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Portugal acaba el confinamiento con solo 1.400 muertos

Portugal pone fin este domingo al confinamiento de su población, salvo excepciones, tras contener como pocos la pandemia que solo ha causado hasta el sábado 1.396 fallecimientos y 32.203 casos confirmados en un país de 10,3 millones de habitantes. Desde este lunes abrirá un período de nueva normalidad con menos restricciones, pero con cautela.

El gobierno de izquierda presidido por Antonio Costa ha conseguido un equilibrio entre proteger la salud sin hundir la econonomía. (Carlos COSTA/AFP)
El gobierno de izquierda presidido por Antonio Costa ha conseguido un equilibrio entre proteger la salud sin hundir la econonomía. (Carlos COSTA/AFP)

El único borrón de Portugal, que se ha convertido en el ejemplo de gestión de la pandemia en el sur de Europa, se ha producido en su capital, Lisboa, donde en los últimos días se registran el 90% de los casos de todo el país debido a una serie de brotes, por lo que el levantamiento de las restricciones ha de esperar hasta este jueves, 4 de junio.

En algunas zonas obreras de la periferia como Azumbuja o el barrio de Jamaica se han registrado cadenas de contagio, por lo que en toda la región de Lisboa y en el Valle del Tajo no se podrán abrir los centros comerciales, medida que el jueves será revisada por el Gobierno.

En el resto del país, la ciudadanía ya tiene la libertad de la denominada nueva normalidad, que le permitirá hacer una vida normal, aunque con una serie de cautelas con el fin de evitar la propagación de la covid’19.

Desde este lunes abrirá un período de nueva normalidad donde es posible hacerse un tatuaje, ir al gimnasio, comer en el restaurante o salir de compras con la familia a un centro comercial. Los restaurantes podrán trabajar con el total de su capacidad, pero entre mesa y mesa habrá una distancia mínima de metro y medio o incluso tendrán que instalar paredes de metacrilato para mejorar el aislamiento.

Los gimnasios, las salas de cine, teatros o auditorios también comienzan su actividad a partir de este lunes, aunque, al igual que el resto de empresas, obligarán a los usuarios a mantener el distanciamiento social y en muchos casos será necesario acudir con mascarilla.

Equilibrio entre salud y economía

La nueva situación lusa, según el primer ministro portugués Antonio Costa, se ha logrado con un equilibrio entre el control de la pandemia y el mantenimiento de la economía. También ha sido un ejemplo a nivel político porque el gobierno de izquierda fue capaz de implantar medidas de confinamiento el 18 de marzo con solo un fallecido y ha gestionado como pocos la crisis y la oposición de derechas le ha apoyado.

Se obliga al uso de mascarilla en el transporte público, puntos de atención al público, escuelas o establecimientos comerciales. Hace dos semanas, Portugal abrió sus escuelas para retomar las clases de los alumnos de 11º y 12º (16 y 17 años) y 125.000 niños de pre-escolar (de 2 a 5 años) pueden regresar a las guarderías a partir de este lunes con motivo de la tercera fase de desconfinamiento.

El teletrabajo es otra de las cuestiones que cambia desde este lunes en Portugal, ya que deja de ser el sistema preferente, salvo para padres que tengan que cuidar a sus hijos (menores de 12 años), personas con discapacidades superiores al 60% o inmunodeficientes o cuando la empresa no garantice las condiciones de seguridad e higiene necesarias.

La playa y el turismo pretenden aliarse para que poco a poco emerja la actividad económica, por lo que a partir de este sábado comenzará la temporada oficial de baño.

Sin embargo, desde hace una semana las playas lusas reciben cada día a numerosos bañistas, incluso hasta el presidente Marcelo Rebelo de Sousa o el primer ministro se dieron un baño en las playas de Lisboa el pasado fin de semana, para mostrar al mundo la seguridad que existe en este país.

El fútbol es otra de las rutinas que regresa a Portugal esta semana. Desde el miércoles se volverán a disputar los partidos de Liga para concluir las diez jornadas que restan de campeonato a puerta cerrada.