Entre estrictos protocoles sanitarios, la tercera jornada del Campeonato, que paró sus encuentros el pasado 24 de marzo, se reanudará a puerta cerrada con el enfrentamiento entre los Brisbane Broncos y el Parramatta Eels.

Los entrenamientos se reiniciaron a principios de mayo, cuando el país comenzó a tener controlada la pandemia, que ha infectado en su territorio a más de 7.100 personas, incluidas 102 muertes.

La RNL es el primer campeonato de deporte profesional australiano que empieza tras la covid-19, mientras el Gobierno del país oceánico tiene previsto para julio tener su economía a pleno funcionamiento.

Australia mantiene todavía restricciones de movimiento entre los ocho estados y territorios que componen el país y cerradas las fronteras internacionales, lo que ha sido un obstáculo para el reinicio de los partidos.

No obstante, la cooperación entre clubes, jugadores y oficiales ha logrado convencer a las autoridades para permitir los desplazamientos bajo rigurosas medidas de seguridad.

«Hemos estado tratando con expertos y especialistas en el campo de la bioseguridad, pandemias y virus. Hubo muchos procesos logísticos en los que normalmente no nos involucraríamos para continuar la competición», ha declarado Graham Annesley, director de la RNL.

Además el equipo neozelandés Warriors, integrado en el campeonato australiano, cambiará su sede a la ciudad de Tamworth, a unos 420 kilómetros al norte de Sídney, aunque tendrán que guardar una cuarentena de 14 días sin abandonar el hotel de concentración, con el único permiso de entrenar con distancia de seguridad en las instalaciones del local.

La Liga de Rugby concluirá, según el nuevo plazo previsto, el 25 de octubre.