Una hora ha empleado Unai Rementeria en exponer su diagnóstico de la situación y de las propuestas que plantea ante un escenario inédito. «La única certeza es la incertidumbre: no sabemos qué pasará la próxima semana, el próximo mes; no sabemos cómo evolucionará la enfermedad, cuándo llegará la vacuna, cómo afectará a nuestra vida, a nuestra economía…», ha reconocido.

Ha comenzado citando a las 1.113 personas que han fallecido a causa del covid-19 en estos meses, especialmente a las personas mayores, y cómo el virus ha sacudido a la economía, con una estimación de caída del PIB del 10,5%.

«La situación económica es mala, con incógnitas abiertas de mucho peso que nos afectan a todas y todos: cómo vamos a cerrar el año, con qué desviación respecto a lo presupuestado, cómo va a afectar al presupuesto de 2021, incluso cuándo vamos a poder presentar ese presupuesto», ha confesado.

Rementeria ha evitado caer en el catastrofismo, diciendo que hay sectores como el eléctrico, tecnológico, automoción, bicicleta, distribución alimentaria e industria farmacéutica que evolucionan bien. También la recuperación «progresiva» del consumo y la demanda interna.

Centro de emprendimiento

Lo más urgente para Rementeria es recuperar y generar actividad económica y empleo, y ahí ha dicho es pieza clave el Centro Internacional de Emprendimiento de la Torre Bizkaia. «Vamos a crear un ecosistema ideal para emprender y para reforzar a las empresas que ya tenemos, conectado al resto de ecosistemas mundiales y centrado en los sectores tractores de Bizkaia: la energía, la movilidad y la gastronomía, con la tecnología, la inteligencia artificial y el dato como nexo común», ha manifestado.

Respecto a las críticas, especialmente a raíz de que se haya conocido que PwC va a ser el adjudicatario, ha dicho que son las mismas voces que llevan 40 años posicionándose en contra de la mayoría de los proyectos.

Otro gran eje es «mejorar y modernizar» la acción social a través, entre otras herramientas, del programa 'Etxetik', de apoyo a la permanencia en el hogar de las personas en situación de dependencia, con el objetivo de «prestar servicios especiales de apoyo profesional en el domicilio, complementarios a los cuidados informales»

«Este es uno de los principales retos, envejecer donde cada persona quiere, en su hogar, en su casa», ha destacado, añadiendo que es «un desafío que requiere un sistema de apoyos y cuidados en el hogar basado en la tecnología, con monitorización permanente, combinado con servicios especializados en un centro de referencia en el entorno próximo al domicilio, que incorpore cuidados sociales y sanitarios, y dirigido no solo a las personas cuidadas, sino también a las personas cuidadoras».

Transformar las residencias

La hoja de ruta para transformar las residencias pasa por impulsar la especialización de la red actual y establecer tipologías. Primero, residencias abiertas a la comunidad, hogares para las personas, no sanitarizados, organizados en unidades convivenciales de pequeño tamaño (15-20 personas), prioritariamente en entornos urbanos, y con interacción comunitaria, con espacios de convivencia entre distintas generaciones.

«A nivel comarcal, designar un centro residencial de referencia que pueda dar apoyos especializados: formación, capacidad asistencial, orientación, coordinación, recursos compartidos... y que actúe como centro guía en casos de cuidados más complejos, con un componente sanitario y especialización mayor, que sirva, por ejemplo, también para la rehabilitación tras estancias hospitalarias, ha detallado Unai Rementeria en otro pasaje de su intervención.