Natxo MATXIN

Los cambios de Arrasate evitan el ridículo copero de Osasuna (2-3)

A falta de un cuarto de hora, la escuadra rojilla estaba prácticamente eliminada pero, una vez más, ha reaccionado cuando tenía el agua al cuello.

Darko ha anotado un gran gol de cabeza para iniciar la remontada. (Idoia ZABALETA/FOKU)
Darko ha anotado un gran gol de cabeza para iniciar la remontada. (Idoia ZABALETA/FOKU)

Este Osasuna necesita estar al límite para sacar lo mejor de sí mismo. Lo ha vuelto a demostrar en el Nuevo Colombino, donde ha estado con pie y medio fuera de la competición del K.O., pero ha sabido resurgir de sus cenizas gracias a las variaciones de Jagoba Arrasate y el agotamiento final de un adversario que le ha sacado los colores en estrategia, intensidad y espíritu durante algo más de una hora.

El conjunto rojillo se clasifica para los octavos coperos, pero vuelve a dejar la sensación de que en el vestuario no hay relevo para los titulares, un déficit preocupante para toda una segunda vuelta liguera en la que comienzan a aparecer el cansancio y las lesiones de quienes han disputado más minutos.

La desastrosa primera parte rojilla no podía traer nada bueno, de ahí que no resultase extraño que los de Jagoba Arrasate se marchasen al descanso vacunados por partida doble. Y no es que el Recreativo no avisase. Antes del primer cuarto de hora los locales ya habían fabricado tres ocasiones y un gol ante la endeble actitud defensiva del cuadro visitante.

El balón parado ha sido toda una pesadilla en esos 45 minutos, con una zaga de mantequilla, incapaz de superar en el juego aéreo a su rival y ni siquiera de sacar los balones con contundencia. Esa falta de resolución en los duelos dentro del área propia ha derivado en una pelota suelta que Morcillo ha enviado al fondo de las redes para subir el sorpresivo 1-0 al electrónico.

Ha buscado reaccionar Osasuna, pero tampoco ha estado en el partido de medio campo hacia adelante. Ningún jugador ha sido capaz de dar un pase con criterio, ni los delanteros de moverse con sentido. Un chut lejano de Iñigo Pérez ha sido lo más reseñable, hasta que ha llegado un nuevo lance descontrolado al filo del receso que ha propiciado otro saque de esquina y un nuevo descalabro defensivo, con fallo generalizado y un autogol de Roncaglia para completar la hecatombe.

Solo los cambios del técnico de Berriatua –táctico y de futbolistas– superada la media hora han evitado el esperpento copero. A raíz de la entrada en el campo del triple cambio formado por Nacho Vidal, Darko y Ávila, estos dos últimos autores de sendos goles, se ha producido el milagro del empate en un último cuarto de hora eléctrico y no exento de polémica.

Como el penalti que no se ha señalado sobre Cardona o la más que probable falta del Chimy en el 2-2, pero que ha subido al luminoso y ha derivado en una prórroga, a la que ha llegado Osasuna con mayor carga de oxígeno, si bien ha podido caer de un lado u otro, con el chut de Kike Barja que ha desviado Lázaro o la buena colocación de Juan Pérez para impedir la diana de Chuli. Finalmente, ha decidido la calidad de un Iñigo Pérez que ha ido de menos a más, con una pelota colocada a la escuadra con maestría por el txantreano.