Beñat Zarrabeitia

Cuando Chewbacca jugó en el Real Madrid

 

 

El próximo 18 de diciembre se estrenará «El despertar de la fuerza», séptima entrega de la saga de Star Wars. La película será dirigida por J.J. Abrams y ha generado una enorme expectación después de la sensación de cierta decepción que dejó la segunda trilogía, la que contaba los episodios I, II y III. Ahora, con el retorno de la vieja guardia y la presencia de Mark Hammil, Carrie Fisher interpretando los míticos papeles de Luke Skywalker, la princesa Leia y Han Solo, los seguidores de la saga esperan con impaciencia.

En una reciente entrevista con el periodista Pablo Scarpellini, un ya septuagenario Harrison Ford advertía que «estamos aquí para confirmar que no la hemos cagado con Star Wars. Me importa un carajo si se baten récords o no». Toda una declaración de intenciones. Su papel en la saga es indivisible de los de la Princesa Leia y Chewbacca. Y es ahí donde precisamente aparece la relación directa con el deporte.

El personaje del enorme acompañante peludo de Han Solo ha sido representado por el actor Peter Mayhew en todos los filmes de la saga, incluyendo el que está a punto de ver la luz. Sin embargo, en 1983, durante el rodaje de «El retorno del Jedi» padeció una enfermedad que le apartó del mismo durante un tiempo. Mayhew, que cuenta con una altura de 2’18 fue sustituido por un hombre procedente del mundo del baloncesto: Mark McNamara.

 

 

Según contó el propio jugador en una entrevista concedida en diciembre de 1988 al diario LA Times, McNamara estuvo durante seis semanas ejerciendo el papel de Chewbacca, completamente tapado por el caluroso traje de carismático personaje. Lo que ocurre es que dichas escenas no forman parte del montaje final de la cinta dirigida por el realizador galés Richard Marquand. Dos fueron los motivos esgrimidos para desechar sus actuaciones, la diferencia de altura entre Mayhew y el jugador de basket era de siete centímetros y gran diferencia en los gestos y movimientos de ambos Chewbacca. Hecho que podría provocar que los espectadores advirtiesen con facilidad que había dos personas diferentes debajo del acompañante de Han Solo. Así las cosas, una vez recuperado, Mayhew tuvo que volver a rodar todas las escenas.

Sin embargo, al jugador de baloncesto no le fue tan mal, ya que tras el rodaje fue reclamado para participar como doble en la serie televisiva La Batalla del Planeta de los Ewoks en la que ejerció como doble. Según contaba en la entrevista con el rotativo californiano, «hice todos los trucos y movimientos de Chewbacca. Realmente, fue una buena experiencia para mí. Me sirvió para conseguir un papel en la película televisiva basada en los Ewoks. Hice un montón de acrobacias, también, para los personajes principales».

Todo un campeón de la NBA

1983 fue un año movido, intenso y existoso para Mark McNamara. Un pivot de 2’11 que durante la temporada 82-83 se encargó de dar descanso al mítico Moses Malone -de reciente actualidad debido a su triste fallecimiento el pasado 13 de septiembre- en los Philadelphia 76ers. El equipo de Pensilvania se proclamó campeón de la NBA, siendo considerado por la propia web de la competición como uno de los 10 mejores conjuntos de la historia, gracias a contar en sus filas a jugadores como Julius Erving, Bobby Jones, Clint Robinson, Andrew Toney, Mo Cheeks o el propio Moses Malone. El roster lo completaban, además de McNamara, otros dos baloncestistas que posteriormente se alinearían en la Liga ACB, es el caso de Reggie Johnson en el Joventut y de Marc Iavaroni en Málaga.

 

 

Aquellos fueron los años en los que la ciudad pasaba por ser una de las capitales del cine americano, fundamentalmente debido a la saga de «Rocky» y la emblemática escena en la que Sylverster Stallone sube los escalones del Museo de Arte de Filadelfia. Actualmente, el centro cultural que ha albergado obras de gran éxito como las exposiciones de Paul Cezanne o Salvador Dalí, cuenta con una estatua bautizada como «Rocky Steps» en honor a la mencionada secuencia. Tal es su impacto en la cultura popular que presidentes de los EEUU como Bill Clinton o Barack Obama han realizado diversos actos ante la misma. Años después, la ciudad también se vinculó estrechamente al cine de la mano de Jonathan Demme y su película «Philadelphia», en la que narraba la realidad de un portador del VIH encarnado por Tom Hanks.

Sin embargo, la carrera de McNamara en las canchas prosiguió lejos de Pensilvania, siendo los San Antonio Spurs su siguiente destino. Allí, en lo personal completó su mejor temporada, ya que durante el curso 83-84 firmó más de cinco puntos y cuatro rebotes por noche durante setenta partidos. Unos números que no le sirvieron para poder librarse de ser enviado a la extinta franquicia de los Kansas City Kings. En 1986, tras haber sido cortado por los Milwaukee Bucks antes de empezar la liga regular, dio su primer salto a Europa. En primera instancia para jugar en el Livorno italiano, pero tras no convencer en la Lega, cogió las maletas para enrolarse en las filas del Caja de Ronda de Málaga, cuyo equipo militaba en la entonces conocida como Primera B, el equivalente a la segunda división.

De regreso a la NBA, volvió a encontrar acomodo en los Philadelphia 76ers, donde disputó dos temporada más con estadísticas algo mejores que en su primera experiencia. En 1988 fue reclutado por Los Ángeles Lakers de Pat Riley, en el ocaso de la era del showtime. Encargado de dar descanso a Kareem Abdul-Jabbar, Worthy o un incipiente Vlade Divac, disputó un total de 77 partidos con la camiseta angelina. Su última experiencia en la mejor liga del mundo fue con unos recién nacidos Orlando Magic, un equipo en el que únicamente jugó dos encuentros.

 

 

Breve paso por Murcia y temporero blanco

Era la temporada 90-91, en el curso en el que el Juver Murcia se estrenaba en la ACB, después de haber ascendido merced a un polémico play-off de ascenso ante el Obradoiro. Los gallegos denunciaron la alineación indebida del argentino Esteban Pérez en las filas del equipo murciano ya que al parecer su DNI español era falso. Una irregularidad que se demostró con el tiempo y que provocó que 17 años después de aquella eliminatoria, el Tribunal Supremo obligase a la ACB a admitir al Obradoiro en su seno. En la pista, el Juver se hizo con el triunfo mediante una destacada actuación de JJ Davalillo, que no mucho tiempo antes había salido de Bilbao tras un enfrentamiento con Joxean Figueroa. Una disputa que recordó de forma más modesta al cisma entre Clemente y Sarabia en el Athletic y que en el caso baloncestístico contó con la mediación del periodista José María García.

Precisamente de la capital vizcaína llegó Tom Gneiting, una de las apuestas murcianas en busca de la permanencia, pero apenas duró 25 partidos en Murcia. En busca de puntos y dureza en la zona, ficharon al argentino Ruben Scolari. Sin embargo, una inoportuna lesión del protagonista, al igual que en Star Wars, le abrió las puertas del equipo a McNamara. En apenas siete partidos, hizo más de 21 puntos y 13 rebotes por noche, pero su contrato expiraba junto a la recuperación de Scolari. Su aportación fue determinante para la salvación de los murcianos.

Sus cifras dejaron un buen sabor de boca en la ACB, lo que en septiembre de 1991 le sirvió para fichar por el Real Madrid. Los blancos contaban con una pareja de extranjeros formada por Mark Simpson –exjugador del Caja Bilbao y al que el difunto Andrés Montes describiría con aquello de «raza blanca, tirador»- y el pivot Ricky Brown. Un interior que había anotado cerca de 20 puntos por noche durante dos temporadas en Málaga. No eran tiempos fáciles para los merengues, ya que vivían una época de transición marcada por la tragedia. Y es que el abrupto fallecimiento de Fernando Martín en accidente de tráfico el 3 de diciembre de 1989 les dejó huérfanos de liderazgo. Por si fuera poco, en marzo de 1991, durante la disputa de la final de la Copa Korac, el veterano entrenador donostiarra Ignacio Pinedo –al mando del equipo tras el cese de Wayne Brabender- sufrió un infarto en pleno partido. Murió tras pasar cinco meses en coma profundo.

 

 

Eran los años en los que el Real Madrid buscaba el «anti Norris», lo que venía a ser un remedio para impedir el dominio que ejercía el pivot del Barcelona Audie Norris en la ACB. En la búsqueda de dicho antídoto, los blancos volvieron a confiar en los entonces revolucionarios métodos importados por George Karl desde la NBA. No obstante, carecieron del efecto deseado y fue destituido a mitad de temporada.

Nada más arrancar la temporada 91-92, unos problemas físicos de Brown provocaron que el Madrid se hiciese con los servicios de McNamara. Los medios de comunicación de la época pronto informaron de su historia. El conjunto blanco acababa de fichar a Chewbacca, las chanzas tampoco se hicieron esperar, especialmente una portada del diario As. Su debut se produjo frente al Baskonia, siendo su mejor actuación contra el Forum Filatélico de Valladolid en el que jugaba Arvydas Sabonis. McNamara anotó 18 puntos ante el lituano. Después de siete partidos y el retorno de Brown, los blancos le dieron la baja. En la red se puede ver el choque completo que enfrentó al Real Madrid ante el Coren Ourense en tierras gallegas, encuentro en el que McNamara fue titular.

 

 

Una enfermedad le ha llevado a Alaska

McNamara volvió a EEUU y su último equipo antes de colgar las botas fueron los Rapid City Thrillers de la CBA. Posteriormente, según contó en 2013 en el portal digital Espacio Liga Endesa, «en 1996 estaba trabajando para los Toronto Raptors como ojeador y entrenador y tuve neumonía tres veces en un año y medio. Los médicos me dijeron que abandonase o me moriría, pero no sabían que tenía. Así es que me mudé a una pequeña cabaña en las montañas de California y me dediqué a ser guardia forestal. Al mismo tiempo, me daba tiempo para entrenar altruistamente. Pero empecé a enfermar más a menudo. Me fui a Alaska en el 2005 porque amaba su naturaleza salvaje y aquí estoy todavía. En el 2009 estuve muy mal y finalmente descubrieron que tenía deficiencia de alpha-1 antritipsina. Recibo una inyección semanal para contrarrestar sus efectos». Una enfermada poco habitual y que tiene su base en un transtorno genético hereditario que puede ocasionar en la tercera y cuarta década de vida una enfermedad pulmonar obstructiva de carácter crónico.

Actualmente cuenta con 56 años y sigue vivendo en Alaska donde desarrolla una labor de edición de documentales en torno a la fauna local mientras continúa con su tratamiento. Sigue vinculado al baloncesto a través del Alaska Haines, equipo colegial que ha ganado varios campeonatos locales.

 

No se puede negar que la vida de Mark McNamara cuente con un entretenido guion. Integrante de uno los 10 mejores equipos de la historia de la NBA y parte también de una de las sagas cinematográficas más importantes de todos los tiempos. En ambos casos, en cierta medida, su papel residual alimenta su leyenda como mito underground. Y es que no todo el mundo puede decir que ha trabajado con George Lucas, Harrison Ford, Moses Malone, Julius Erving, Kareem Abdul-Jabbar o Magic Johnson. De un Lejana Galaxia a Alaska, de los Sixers al Real Madrid. Casi nada, digno de una vida de película.