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El Congreso de EEUU reconoce formalmente el genocidio armenio y Ankara monta en cólera

El Congreso de Estados Unidos ha reconocido formalmente este jueves como genocidio la muerte de hasta 1,5 millones de armenios entre 1915 y 1917 durante el Imperio Otomano. La reacción de Ankara no se ha hecho esperar y ha condenado en duros términos la resolución del Senado.

Jóvenes depositan flores en el Memorial Tsitsernakaberd, dedicado a las víctimas del genocidio armenio, en Ereván. (Karen MINASYAN  / AFP)
Jóvenes depositan flores en el Memorial Tsitsernakaberd, dedicado a las víctimas del genocidio armenio, en Ereván. (Karen MINASYAN / AFP)

En un momento de tensión entre Washington y Ankara, el Senado de Estados Unidos ha aprobado hoy por unanimidad una resolución en reconocimiento como genocidio la muerte de hasta 1,5 millones de armenios durante el Imperio Otomano, tras tres bloqueos de la votación por parte de senadores republicanos. En octubre, la Cámara de Representantes ya adoptó una resolución reconociendo el genocidio armenio por 405 votos a favor y 11 en contra, lo que desencadenó duras críticas de Ankara. Como hoy. 

El senador demócrata Bob Méndez, impulsor de la propuesta, ha confirmado que la resolución ha sido aprobada y ha destacado que «es apropiado que el Senado esté en el lado correcto de la Historia».

Así, ha sostenido que la resolución «conmemora la verdad sobre el genocidio armenio», según ha informado el portal de noticias The Hill. La resolución había sido bloqueada en tres ocasiones en las últimas semanas bajo el argumento de que podría dañar las relaciones con Turquía.

Las relaciones entre Estados Unidos han pasado numerosos altibajos en los últimos años y en la actualidad son tensas por la decisión de Ankara de comprar a Rusia el sistema de defensa antiaérea S-400, lo que provocó su expulsión del programa de los F-35 de la OTAN.

El genocidio armenio, cometido entre 1915 y 1918, ha sido reconocido desde 1965 por varias decenas de países y 43 estados de Estados Unidos. También ha sido reconocido por el Vaticano, el Parlamento Europeo, el Consejo Mundial de Iglesias y otras instituciones.

Históricamente, Turquía ha presionado a los legisladores estadounidenses para evitar que la sistemática eliminación de alrededor de 1,5 millones de armenios a principios del siglo XX fuese oficialmente catalogada por Washington como genocidio.

En noviembre, junto a su homólogo estadounidense, Donald Trump, en una visita a la Casa Blanca, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, advirtió de que «algunos hechos históricos y acusaciones son usados para dinamitar» la relación bilateral.

Reacción turca

Varios altos cargos de Turquía han condenado poco después en duros términos la moción que reconoce el genocidio armenio de 1915 aprobada por el Senado.

«Rechazamos y condenamos tajantemente esta decisión del Senado de EEUU que muestra un concepto manipulado de la Historia y se usa como instrumento para arreglar cuentas políticas menores», ha escrito el portavoz de la Presidencia turca, Ibrahim Kalin, en Twitter.

«Esta decisión política, cuyo valor es nulo, no puede afectar en ningún aspecto militar ni económico la posición justificada y decidida de Turquía», ha agregado.

Por su parte, el director de Comunicaciones de la Presidencia, Fahrettin Altun, aseguraba en la misma red social que la resolución «pone en peligro el futuro de las relaciones bilaterales» entre Turquia y EEUU.

Ha vinculado la decisión a la propuesta de sanciones aprobada ayer en una comisión del Senado y ha achacado ambos a que «algunos miembros del Senado se sienten incómodos» con la actividad militar turca en Siria.

«La Historia recogerá estas mociones como actos irresponsables e irracionales de algunos miembros del Congreso estadounidense contra Turquía. Quedarán en la Historia como la parte responsable de haber causado un daño de largo alcance entre las dos naciones», ha concluido Altun.

Igualmente, el ministro de Energía turco, Fatih Dönmez, ha expresado durante una sesión en el Parlamento su «esperanza» de que Estados Unidos «corrija su error» y «las relaciones de alianza en la OTAN y otros ruedos internacionales vuelvan a encauzarse».

Turquía no niega que las masacres de civiles armenios ocurrieran, pero no admite que se tratase de un genocidio, y arguye que las muertes no fueron resultado de un plan de exterminio masivo dispuesto por el Estado otomano.