Beñat ZALDUA

Reformar el Código Penal: mucho populismo punitivo y, raras veces, avances en derechos

Desde que el Gobierno de Felipe González pariese el Código Penal de 1995, este ha sido sido reformado una treintena de veces. Destacan los cambios realizados al calor de casos mediáticos, así como los impulsados por Gobiernos en momentos de baja popularidad, que han buscado reimpulsarse a través del populismo punitivo.

La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, en la rueda de prensa de hoy. (MONCLOA)
La portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, en la rueda de prensa de hoy. (MONCLOA)

No hay un solo Gobierno que, desde que se aprobase el Código Penal de 1995, se haya resistido a la tentación de reformarlo. No parece que el de Pedro Sánchez vaya a ser la excepción, según lo señalado hoy por la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero. En 25 años, el compendio normativo ha sufrido una treintena de modificaciones, más de una por año.

Las más mediáticas han sido las impulsadas por una estrategia de populismo punitivo, con la que el Gobierno de turno ha buscado o bien surfear una ola de indignación popular, o bien salir a flote en un momento de crisis y baja popularidad. La lucha contra ETA y el independentismo vasco ha motivado muchas de estas reformas.

Un ejemplo de libro es la reforma de 2003, impulsada por un José María Aznar cuyo gobierno zozobraba junto al Prestige y la invasión de Irak. Decidió entonces elevar de 30 a 40 años el máximo posible de pena de cárcel, pese a ser el Estado español uno de los países con menor índice de homicidios.

Aquel mismo año, además, Aznar coló otra reforma del Código Penal para incluir la convocatoria de un referéndum ilegal y castigarla con penas de entre tres y cinco años. Eran los días del Plan Ibarretxe. Zapatero derogó la reforma en 2005, pero está por ver si, en la modificación que anuncia el Gobierno de Sánchez se incluye una medida parecida, algo que el ahora presidente ya defendió durante la última campaña electoral.

Reformas de todos los colores con Zapatero

En 2010 fue el propio Zapatero el que endureció las penas por delitos como terrorismo, corrupción o pederastia, en una reforma mixta que también redujo las penas contra la venta ambulante, por ejemplo. Esa reforma estableció, además, que los delitos de terrorismo no prescribiesen.

Zapatero también reformó el Código Penal al calor de casos mediáticos como el de una violación en la que estuvo implicado un menor. Fue en 2006 cuando amplió el periodo máximo de internamiento de menores hasta los cinco años.

En honor a la verdad toca decir que Zapatero fue también el artífice de dos reformas dirigidas a las ampliación de derechos y la lucha contra la violencia sexista. La Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género, en 2004, supuso la modificación de nueve artículos del Código Penal. Igualmente, la Ley del aborto de 2010 también requirió reformar el CP.

Rajoy y la prisión permanente revisable

Hay otras reformas del Código Penal que, sencillamente, lo actualizan para incluir directivas europeas, como la reforma de 2007 relacionada con la seguridad vial. También la reforma de hace un año, realizada para transponer directivas de la UE en los ámbitos financiero y de terrorismo. Y otras, simplemente, se dedican a incorporar supuestos que no se previeron en 1995, como el uso de armas químicas, que se incorporó en el año 2000.

Pero las reformas más notorias siempre han sido las motivadas por una estrategia de populismo punitivo. Mariano Rajoy tampoco fue ajeno a ellas. Valga recordar la reinstauración de la cadena perpetua a través de la prisión permanente revisable, introducida en la reforma de 2015.