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Vox deja otro incendio en Loiola, con 12 furgonetas protegiendo a 30 ultras: hay dos detenidos

Bilbo, Donostia, Sestao, Irun... y hoy Loiola, ante el cuartel del Ejército español. Vox sigue llevando sus mensajes de odio pueblo a pueblo protegido por la Ertzaintza y con respuesta antifascista. Tras un brevísimo mitin, se suceden cargas y se ha quemado algún contenedor. Hay dos detenidos.

Ortega Smith, ante una ikurriña. (Juan Carlos RUIZ | FOKU)
Ortega Smith, ante una ikurriña. (Juan Carlos RUIZ | FOKU)

Enfrentamientos entre antifascistas y ertzainas han puesto colofón esta noche en el barrio donostiarra de Loiola (como antes en Bilbo o Sestao) al acto de Vox. Un mitin de apenas quince minutos, cargado de mensajes de odio y antivascos, y que en esta ocasión ha elegido como telón de fondo el cuartel del Ejército español.

El número dos de la formación, Javier Ortega Smith, ha iniciado con este acto una gira de fin de semana por Euskal Herria. También en Loiola ha encontrado respuesta Vox, con en torno a un centenar de personas concentradas para silbar y abuchear las soflamas ultraderechistas.

Apenas 30 personas conformaban el grupo de participantes y asistentes al acto, pero una decena de furgonetas de la Ertzaintza han tomado el lugar y las calles adyacentes. Tras cortar las calles contiguas para impedir acercarse a la plaza Latsari, se han producido enfrentamientos entre antifascistas y ertzainas.

En el transcurso de los mismos se han quemado algunos contenedores. Y el Departamento de Seguridad de Lakua ha confirmado la detención de dos personas, sin concretar la acusación por el momento.

La comitiva de Vox se ha quedado en el lugar durante cerca de una hora, según fuentes oficiales debido a motivos de seguridad dado que era complicada la salida de Loiola, aunque también en el centro de Donostia hace doce días decidieron prolongar su estancia con una comida, pese a la tensión que se estaba generando.

La respuesta del barrio donostiarra no solo se ha traducido en la concentración, sino en silbidos y sonido de cacerolas desde los balcones, donde había ikurriñas y otras enseñas reivindicativas. Además, los hosteleros han decidido bajar sus persianas en señal de repulsa a la provocación.