En un mitin con el que el presidente de EEUU, Donald Trump, relanzaba su campaña electoral en Tulsa, Oklahoma, aseguró haber pedido a las autoridades sanitarias que reduzcan el número de test de covid-19 para evitar el aumento de los casos registrados en el país.

«Los test son un arma de doble filo. Cuando realizas tantos vas a encontrar más casos. Así que le dije a mi gente, frenad los test, por favor», afirmó Trump, sin muestras de que se tratara de una broma, como luego se empeñó en sostener su Administración.

Trump apuesta por reducir los test en el país del mundo que acumula el mayor número de contagios, 2,2 millones, con casi 120.000 muertos y justo cuando los casos de infecciones diarias en EEUU rebasaban los 30.000 por segundo día consecutivo, algo que no ocurría desde hace mes y medio. 

El foco de la pandemia se ha desplazado de la costa este a los estados del Cinturón del Sol, como California, Florida, Texas y Arizona, que suman casi la mitad de nuevos casos en el país. 

Florida, Texas, Georgia, Carolina del Sur, Utah, Washington, Nevada y Misuri han registrado este sábado récord diarios de nuevos casos. También Oklahoma, que acogía el mitin, ha informado recientemente de un récord de contagios diario.

Mitin contra las advertencias sanitarias

Estrategia perversa o broma frívola, la frase se añade a la provocación que supuso el mitin por el lugar y el momento elegido, una ciudad de alto simbolismo en la historia de la violencia racial en pleno auge del movimiento antirracista. 

Y al clima de fuerte tensión se sumó el riesgo sanitario que supuso el mayor acto multitudinario en un espacio cerrado de EEUU desde que comenzó la pandemia, en un estadio con capacidad para 19.000 persona, si bien el fracaso de la convocatoria lo dejó en 6.000 asistentes.

De hecho, estaba previsto otro acto a las afueras del recinto para otras 40.000, que fue suspendido horas antes debido a la falta de afluencia.

Aun así, celebrar un mitin en un espacio cerrado con participantes llegados desde fuera de la localidad contradice varias recomendaciones de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC), que piden evitar grandes reuniones en persona donde sea difícil mantener al menos dos metros de separación y haya participantes llegados desde fuera de la localidad.

Pero la campaña de Trump insistió en que esas directrices son «opcionales» y, aunque remarcó que tomaría la temperatura a los asistentes y repartiría mascarillas, no les obligó a ponérselas.

Eso sí, los asistentes debían comprometerse a no demandar al equipo electoral si contraían el covid-19.

Por si el riesgo no fuera evidente, unas horas antes de comenzar el mitin se conoció que seis miembros del equipo organizador dieron positivo en las pruebas de coronavirus.

«Un momento indignante»

La campaña de su probable rival demócrata en las elecciones presidenciales noviembre, el exvicepresidente Joe Biden, calificó el comentario de Trump sobre los test como «un momento indignante que será recordado por mucho tiempo».

«El presidente Trump justo admitió que está poniendo la política por delante de la seguridad y bienestar económico de los estadounidenses, incluso justo cuando hemos registrado el número más alto de nuevos casos de covid-19 en casi dos meses y 20 millones de trabajadores no tienen empleo», ha recalcado Kate Bedingfield, directora adjunta de la campaña de Biden.

Asimismo, la alcaldesa de Atlanta, la demócrata Keisha Lance Bottoms, considerada una de las posibles opciones de Biden para ser escogida como candidata a la vicepresidencia, ha calificado que el mitin de Trump como «una vergüenza».

«Se pone a dar lo mejor de sí mismo y cuando cerca de 120.000 personas han perdido sus vidas por covid-19 y se atreve a hablar de que ha ordenado ralentizar los test. Es de locos», ha criticado Bottoms en una entrevista en la cadena CN.

«Estaba bromeando»

El Gobierno ha tratado de restar importancia a la propuesta del presidente. «Obviamente, estaba bromeando. Estamos liderando el mundo en test y hemos llevado a cabo más de 25 millones», ha afirmado un funcionario de la Casa Blanca bajo anonimato.

En la misma línea se ha expresado Peter Navarro, asesor comercial de Trump, para quien el comentario «fue irónico y en un momento ligero del acto electoral».