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Biarritz prohíbe sentarse más de dos minutos en un banco público, y luego da marcha atrás

Las ordenanzas municipales tratan de adaptar a la escala más cercana las medidas para combatir el coronavirus. Y en ese frenesí de actuar o dar a entender que ningún municipio se relaja, surgen algunas curiosidades. En Biarritz, el Consistorio puso por escrito el lunes que no cabía sentarse más de dos minutos en un banco público. Y borró la prohibición 24 horas después ante las críticas y bromas recibidas.

El alcalde le preocupan las escapadas a zonas «con vistas». (Mediabask)
El alcalde le preocupan las escapadas a zonas «con vistas». (Mediabask)

En su carta a los biarrot en el vigesimo primer día de confinamiento, el alcalde Michel Veunac remarcaba la vocación del Consistorio que preside de acompañar todas las medidas necesarias, desbrozadas desde el Elíseo y hasta las instancias departamentales, a fin de evitar la transmisión del Covid-19.

Hecha la declaración de intenciones, el primer edil der Biarritz comunicaba la decisión de complementar las disposiciones generales tendentes a reforzar el confinamiento y a hacer cumplir las normas de distanciamiento social.

De esta forma, anunció que todos los parques, jardines, áreas de juegos, terrenos deportivos quedarán cerrados. Esa clausura se suma a la de las escuelas y de  las instalaciones deportivas cubiertas, en vigor desde el inicio del confirmamiento, el 17 de marzo.

Y en el segundo punto llegaba la medida que ha causado sorpresa y más de un comentario irónico en redes. Veunac establecía que salvo circunstancias excepcionales –entre las que cita literalmente «estar esperando al autobús, a la llegada de servicios médico o tener un problema de salud»– queda prohibido estar sentado «más de dos minutos» en un banco público «o espacio similar», cabe pensar que en referencia a escaleras o pretiles.

Ante la avalancha de comentarios -las más jocosos en redes- menos de 24 horas después, vía declaraciones a una cabecera de prensa local, Veunac daba marcha atrás. Se levanta la mdida que, según el alcalde, respondía a la necesidad de evitar que se prodiguen las salidas hacia la zona de mar.

El primer edil constató que había vecinos que se sentaban para leer o escuchar música en bancos con vistas al mar. De ahí que promulgara una ordenanza tan discutida como efímera.