Natxo MATXIN

Eibar y Osasuna se reparten los puntos de Ipurua en un derbi de fútbol directo (0-0)

Eibar y Osasuna han empatado sin goles en Ipurua, en un derbi de mucha pugna y pocas exquisiteces, marcado por el fútbol directo y en el que ambas escuadras vascas han carecido de acierto en las varias ocasiones de que han dispuesto. [Estadísticas del partido]

Eibar y Osasuna se han dejado la piel sobre el césped de Ipurua, pero con escaso acierto en ambas áreas. (Jon URBE/FOKU)
Eibar y Osasuna se han dejado la piel sobre el césped de Ipurua, pero con escaso acierto en ambas áreas. (Jon URBE/FOKU)

Armeros y rojillos se han batido el cuero en un derbi que ha finalizado sin goles en el marcador, pese a que los dos conjuntos vascos han dispuesto de sus oportunidades en un derbi en el que el centro del campo ha carecido de protagonismo y ha faltado eficacia de cara al marco rival.

Osasuna ha finalizado el choque en inferioridad, tras la expulsión de Moncayola por doble amarilla en el 88, y se ha tenido que retirar en la primera parte lesionado Calleri en su rodilla derecha, con un primer parte médico de «afectación del ligamento lateral interno».

Como cabía esperar, el partido ha sido intenso, con dos equipos muy similares en su propuesta futbolística, con una presión muy elevada, defensa adelantada y siempre pendientes de aprovechar las segundas jugadas. El duelo entre dos Garcías, Kike y David, ha sido claro ejemplo de lo que se ha vivido sobre el verde, un enfrentamiento al que solo le ha faltado la guinda de los goles.

Sin concesiones por ninguno de ambos bandos en cada pelota dividida, el dominio también ha sido alterno, con fases en las que los de Mendilibar han tomado la iniciativa y el acoso, y otras en las que han sido los de Arrasate quienes han llevado la batuta.

De hecho, han sido los navarros quienes mejor se han ubicado sobre el césped en los primeros compases del derbi, en el que con apenas diez segundos cumplidos, Atienza ya ha visto la amarilla, aunque el joven futbolista ha sabido sobrellevar esa carga durante el resto del encuentro.

Enric Gallego, por partida doble, y Calleri han sembrado el pánico en la defensa azulgrana durante el primer cuarto de hora, hasta que Mendilibar ha decidido reajustar su defensa para contrarrestar el juego aéreo de las dos torres rojillas.

A partir de ahí, los anfitriones se han manejado bastante mejor, con un Inui incisivo por banda izquierda y que le ha dado mucho trabajo a Roncaglia y Herrera. El guardameta burgalés le ha negado al nipón el 1-0 en el minuto 24, tras gran jugada individual del extremo culminada con un disparo envenenado al que ha respondido la estirada del cancerbero rojillo.

La lesión fortuita de Calleri casi a la media hora de juego al intentar taponar un despeje de Burgos ha trastocado parcialmente los planes de Arrasate, que se ha visto obligado a colocar a Rubén García como media punta, pasar a Kike Barja a la derecha y dejar el carril zurdo para la entrada de Jony.

El Eibar ha saltado más mandón tras el descanso, liderado en ataque de nuevo por un Inui que ha sido protagonista hasta que le ha durado la gasolina. Osasuna se ha defendido con orden en ese tramo, aunque muy metido en propia área por el acoso sin cuartel del cuadro armero.

Poco a poco, los visitantes se han ido zafando de esa presión y también han dispuesto de sus oportunidades, sobre todo con un remate con la coronilla de David García que se ha marchado pegado al poste.

Precisamente en el palo ha golpeado el zurdazo raso de Bryan cuando solo llevaba cinco minutos sobre el campo. El de Barbate y el mencionado Jony han sido intérpretes principales en el último tramo del encuentro. Del asturiano ha partido una contra que a punto ha estado de convertirse en autogol de Burgos, pero la manopla del felino Dimitrovic ha conseguido desviar la trayectoria.

Estaba destinado que el derbi finalizase sin goles y solo la expulsión casi al final del tiempo reglamentario de Moncayola le ha añadido un poco más de pimienta para el arreón postrero del Eibar en busca de los tres puntos, pero Osasuna ha sabido contener ese empujón local con disciplina.

Al final, reparto de puntos justo a la vista de los méritos contraídos por una y otra escuadra, que se han dejado la piel, pero a las que les ha faltado el suficiente colmillo como para desequilibar el raquítico marcador final.