naiz

Osakidetza trabaja en una nueva estrategia terapéutica con plasma para enfermos de coronavirus

El objetivo de esta investigación, uno de los 100 estudios centrados en el covid-19 en los que trabaja Osakidetza, es conocer la eficacia clínica de la infusión de plasma de un donante que haya pasado el coronavirus como tratamiento de un paciente que esté contagiado.

En la imagen, la UCI del hospital de Cruces. (Marisol RAMIREZ/FOKU)
En la imagen, la UCI del hospital de Cruces. (Marisol RAMIREZ/FOKU)

Osakidetza ha anunciado este viernes que, tras una primera fase en la que se han realizado 26 transfusiones y se han obtenido 334 donantes, se está reelaborando la nueva estrategia terapéutica, primera en el Estado español, en la que, con la colaboración de Atención Primaria, se avanzará en la investigación de terapia con plasma para enfermos de coronavirus.

Esta investigación es uno de los 100 estudios en los que trabaja Osakidetza centrados en el coronavirus.

El estudio, denominado ‘SARS Cov 2 Galdakao 01’, está liderado por el servicio de Hematología del Hospital Galdakao-Usansolo, en colaboración con otros servicios médicos de esta organización y el Centro Vasco de Transfusiones y Tejidos Humanos, y se basa en la eficacia de la infusión de plasma donado por personas que han pasado la enfermedad (plasma inmune) y utilizarlo para el tratamiento de pacientes con coronavirus.

Se trata, por tanto, de analizar la comparación del efecto de la infusión de plasma inmune anti-covid-19 frente al plasma estándar no inmune, según ha explicado Osakidetza.

A diferencia de otros proyectos similares, Osakidetza ha destacado que se trata del «primer estudio, a nivel estatal prospectivo, aleatorizado, y de doble ciego en el que se establece un grupo control». Esto significa que existen dos grupos diferentes: el que recibe el plasma inmune y el que recibe plasma no inmune. Adicionalmente, todos los pacientes de cualquiera de los dos grupos de investigación reciben el tratamiento estándar. El objetivo de este método de investigación es evaluar científicamente que el plasma inmune es lo que provoca una mejoría.

En la primera fase piloto, desde su puesta en marcha a principios de abril, se han realizado 26 infusiones, 13 de ellas en el Hospital Galdakao-Usansolo y 13 en el Hospital Universitario de Cruces, y se han obtenido 334 donantes.

Debido a la información disponible al inicio de la pandemia, se estableció que el objetivo del estudio era prevenir el ingreso en UCI por una mala evolución y, en definitiva, la mortalidad. En base a los estudios científicos publicados durante la fase piloto, se priorizó el tratamiento de pacientes más graves que requerían ingreso hospitalario.

Cambio de escenario

Sin embargo, en estos pocos meses de evolución de la pandemia el escenario «ha cambiado radicalmente» y, «desde su puesta en marcha y, en muy poco tiempo, se ha aprendido mucho sobre la enfermedad», ha destacado José Enrique de la Puerta, hematólogo del Hospital Galdakao-Usansolo e investigador principal.

«Ahora sabemos que existe una primera fase viral, que puede cursar con pocos o ningún síntoma. En esta fase es importante el tratamiento antiviral que controle el virus y sus posteriores complicaciones, pero por el momento no disponemos de ningún antiviral efectivo, por lo que, por el momento, el plasma inmune es posiblemente la única opción previsible en esta fase», ha precisado el hematólogo e investigador.

De la Puerta ha destacado que los resultados observados en la fase piloto del estudio concluyen que «es muy poco probable que el plasma inmune aporte beneficios clínicos significativos cuando se utiliza en pacientes graves ingresados, en fase hiperinflamatoria, siendo mucho más razonable su utilización en fases más precoces, cuando todavía la enfermedad se encuentra en la fase viral, antes de que él o la paciente llegue al hospital».

Por ello, y debido a este cambio de escenario, se va a integrar en el estudio a Atención Primaria que se encargará de colaborar desde el momento de la detección de los nuevos casos con el objetivo de evitar que estos y estas pacientes lleguen a necesitar asistencia hospitalaria y priorizando a las personas mayores de 65 años. En total, se estima, que serán necesarios 234 pacientes para obtener conclusiones con suficiente rigor científico sobre la utilidad real de este tratamiento, han indicado desde Osakidetza.