XANDRA ROMERO
SALUD

¿Desnutridos en el hospital?

Un hospital de València se ha convertido en el primer centro sanitario público de la Comunitat Valenciana en evaluar el riesgo de desnutrición en cada uno de los pacientes que ingresan en el área de hospitalización. El centro ha implantado una herramienta de cribado nutricional de forma protocolizada, destinada a detectar de una manera precoz y sencilla a los pacientes que puedan encontrarse en esa situación, ya sea de forma leve, moderada o grave.

Pero, ¿por qué es noticia algo así? Pues porque hace años que sabemos que alrededor del 26,4% de los pacientes salen desnutridos de los hospitales del Estado español, porcentaje que sube al 74,3 % en mayores de 75 años. Algunos, concretamente un 35%, ya ingresan con algún grado de carencia, aunque sea leve, y un 18% de los que son hospitalizados en buen estado nutricional desarrollan desnutrición durante su estancia hospitalaria.

Concretamente, la más frecuente es la de tipo calórico, es decir, insuficiente grasa corporal que asegure un correcto funcionamiento del organismo, seguida de la mixta y la proteica (desnutrición a costa del músculo). En cuanto al grado, predomina la desnutrición leve sobre la moderada y la grave, aunque no podemos olvidar que, aunque sea leve, si no se pone solución a esta situación, la previsión es que empeore.

Que los pacientes salgan del hospital con mayor desnutrición de la que traían o incluso sin haber entrado desnutridos no es solo una vergüenza desde el punto de vista clínico o sanitario… sino que los pacientes mal alimentados nos cuestan un 35% más, pues suponen un sobrecoste medio de hospitalización de 767 euros debido a que aumentan su estancia en el hospital una media de 2,5 días.

Las investigaciones llevadas a cabo en esta línea dejan en evidencia el sobrecoste de la desnutrición hospitalaria que, en 2014, supuso un exceso de gasto de 646.419 euros en el servicio de Medicina Interna. Cuanto menos sorprendente, ¿no? Pero es que el impacto clínico no se queda atrás; el simple hecho de poder detectarla, por el riesgo que supone en sí misma, además de una intervención temprana, resultan claves en el proceso de recuperación del paciente puesto que acelera su mejora y calidad de vida futura, disminuyendo la estancia hospitalaria y la posibilidad de reingresos. Y en algunos casos, puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.

Pero insisto, ¿por qué es noticia algo así? Porque, a pesar de las cifras y las repercusiones sanitarias y económicas, en la mayoría de los hospitales públicos del Estado no se realiza ningún un cribado nutricional al ingreso hospitalario de forma protocolizada y sistemática. Es decir, no se evalúa el estado nutricional de los pacientes. Y, de nuevo, se preguntarán el por qué… Una de las causas es el escaso control alimentario en los hospitales, debido a que no existe una figura capacitada para desempeñar la función de recomendar dietas a los afectados, ya que el Estado español es el único de la Unión Europea que no cuenta con el dietista-nutricionista en la Sanidad pública, ni en atención primaria, hospitalaria o especializada, a pesar de que exista un servicio al que llaman Unidad de Nutrición o algo similar. Curioso, cuando menos.

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