Iker BIZKARGUENAGA

Urkullu no cree en derecha e izquierda, pero sus apoyos están bastante escorados

Decía José María Aznar que su partido, y él mismo, eran de centro reformista. Cuánto había de cierto en esa afirmación lo puede juzgar cada uno. En esta campaña, Inigo Urkullu ha dicho que no cree en derechas e izquierdas, pero algunos de sus apoyos internacionales harían pasar por progresista al expresidente español.

Andoni Ortuzar, Mikel Burzako e Izaskun Bilbao, reciben a una delegación de UNITA en Sabin Etxea    (EAJ-PNV)
Andoni Ortuzar, Mikel Burzako e Izaskun Bilbao, reciben a una delegación de UNITA en Sabin Etxea (EAJ-PNV)

Inigo Urkullu ha declarado en varias ocasiones durante esta campaña que los conceptos de derecha e izquierda están anticuados, y que no tienen sentido en el debate político actual. Sin embargo, la nómina de apoyos internacionales que ha cosechado su candidatura tiene un evidente escoramiento a estribor, con algunos nombres llamativos ligados a la derecha e incluso la ultraderecha de la escena mundial.

Y es que, en un listado compuesto por una veintena de personas, encabezado por personalidades de renombre, también en Euskal Herria, como el ex primer ministro irlandés Bertie Ahern, el presidente del Ejecutivo de Córcega, Gilles Simeoni y el ex director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, entre otros, podemos encontrar algunas figuras llamativas, como el presidente de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), organización armada de carácter ultraderechista y anticomunista angoleña reconvertida en partido político –dejó las armas en 2002– o un importante miembro del equipo de Juan Guaidó que fue acusado de participar en el atentado cometido en 2018 contra Nicolás Maduro.

Intento de magnicidio

Eso es al menos lo que le imputa el Gobierno venezolano a Julio Borges. El expresidente de la Asamblea Nacional Venezolana (2017-2018), es representante de Guaidó –autoproclamado presidente interino del país hace año y medio, pero cuya figura ha languidecido pese al entusiasta apoyo de EEUU, la UE y los gobiernos derechistas de la región– en el Grupo de Lima, pero también es una persona señalada por el intento de magnicidio.

El 10 de agosto de 2018, el ministro de Información, Jorge Rodríguez, informó de que habían solicitado un código rojo ante la Interpol para capturar a Borges, a quien calificó de «asesino».

En concreto, se le acusaría de haber planificado los hechos y haber contactado con un diputado cercano a Guaidó para ayudar a pasar la frontera entre Venezuela y Colombia a algunos de los autores de las explosiones, llevadas a cabo con sendos drones, que se produjeron mientras Maduro estaba dando un discurso en la Avenida Bolivar de Caracas con motivo de la conmemoración de los 81 años de la creación de la Guardia Nacional Bolivariana.

Desde el entorno de Borges negaron las acusaciones y acusaron al Ejecutivo de haber torturado a quienes le implicaron en el atentado, pero el político caraqueño tuvo que abandonar el país. Desde entonces, se ha dedicado a ejercer el cometido encomendado por su jefe en la escena internacional, y ahí aparece también el PNV.

En noviembre de 2018, Borges estuvo en Bilbo, para impartir una conferencia invitado por la Fundación Sabino Arana, y hace un año, el 30 de mayo de 2019, Andoni Ortuzar se reunió con él en Costa Rica, en el marco del Congreso de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA).

UNITA: diamantes de sangre y mucho más

La cercanía de la formación jeltzale con los sectores más derechistas de Venezuela es histórica y conocida, también su apoyo a Guaidó. Más llamativa es, sin embargo, su vinculación con UNITA, un grupo creado en las postrimerías de la guerra de independencia de Angola y protagonista principal en la guerra civil que asoló al país africano en las décadas posteriores.

Apadrinado por la CIA, el Gobierno racista de Sudáfrica y por el dictador zaireño Mobutu Sese Seko, para hacer frente a la izquierda representada por el Movimiento Popular por la Liberación de Angola (MPLA) de Agostinho Neto, UNITA, liderado durante mucho tiempo por Jonás Savimbi, protagonizó una de las guerras más cruentas de la historia africana, en la que sus unidades ejercieron tácticas de tierra quemada, que incluían matanzas de aldeas enteras. Savimbi también recibió críticas por la utilización sistemática de menores secuestrados como soldados.

A finales de los 80 UNITA contaba con un ejército estimado unos 65.000 soldados y el apoyo total de Ronald Reagan en la guerra total contra «el imperio del mal», pero la batalla de Cuito Cuanavale, que duró un año y es conocida por ser la más grande en África desde la Segunda Guerra Mundial, se saldó con su derrota a manos de las tropas del Gobierno angoleño, apoyado por Cuba –la Sudáfrica del apartheid luchó junto a UNITA–, y aquello decantó la balanza a favor del MPLA.

Los años 90 estuvieron marcados por negociaciones, treguas y enfrentamientos, y de esos años es conocido que UNITA recurrió a los yacimientos de diamantes en el noreste para financiar sus campaña. Por eso, los diamantes que salieron de Angola en los años 90 y posteriores se llamaron «diamantes de sangre», ya que fueron obtenidos por esclavos del grupo derechista.

La muerte de Savimbi, el 22 de febrero de 2002, aceleró el fin de la guerra, con el cese de las actividades de UNITA, ya muy diezmada, y su reconversión en partido político, cuyo último presidente es Adalberto Costa Junior, uno de los firmantes del manifiesto en apoyo a Inigo Urkullu.

Costa Junior, vinculado a UNITA desde 1975, y que por tanto ha vivido en primera persona todo su recorrido, fue nombrado presidente del partido en noviembre de 2019, y entre quienes acudieron a Luanda a felicitarle estaba Mikel Burzako, responsable del área de Relaciones Internacionales del Euzkadi Buru Batzar del PNV.

En la nota de prensa remitida por la formación jeltzale se informa de que «la relación de EAJ-PNV y UNITA se remonta a los años 90, en plena guerra civil en Angola». Por tanto, a una época en la que UNITA seguía siendo una organización militar ultraderechista, con acciones como la que en marzo de 1998 acabó con la vida de doscientos civiles en la provincia de Malanje.

Tanto Costa Junior, como su antecesor, Isaías Samakuva, formaron parte de la delegación de UNITA que en 2017 fue recibida por Andoni Ortuzar en Sabin Etxea, sede de un partido que no es de izquierdas ni de derechas.