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Este domingo arranca en la tierra batida de París el Roland Garros más incierto de los últimos años

El torneo no transitará por la primavera parisiense, como es costumbre, lo que obligará a los tenistas y, sobre todo, a Rafa Nadal, que ha reinado sobre la tierra batida en los tres últimos lustros, a afrontar un reto nuevo: intentar ganar su torneo favorito en otoño.

Svitolina llega a París como campeona en Estrasburgo. (Michel GRASSO/WTA)
Svitolina llega a París como campeona en Estrasburgo. (Michel GRASSO/WTA)

Roland Garros ya está aquí. Desplazado por la pandemia, el Grand Slam de tierra batida se jugará en condiciones de extrema vigilancia sanitaria, y con una situación que empeora de forma preocupante en el Estado francés, lo que ha obligado al Gobierno a incrementar las medidas de seguridad.

Solo 1.000 espectadores podrán entrar cada día a un recinto que no mostrará el bullicio de ocasiones anteriores. Será una edición singular, en el que las lluvias del otoño pondrán a prueba el recién construido techo retráctil de la pista central, que en cualquier caso no estará al abrigo de las bajas temperaturas.

En busca de su vigésimo Grand Slam, que le igualaría con el suizo Roger Federer, Rafa Nadal tendrá que poner a prueba su legendaria capacidad de adaptación, de reinventarse para ganar, la misma receta que le ha permitido elaborar un excelso palmarés incluso allí donde no se le esperaba.

Hasta ahora, Roland Garros ha sido su reino y en esta ocasión buscará su 13º título en París. A Nadal no le quedan récords por batir en esta tierra batida, pero la nueva situación puede servirle para encontrar una motivación suplementaria.

Frente al manacorí, el serbio Novak Djokovic, que conservará el número 1 del mundo pase lo que pase en esta quincena, aparece como su principal rival. Su victoria en Roma vuelve a posicionarle como el tenista completo que es, con la asignatura pendiente de arrebatar a Nadal el Grand Slam de tierra batida en un año en el que el español esté en buena condición.

Sería la segunda Copa de los Mosqueteros para el serbio, el grande que menos veces ha celebrado, una espina clavada en su ambición que, de nuevo, buscará sacarse este año. De lograrlo, sumaría 18 grandes y se quedaría a uno de Nadal.

Otro que buscará la gloria son el austríaco Dominic Thiem. El reciente ganador del US Open demostró en Nueva York que es el aspirante más serio a desafiar el dominio de los dos gigantes.

El ruso Daniil Medvedev, en una temporada muy irregular, tiene una oportunidad de regresar al nivel del año pasado en Roland Garros. y entre los jóvenes figura el griego Stefanos Tsitsipas, que llega con el viento de cola de su buen torneo de Hamburgo; el alemán Alexander Zverev, animado por su reciente final en Nueva York; o el italiano Matteo Berrettini. Todos ellos aspiran a batir récords de precocidad.

Cuadro femenino

El cuadro femenino de Roland Garros se presenta más abierto que nunca tras la renuncia de la australiana Ashleigh Barty a defender su título por miedo a la pandemia, lo que se añade a la baja de la japonesa Naomi Osaka, tercera jugadora del mundo y reciente ganadora en el US Open.

Así, la rumana Simona Halep, ganadora en 2018, emerge como la principal candidata a alzar su segunda Copa Suzanne Lenglen y el tercer Grand Slam de su carrera, a sus 29 años.

La jugadora ha disputado dos torneos esta temporada, los de Praga y Roma, y en ambos ha sido la ganadora, lo que le convierte en la favorita número uno de una edición en la que la Covid-19 ha perturbado la preparación de todas las jugadoras. Y eso hace más imprevisible que de costumbre hacer pronósticos.

En la lista de favoritas también aparece Serena Williams. Roland Garros no ha sido nunca su torneo favorito, pero lo ha ganado en tres ocasiones, la última en 2015. Ahora busca un cuarto que le igualaría con la belga Justine Henin, después de que en 2019, físicamente mermada, no pudiera superar la tercera ronda.

Esta edición será una nueva oportunidad también para la checa Karolina Pliskova, que parte como segunda cabeza de serie en el torneo y que pretende, al fin, hacer algo importante en un Grand Slam.

Lo mismo que la ucraniana Elina Svitolina, que afronta el torneo con el cartel de tercera favorita y que nunca ha superado las semifinales de un Grand Slam. Ahora se presenta tras ganar este sábado el torneo de Estrasburgo, tras derrotar a la kazaja Elena Rybakina por 6-4, 1-6 y 6-2 en casi dos horas de partido.

En cuanto a Garbiñe Muguruza, llega como undécima cabeza de serie. La ganadora de 2016 se crece en los grandes como demostró a principios de temporada, cuando alcanzó la final del Abierto de Australia.

Tras el parón por la pandemia, su retorno a las pistas también fue brillante tras un irregular US Open en el que cayó en segunda ronda.

En Roma, ya sobre tierra batida, la vasco-venezolana alcanzó la semifinal, donde puso contra las cuerdas a la rumana Halep, que acabó ganando el torneo.