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Cierra la central nuclear de Fessenheim, la más antigua del Estado francés

Con el cierre del segundo reactor de la central nuclear de Fessenheim, seis meses después de clausurar el primero, esta noche quedará fuera de servicio la central nuclear más antigua del Estado francés, un proceso que no terminará al menos hasta 2040.

Central nuclear de Fessenheim, junto al Rin y la frontera alemana. (Sebastien BOZON/AFP)
Central nuclear de Fessenheim, junto al Rin y la frontera alemana. (Sebastien BOZON/AFP)

La central nuclear de Fessenheim, la más antigua del Estado francés, será finalmente clausurada y desmantelada a partir de este lunes tras 43 años de existencia, una victoria para los militantes ecologistas del país, que coincide además con aumento electoral de la opción ecologista en las elecciones municipales del domingo.

El fin de la actividad en Fessenheim, junto a la frontera alemana a orillas del río Rin, se producirá así tras el parón del segundo de los dos reactores de la central, cuatro meses después del cierre del primero, que también tenía 900 megavatios.

Se abre así el procedimiento para el desmantelamiento, que durará unos quince años, incluyendo la evacuación del combustible radioactivo. El desmantelamiento no terminará hasta 2040, como muy pronto, 29 años después de que lo prometiera el enontces presidente francés, François Hollande.

La empresa de energía EDF había confirmado que la central sería desconectada durante la madrugada del martes, cuando el reactor alcanzará una potencia del 8%, pero el proceso se ha adelantado a esta misma tarde de lunes y debería consumarse poco antes de la medianoche.

El cierre de Fessenheim, reclamado durante años por los ecologistas, acabó siendo una promesa de campaña del expresidente socialista François Hollande mantenida por su sucesor, Emmanuel Macron, aunque el actual Ejecutivo lo ha justificado en una estrategia de «reequilibrio progresivo entre la electricidad de origen nuclear y la de origen renovable».

Su cierre busca además «continuar la rebaja de las emisiones de gases de efecto invernadero» con el cierre «de aquí a 2022» de las cuatro últimas centrales de carbón, según explicó el Gobierno en febrero.

Está programada de aquí a 2035 la desconexión de otros 12 de los 58 reactores nucleares que hay en funcionamiento ahora en el Estado francés, fecha en la que el Gobierno espera haber reducido en un 50 % la parte nuclear de la producción eléctrica, pero sin llevar a cabo desmantelamientos completos como el de Fesenheim.

El Estado francés genera actualmente el 70% de su energía con una producción nuclear, más  que ningún otro país del mundo.

Críticas de los empleados

Pero esta «victoria ecologista», que coincide además con el triunfo este domingo en las elecciones municipales de los partidos verdes en algunas de las ciudades más importantes de Francia, cuenta también con  detractores, especialmente entre los empleados de la planta y buena parte de los 2.300 habitantes de la ciudad.

Un sindicato de EDF calificó de «escándalo industrial y económico» la medida, al considerar que se trata de la primera central cerrada sin que haya razones técnicas de por medio porque su funcionamiento era «correcto», y consideró la decisión una rendición al «populismo electoral».

«Esta situación parece un genocidio económico, social y ecológico», escribió en Twitter la Confederación General de Trabajadores de la central.

Solo 60 empleados (de los 750 que había en 2017) trabajarán en las labores de desmantelamiento. EDF ha reasignado a cerca del 60% de los trabajadores, mientras que un centenar de subcontratistas participan en un proceso de reconversión laboral.

El Estado baraja varios proyectos para evitar el desplome económico de la zona, como la instalación de un centro piloto de descontaminación de metales radioactivos o una fábrica de biocombustibles, pero nada concreto hasta la fecha.