

El atentado ha ocurrido un día después de que la ONU publicara un nuevo informe en el que recoge el número «sin precedentes» de civiles muertos o heridos en Afganistán entre julio y setiembre. Y subraya que «los afganos han estado expuestos a niveles extremos de violencia durante muchos años» a pesar de las promesas de todas las partes de «prevenir y mitigar el daño a los civiles».

La ONU lamenta en su informe el absurdo precio cada vez mayor que tienen que pagar los civiles, dada la creencia generalizada de que ninguna de las partes puede ganar la guerra en Afganistán. «Las víctimas civiles son totalmente inaceptables», afirmó ayer el representante especial de la ONU en Afganistán, Tadamichi Yamamoto, quien añadió que evidencian la importancia de las conversaciones que puedan conducir a un alto el fuego y a un acuerdo político permanente.

La ONU atribuyó la mayor parte de la responsabilidad a los «elementos antigubernamentales» como los talibanes, que llevan más de 18 años de  insurgencia en Afganistán.

Las cifras, 1.174 civiles muertos y 3.139 heridos del 1 de julio al 30 de setiembre, representan un aumento del 42% respecto al mismo período en 2018. «Es el mayor número de víctimas civiles registrado (...) en el curso de un solo trimestre» desde 2009, según la misión de la ONU en Afganistán (Manua).