NAIZ
GASTEIZ

Condenado a dos años y tres meses de prisión Eliseo Gil por el «caso Iruña-Veleia»

Un juzgado de Gasteiz ha condenado a Eliseo Gil a dos años, tres meses y 23 días de prisión por «falsedad documental» y «estafa». Rubén Cerdán ha sido condenado a un año, tres meses y 23 días por «estafa» en concurso con un delito continuado de «falsedad en documento privado».

Eliseo Gil y Rubén Cerdán, en una de las sesiones del juicio. (Juanan RUIZ / FOKU)
Eliseo Gil y Rubén Cerdán, en una de las sesiones del juicio. (Juanan RUIZ / FOKU)

El Juzgado de los Penal número 1 de Gasteiz ha condenado a dos años, tres meses y 23 días de prisión a Eliseo Gil, principal acusado en el «caso Iruña-Veleia». Le impone un año de prisión por un delito continuado de «falsedad documental», y un año, tres meses y 23 días por un delito continuado de «estafa», en concurso con un delito continuado de «falsedad en documento privado». 

Además, le condena a pagar la cantidad de 12.490 euros a la Diputación de Araba. Tendrá que abonar esta cantidad de manera conjunta y solidaria con Rubén Cerdán, otro de los acusados y colaborador de Gil, que ha sido condenado a una pena de un año, tres meses y 23 días de prisión por un delito «estafa», en concurso con un delito continuado de «falsedad en documento privado».

A ambos se les aplica la atenuante muy calificada de dilaciones indebidas ya que el proceso judicial comenzó hace once años, en 2009.

En el fallo se indica que en diciembre de 2005 se encontraron «inscripciones con escritura y epigrafía con distintas temáticas: motivos cristianos, frases y nombres en latín, supuestos jeroglíficos egipcios, o palabras en euskera, sobre la superficie de algunas de las piezas de cerámica, ladrillo, vidrio y hueso de época romana, inscripciones que no habían sido vistas en el momento de su hallazgo en la excavación». La jueza destaca que los grafitos supuestamente excepcionales fueron descubiertos «de forma exclusiva en el proceso de lavado» de las piezas.

Sin embargo, ninguna de estas inscripciones «habían sido vistas en el momento de su hallazgo en la excavación, esto es ‘in situ'».

Y da por «probado» que «con la finalidad de conferir a las piezas arqueológicas con grafitos encontradas entre julio de 2005 y junio de 2006 la trazabilidad que no tenían, por haber aparecido en el proceso de lavado y no haber sido coordenadas ‘in situ’ por ostentar grafitos sino por otras características de las mismas, y a sabiendas de la falsedad de los grafitos», Gil se reunió con Cerdán para «la realización de algún informe que pudiera corroborar la apariencia de autenticidad de que los grafitos que presentaban las piezas», halladas en el yacimiento de Iruña-Veleia.

De esta manera, concluye que Gil «realizó incisiones para dotar de diversas inscripciones en 36 piezas arqueológicas tardo-romanas auténticas de cerámica» con «la intención de dotar a los hallazgos de yacimiento de un pretendido valor histórico-cultural-religioso que no tenían».

«Aun cuando tanto E.G.Z. como R.M.C.C. eran conocedores de la falta de veracidad de los tres informes al no haberse llevado a cabo los análisis de espectroscopia nuclear en los que tales informes se apoyaban y de la falta de autenticidad de los grafitos, con la finalidad de obtener un beneficio económico de carácter ilícito, acordaron que R.M.C.C. girase las facturas correspondientes a los informes a Lurmen S.L., a sabiendas de que Lurmen S.L. iba a repercutir a su vez su importe a la Diputación Foral de Álava», describe la sentencia.

El coste de los dos primeros rondó los 6.000 euros en cada caso, mientras que el pago del tercero no fue solicitado a la Diputación.

Durante el juicio se hizo una valoración económica de las piezas dañadas «genérica» –no la hizo un «perito experto» (se habló de 600 euros por pieza manipulada y otros 600 por los daños)–, por lo que no se ha concretado el perjuicio económico sufrido por la Diputación, más allá de las citadas facturas.

Finalmente, la sentencia otorga un valor «mínimo de 2 euros» a cada una de las 36 piezas dañadas y condena a Gil a pagar 72 euros por ellas a la Diputación.

En el juicio sobre la falsificación de grafitos en el yacimiento alavés también fue condenado en el inicio de la vista oral Óscar Escribano, otro colaborador de Eliseo Gil, que aceptó un año de cárcel tras reconocer que había hecho con un punzón una inscripción en una pieza a modo de «broma».