El Servicio de Acogida de Urgencia de la Diputación Foral de Bizkaia ha atendido en los últimos 16 años a un total de 1.443 mujeres víctimas de violencia de género, de las que casi la mitad acuden a este recurso acompañadas de sus hijos e hijas, lo que ha sumado 1.141 menores asistidos acompañantes de sus madres agredidas.

Según datos de la institución foral, desde el año 2004 el Servicio de Acogida de Urgencia ha prestado ayuda a cerca de 2.600 personas (incluida más de una decena de adultos dependientes de las mujeres atacadas).

Se da la circunstancia de que el 72,3% de las usuarias de este servicio foral en 2019 eran nacidas en el extranjero (un total de 81 mujeres, cifra que marca el valor absoluto más alto de desde 2004).

A lo largo de los últimos 16 años el perfil de las usuarias de este recurso se ha modificado en cuanto al lugar de nacimiento. La presencia de extranjeras ha aumentado en valores absolutos y relativos, coincidiendo con el declive de la demanda de autóctonas.

En el año 2007 el porcentaje de usuarias foráneas superó por primera vez al de autóctonas y desde entonces (a excepción de un año) se ha mantenido en niveles superiores, incluso por encima del 70% en el último año 2019.

Para superar las barreras idiomáticas derivadas de esta situación, el Servicio de Urgencia cuenta con un servicio de traducción, tanto telefónica como presencial, disponible en más de 50 idiomas.

112 mujeres en 2019

A lo largo de 2019 ingresaron en el Servicio de Acogida de Urgencia foral 112 mujeres. Cerca de la mitad (48%) lo hicieron acompañadas de sus hijas e hijos, un total de 85 (casi todos menores).

También ingresó una persona adulta dependiente, lo que sumó un volumen de 198 personas.

Este número de mujeres supone la cifra más elevada desde 2004. Por su parte, tanto el número de hijos e hijas, como el total de personas constituyen los segundos valores más altos a lo largo de los últimos 16 años.

La estancia media en el recurso fue de 10 días en 2019. Evolutivamente, la fluctuación del número de usuarias se ha visto acompañada en la primera década por un aumento progresivo de la duración media de la estancia. Si en 2004 la estancia media fue de cinco días, se incrementó durante los años siguientes hasta alcanzar un máximo de 21 días en 2014.

A partir de ese año descendió y durante los tres años posteriores se situó en torno a la quincena. Los últimos dos años mantienen la mejoría con respecto al máximo registrado en 2014 al tiempo que, en la globalidad del periodo, se confirma el incremento del tiempo de estancia, reflejo de la «creciente complejidad de los casos atendidos en el servicio, así como de las dificultades del sistema para responder con agilidad a la necesidad de acogida en recursos residenciales competencia de otras instituciones o áreas de atención», han explicado desde la Diputación.