Alberto Pradilla
Alberto Pradilla

El régimen no da entrevistas a GARA

Nuestros lectores no han podido ver en las páginas de GARA entrevistas con Javier Esparza, María Chivite, Pablo Zalba o Diego Paños. Las ausencias no se deben a que hayamos pretendido reproducir una visión reducciconista de la realidad de Nafarroa o a que, por exceso de trabajo, optásemos por no escuchar cuáles son sus propuestas de cara al 24 de mayo. No nos confundamos. Si no han salido es porque no han querido. Tanto UPN como PSN, PP y Ciudadanos recibieron sus peticiones de entrevista y declinaron aparecer en nuestras páginas. En algunos casos rechazando el interrogatorio directamente, sin pensárselo dos veces. En otros, mareando la perdiz, creyendo que, cuanto más tiempo transcurriese, o bien se nos olvidaría o bien tendrían más fácil decir que ya no les cuadraba en la agenda, pese a que la solicitud estaba formulada con suficiente tiempo de antelación. La corrección política termina cuando, en el momento en el que llega la negativa, te encuentras con balbuceos ininteligibles o excusas peregrinas que pretenden disfrazar un hecho irrefutable: que este, como ocurre con otros, es un periódico al que la Navarra oficial no concede entrevistas.

Cada cual es libre de responder a las preguntas de quien considere oportuno, faltaría más. Tampoco es agradable convertir nuestro trabajo en noticia ni pedir que nos dejen realizarlo con normalidad. Sin embargo, resulta significativo el hecho de que UPN, PP, PSN y Ciudadanos hayan declinado ser entrevistados y cubrir la demanda informativa de nuestros lectores. Lo primero, porque es una falta de respeto hacia ellos. Lo segundo, porque el veto en bloque deja claro que la falta de pluralidad es todavía una forma de hacer del régimen y los partidos que lo sustentan o aspiran a convertirse en su recambio. Es cierto que existen diferentes voces mediáticas, pero también que se impone una línea roja que delimita a los «buenos navarros» de quienes no salen en la foto.

La marginación política de una parte de la sociedad navarra no solo se circunscribió a la década ominosa de ilegalización. Es algo más profundo y que llegó a ampliarse a todo aquel que no formaba parte del imaginario folklórico de UPN y PSN (en aquel momento el PP no existía y Ciudadanos era solo una costilla en formación). Tampoco creo que se pueda hablar de esta práctica excluyente todavía en pasado. El intento de construir una fotografía que desenfoque a una parte de los navarros está en el ADN del régimen y, pese a no encontrar ya excusa para la invisibilización, esta se sigue practicando sin pudor. El respeto al pluralismo y entender que hay sensibilidades al margen de esa Navarra oficial que se descompone es una de las tareas pendientes. Durante mucho tiempo, creyéndose intocables, los líderes de UPN y PSN han actuado con arrogancia y desprecio. No solo con GARA, obviamente. Pero también con nosotros. La Nafarroa plural del cambio tiene, por definición, que ser diferente. Como contribución nosotros seguiremos, como hemos hecho en estas elecciones, ofreciéndoles nuestras páginas para responder a las preguntas que estimemos oportunas. No tengan miedo en retratarse. Así funcionan las sociedades democráticas.

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